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P O L I T I C A
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México D.F. Viernes 2 de mayo de 2003

Miguel Marín Bosch

Carta de Nueva York

Estoy en Nueva York. Vine a explorar la posibilidad de organizar para la Universidad Iberoamericana un semestre vinculado a los trabajos de Naciones Unidas. Se verificaría cada año, de preferencia en el otoño, cuando sesiona la Asamblea General. Pero los alumnos también se asomarían a la sala del Consejo de Seguridad.

En estos días he podido platicar con muchos conocedores de Naciones Unidas. Son personas que trabajan en la ONU, en alguna misión permanente o en una organización no gubernamental. Invariablemente la conversación aterriza en cuál será el papel de la ONU después de la invasión de Irak por la llamada coalición encabezada por Estados Unidos. Se trata de una acción militar unilateral que se llevó a cabo no sólo al margen del Consejo de Seguridad, sino a pesar de la oposición de la mayoría de sus miembros y en contra del derecho internacional.

Mis amigos coinciden en que la guerra contra Irak ha sido un duro golpe para la Organización. Hasta ahí están de acuerdo. Luego empiezan las diferencias. Algunos, quizás la mayoría, comparten la opinión del secretario general Kofi Annan en el sentido de que hay que dejar atrás el debate sobre la legalidad de la acción militar y buscar la unidad del Consejo de Seguridad en torno a la ayuda humanitaria y la reconstrucción de Irak. Desde luego que esto último dependerá única y exclusivamente de Estados Unidos. ƑHasta dónde permitará la participación de otros países y sus compañías en la llamada reconstrucción de Irak? Y la ONU, Ƒqué papel le asignará la coalición?

Y aquí se hace patente el enojo de una minoría que no comparte la actitud del secretario general. Se preguntan cómo es posible que los miembros del Consejo de Seguridad que se manifestaron en contra de la acción militar de la coalición ahora hagan caso omiso de lo ocurrido en Irak y se dediquen a ver qué migajas le corresponden a la ONU en su reconstrucción.

Con el fin de abril terminó también la presidencia de México del Consejo de Seguridad. No ha sido fácil. El ambiente (ya descrito) no es propicio para avanzar en los grandes temas de paz y seguridad. Si bien el Consejo sigue abordando cada mes y de manera discreta el tema de Medio Oriente, hace años que su papel es nulo en el tema. Estados Unidos (y Rusia) se encargaron hace tiempo de marginar a la ONU.

Lo mismo ocurre con otras cuestiones que debe-rían abordarse en el Consejo. Por ejemplo, la amenaza que representa la posible adquisición de armas nucleares por parte de la República Democrática Popular de Corea es un tema que debería estar en la agenda del Consejo. Inclusive, el gobierno francés habría propuesto una cumbre en el otoño para discutir la problemática de la proliferación de las armas de destrucción en masa y sus vectores. Pero China y otros países no quieren que el Consejo trate la cuestión. Y a Corea del Norte tampoco le interesa. Lo que quiere es hablar directamente con Estados Unidos para ver qué puede conseguir a cambio de abandonar su proyecto de armas nucleares. Una vez más la ONU y su Consejo de Seguridad se quedan fuera del proceso de búsqueda de soluciones a las grandes cuestiones de seguridad internacional.

Como ya lo dije en lo que sí están de acuerdo mis amigos en Nueva York es que la ONU atraviesa por un momento muy difícil. No es la primera vez que se le margina. En la época de la guerra fría estuvo fuera de muchas jugadas internacionales importantes. Piensen en la guerra de Vietnam, las pláticas bilaterales sobre desarme nuclear, Afganistán en la década de los 80, las negociaciones económicas entre el norte y el sur, y un sinnúmero de otros asuntos de importancia vital para la comunidad internacional.

Pero lo ocurrido ahora es distinto. La guerra contra Irak es el ejemplo más dramático del unilateralismo que ha caracterizado a la administración del presidente Bush desde que llegó al poder en enero de 2001. Hubo algo parecido en los años de Ronald Reagan. Pero la diferencia hoy es que Estados Unidos se acercó al Consejo de Seguridad para resolver el problema de las armas de destrucción en masa de Irak. Se acercó al Consejo y, cuando éste no hizo lo que le exigía, se alejó. Y nadie hizo nada cuando empezó la guerra y nadie parece querer hacer algo ahora cuando ya ha terminado. Vamos a ver qué papel le asigna Estados Unidos al Consejo en la reconstrucción de Irak. Seguro que será aceptable para sus demás miembros. Como me dijo un amigo, el Consejo está apachurrado y Estados Unidos va a aprovechar la presente coyuntura.

Ex subsecretario de Relaciones Exteriores

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