Antonio Gershenson

Empresas y política en Estados Unidos

Se ha mencionado que las principales empresas petroleras tienen un peso importante en el actual gobierno estadunidense. También en el gobierno de Bush padre y en el de Gerald Ford, y antes. Un ejemplo es el de la Chevron Texaco, antes Chevron, antes Standard Oil of California.

Carla Hills, negociadora del TLC y encargada de comercio con Bush padre, fue antes de encargarse de estas funciones miembro del consejo de administración de esta empresa. Lo mismo ocurre con Condoleezza Rice, ahora encargada de la Seguridad Nacional. Sin embargo, eso no quiere decir que los petroleros y el gobierno sean lo mismo en el vecino país. La política es de tal manera compleja que requiere de los gobernantes un sistema de alianzas con diversas fuerzas importantes de su país. De ahí que la entrada de la Bechtel a la lista de las empresas favorecidas con contratos de reconstrucción en Irak merezca un análisis especial.

Como es sabido, con la urgencia ligada a la guerra se ha pasado por alto el procedimiento de concurso o licitación, y los enormes contratos se han adjudicado directamente. Y el caso de Bechtel no ha sido excepción en este sentido.

Esta empresa se inicia en el ramo de la construcción. Pero uno de sus pasos hacia las grandes obras es su participación en la energía nuclear, en particular para generar electricidad. El entonces presidente de la compañía, George Schultz, tuvo un diferendo público con el gobierno de Carter por su política de no proliferación nuclear, que bloqueaba algunos negocios en esta rama. Claro, apoyó a Reagan contra el intento de Carter de lograr la relección, acción que tuvo éxito.

El periodo en el que fue mayor la influencia de la Bechtel en la política estadunidense fue precisamente el de Ronald Reagan. Desde 1982, el hasta entonces presidente de la Bechtel, George P. Schultz, fue su secretario de Estado. Es este el principal puesto del gabinete en ese país y, en caso de falta absoluta del presidente y el vicepresidente, la línea sucesoria para la presidencia, después de los presidentes de las cámaras legislativas, pasa primero por el secretario de Estado y luego por los otros miembros del gabinete. Y es que para ese país la política exterior ha sido primordial.

Este no fue el único puesto de un ex funcionario de la Bechtel en ese gobierno, o de accionistas de esa empresa. W. Kenneth Davis, vicepresidente de Bechtel, empresa en la que estuvo 22 años, fue subsecretario de Energía. Caspar Weinberger, al asumir la Secretaría de la Defensa del mismo gobierno, tenía más de 400 mil dólares en acciones del grupo Bechtel y de una de sus subsidiarias, y recibió, en el mismo año de 1981, sueldos de subsidiarias del mismo grupo por más de 500 mil dólares.

Hay que recordar que en el periodo de Reagan se impulsó la carrera armamentista, y en particular la llamada guerra de las galaxias, un sistema que pararía y acabaría a los cohetes enemigos, terminando con el "equilibrio del terror": esa situación en la que la forma de evitar una guerra atómica era el conocimiento de que el atacante sería igualmente destruido en una magnitud gigantesca.

El elemento del aumento importante en el gasto militar también ahora se produce. Y se produce por primera vez desde la terminación de la llamada guerra fría. No se había dado por falta de un enemigo que justificara tan enorme inversión. Ahora se ha detectado y amplificado al enemigo: el terrorismo. Sin embargo, atacar a grupos relativamente pequeños que pudieran querer cometer atentados con armamento pesado e incluso nuclear (por primera vez desde el fin de la guerra fría se están reactivando actividades militares nucleares) es como querer matar pulgas a cañonazos.

Si alguna lógica puede tener todo este asunto sería en el lado económico: buscar la reactivación económica por la vía de las industrias militares, además de la petrolera y gasera. Y a esto correspondería un sistema de alianzas específico. En los próximos meses veremos si así es