Hieren a dirigente sindical durante la movilización del Día del Trabajo en Madrid

Cientos de miles demandan mejoras laborales y critican la invasión a Irak

No hubo conmemoración en China por temor a la neumonía atípica; disturbios en Alemania

AFP, DPA, PL Y REUTERS

Paris, 1Ɔ de mayo. Cientos de miles de obreros se manifestaron hoy con motivo del Día Internacional del Trabajo en numerosos países de Europa y Asia, con reclamos de reivindicaciones sindicales, económicas y por empleos, pero también en favor de la paz y con fuertes críticas contra la invasión estadunidense a Irak.

En Francia los desfiles estuvieron centrados en la defensa de las jubilaciones. Se estima que sólo en París participaron en las marchas unos 40 mil trabajadores, quienes expresaron su rechazo a la reforma del sistema de pensiones que prepara el gobierno derechista del primer ministro Jean Pierre Raffarin.

Muchos de los manifestantes, entre los que destacaban numerosos maestros, pedían la jubilación anticipada del primer ministro. Otros reclamaban 37.5 años de aportes para empleados del sector público y privado. Pero en general los sindicalistas llevaban pancartas con lemas contrarios a la reforma.

Asimismo, entre las manifestaciones más numerosas destacaron las celebradas en España, que se extendieron al menos a unas 75 ciudades. Sólo en Madrid se calcula que marcharon unos 100 mil trabajadores, quienes expresaron su repudio al gobierno del conservador José María Aznar por su apoyo incondicional a la agresión estadunidense contra Irak.

El líder de Comisiones Obreras, José María Fidalgo, sufrió una herida en la cabeza al ser golpeado durante en la marcha en Madrid. El dirigente fue hospitalizado y recibió dos puntos de sutura. Aznar se puso en contacto con Fidalgo para conocer su estado de salud, mientras otra de las centrales obreras, la Unión General de Trabajadores (UGT), expresó su solidaridad con el agredido.

Tras el ataque, tanto Fidalgo como el líder de la UGT, Cándido Méndez, cancelaron sendos discursos.

Rechazo a globalización y capitalismo

En Londres fueron desplegados miles de agentes policiales para contener posibles incidentes durante las marchas, en las cuales, además de los reclamos sindicales, resaltaron las críticas a la guerra contra Irak, a la cual se sumó decididamente el gobierno del primer ministro británico, Tony Blair, en respaldo a los estadunidenses.

Las marchas de los británicos también fueron en rechazo a las políticas de la globalización y el capitalismo, sin que se registraran incidentes de consideración. En el mismo contexto, hubo grandes movilizaciones en Liverpool, Glasgow, Edimburgo, Manchester, Leicester y Bradford, en las cuales también se repudió "la ocupación de Irak".

En Grecia, donde desfilaron miles de trabajadores, también hubo denuncias contra "la ocupación estadunidense de Irak". Diversos sindicatos, grupos antiglobalización y militantes comunistas formaron los contingentes más nutridos en los desfiles realizados en Atenas.

En tanto, se estima que en Alemania se registraron las mayores marchas de Europa, con la participación de alrededor de un millón de personas, el doble del año pasado en el Día del Trabajo. La celebración se caracterizó por los abucheos contra el canciller Gerhard Schroeder y los disturbios en Berlín y Hamburgo.

En la capital alemana ocurrieron varios incidentes de violencia antes del desfile, durante y después de terminadas las marcha, ya que centenares de encapuchados perpetraron actos de vandalismo contra comercios, automóviles y atacaron a la policía con botellas y piedras. La jornada allí concluyó con unos 100 arrestados.

La policía también se mantuvo en alerta en Hamburgo, donde manifestantes antiglobalización y del ala izquierda del Partido Socialdemócrata se enfrentaron a los agentes. En Francfort, Schroeder fue objeto de abucheos y silbatinas en un acto de la Confederación Alemana de Sindicatos.

Los principales líderes sindicales, en su mayoría socialdemócratas como Schroeder, criticaron con dureza las políticas económicas del gobierno e hicieron llamados a la defensa de las conquistas sociales, a la vez que rechazaron reformas al respecto. Schroeder se esforzaba en justificar tales reformas y la modernización de los lazos laborales.

Asimismo, hubo importantes desfiles del Día del Trabajo en Suecia, Turquía, Chipre, Italia, Polonia, Bulgaria y Portugal, entre otros, en favor de mejoras salariales, por el empleo y en muchos casos contra reformas que afectan los intereses de los obreros.

En Asia, las mayores manifestaciones tuvieron lugar en Japón, Indonesia y Filipinas, con cientos de miles de sindicalistas que marcharon por las calles en reclamo de aumentos salariales, mejores condiciones laborales y un mundo libre de guerras, ante la escalada militar estadunidense.

Se estima que en Japón participaron unos 700 mil trabajadores en los desfiles realizados en Tokio y otras ciudades, en los cuales se criticó la identificación del gobierno de Junichiro Koizumi con la política belicista de Washington, de cara a la invasión de Irak.

Las más poderosas centrales sindicales exigieron a Koizumi la revisión de la Ley del Estatuto del Trabajo, pues las empresas del gobierno recortan las plantillas laborales en forma arbitraria para proteger sus utilidades.

Inclusive se mencionó que la mayoría de los 30 mil suicidios al año en Japón son causados por descompensaciones laborales y problemas sociales. En medio de la recesión económica, con galopante deflación y continuas caídas bursátiles, sólo en abril pasado se registró una desocupación de 5.4 por ciento.

En Indonesia y Filipinas miles de trabajadores celebraron su día con protestas callejeras en defensa de sus derechos y en rechazo de despidos masivos, al igual que en Taiwán y Malasia.

Por contraste, en China por primera no hubo celebración del Día del Trabajo, ya que los millones de obreros prefirieron permanecer en sus casas debido a la epidemia de la neumonía atípica que azota al país. Esto se notó sobre todo en Pekín, que lucía desolada en las calles y con los comercios, restaurantes y otros centros de reunión vacíos.