Silvia Gómez Tagle

ƑDónde quedó el trabajo?

La pregunta sigue siendo hoy, como ayer, Día del Trabajo, el centro de las preocupaciones de quienes pensamos México como nación autónoma, soberana (con todo lo relativo que tenga el término en un mundo globalizado) y con viabilidad económica. Por eso hoy nos preguntamos, Ƒdónde quedó el trabajo?, porque pareciera que finalmente lo más urgente en este momento para todos los sectores sociales es la creación de em-pleos que no sólo impidan que los mexicanos se vean obligados a emigrar, sino que además ofrezcan condiciones mínimas para una vida digna.

El neoliberalismo extremista al que se han doblegado acríticamente los gobiernos priístas primero, y ahora el de Vicente Fox, se ha traducido en la polarización productiva y de los trabajadores, además de que no ha podido resolver el problema de la demanda, debido a que parte del falso supuesto de que ésta se ajusta automáticamente. Si el mercado internacional se ha convertido en campo de batalla es precisamente porque lo que unos ganan otros lo pierden y el crecimiento económico sigue siendo muy lento.

La integración económica de México con Estados Unidos ha crecido exponencialmente en los últimos 20 años, alcanzando proporciones que nos hacen pensar en cambios cualitativos en las relaciones entre ambos países. Gustavo Verduzco en un reciente trabajo de investigación titulado Mexican Labor Force and Economic Interaction in North America (In Defense of the Alien. Vol. xxiv) ilustra esta interdependencia.

La población ilegal de mexicanos en Estados Unidos crece a razón de 150 mil trabajadores anuales, lo que representa 54 por ciento del total de ilegales en ese país, tanto así que casi 20 por ciento de la fuerza de trabajo mexicana se encuentra en el otro lado de la frontera, una fuerza de trabajo joven y con un promedio de escolaridad relativamente alto, lo cual significa una pérdida de capital humano irreparable.

En la actualidad los trabajadores mexicanos remiten aproximadamente 7 mil millones de dólares (tres cuartas partes más de lo que envíaban en 1995) y uno de cada cinco hogares mexicanos recibe dinero proveniente de Estados Unidos.

En el modelo neoliberal el capital financiero disfruta de una situación privilegiada porque tiene mayor movilidad que otros factores de la producción; la globalización del mercado financiero ha reducido la habilidad de los estados-nación para regular al capital porque éste se puede desplazar a otro territorio. Esto obliga a ceder a las exigencias del capital financiero, a pesar de las inconveniencias que traigan sus condiciones a la población. Pero las estrategias que han seguido nuestros gobiernos han conducido a una pérdida de capacidad de respuesta frente a los problemas ya de por sí generados por el neoliberalismo, dado que una sociedad reducida al mercado no es viable, porque la política no puede reducirse a la economía ni los hombres son actores puramente racionales.

Mientras los estadunidenses gastan millones de dólares para destruir otros países como Afganistán y ahora Irak -Ƒquién seguirá?-, la FAO informa que en el mundo hay cuando menos 800 millones de personas que carecen del alimento necesario para hacer frente a sus necesidades básicas. En especial en los países subdesarrollados, el neoliberalismo ha creado una nueva situación social, o sea, un conjunto de problemas agudos sin solución aparente en el marco económico y político actual, con tremendos sobresaltos en las economías y una masa creciente de empleos precarios o de desempleo abierto. Esto no hace sino confirmar que el orden (así llamado con exceso de generosidad) económico y político mundial construido después de la Segunda Guerra Mundial del siglo pasado está tocando fondo. La estructura financiera que prevalece en el mundo no ofrece ningún apoyo para los países y los sectores de la población menos afortunada.

Está en las raíces de la tradición socialista y del humanismo occidental la idea de igualdad y justicia social; es necesario rescatar esta herencia en términos que no eliminen la diferencia de cada cultura, religión, historia de cada pueblo, pero reconociendo que no todos parten de las mismas condiciones para competir.

Se requiere una estrategia diferente, que supone no sólo restructurar el mercado mundial, sino desarrollar nuevas instituciones capaces de resolver los conflictos a escala global y nacional. ƑSerá necesario perpetuar la confrontación entre capital y trabajo, entre empleadores y empleados o podríamos encontrar nuevos esquemas de cooperación a escala nacional con el fin de encontrar formas de colaboración para lograr una inserción de México en el mundo globalizado menos desventajosa?

En otras palabras, cuál puede ser la base material y las fuentes culturales para construir una solidaridad social futura, considerando que la nueva situación social creada por el neoliberalismo induce a la polarización con precariedad para muchos y satisfacción con incertidumbre para el resto.

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