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México D.F. Domingo 4 de mayo de 2003

Guillermo Almeyra

La agresión a Cuba es contra todos

Desde hace decenios Estados Unidos bloquea a Cuba, practica en ella sabotajes, intenta asesinar a Fidel Castro, busca provocar el caos económico y social en la isla y ha llegado a organizar una invasión de la misma, que fracasó. Esos atentados contra la autodeterminación y la soberanía del pueblo cubano toman como pretexto las opciones políticas y los errores del gobierno de Fidel Castro pero, en realidad, buscan reinstalar en Cuba el régimen de dependencia colonial, corrupto y sometido, imperante antes de la revolución. Además, no sólo pisotean los derechos del pueblo cubano y el derecho internacional sino que agravian y amenazan a todos los pueblos del continente latinoamericano, ya que la agresión contra un país es un ataque contra todos y refuerza la política del Gran Garrote, ya aplicada hace poco en Granada, Panamá, Haití. Las recientes amenazas contra lo que la locura y la arrogancia de la Casa Blanca llama "estados terroristas" o "canallas" (además de Cuba: Libia, Siria, Irán, Corea del Norte; Irak ya está ocupado) confirman nuevamente la política elaborada y practicada por recomendación del Consejo de Seguridad de Estados Unidos y demuestran que el conteo al revés, en la preparación de la invasión de Cuba, ha empezado hace rato.

Esa guerra preventiva coloca así a todos los latinoamericanos ante la necesidad de una alerta y una movilización igualmente preventivas. Por supuesto, no es necesario estar de acuerdo con el gobierno de Muammar Kaddafi para defender la independencia y la autodeterminación de Libia, ni concordar con el gobierno de Pyongyang para defender a Corea del Norte de una agresión imperialista, ni sostener a los ayatolas iraníes para intentar impedir un ataque a Irán, ni al hijo del sangriento Hafez Assad para oponerse a la colonización de Siria. Una cosa es lo que se pueda opinar de tal o cual posición o medida grave de Fidel Castro y otra es el deber irrenunciable para todo latinoamericano de defender la revolución y al pueblo cubanos del intento de transformar la isla en colonia de Estados Unidos y en punta de lanza para la colonización total de todo nuestro continente.

Porque no podemos tolerar que la guerra mundial que está librando Estados Unidos anule nuestra independencia y se haga también en territorio latinoamericano contra nuestros hermanos cubanos, con el propósito de ganar posiciones en la isla para afirmar el control de todo el Caribe (las otras islas, México, Venezuela, Colombia, Centroamérica) y del norte de Suramérica. Lo que Estados Unidos intenta hacer en Cuba no afecta sólo la política exterior de nuestros países: más aún, es un problema interno latinoamericano, y como tal debe ser considerado, condenando la injerencia imperialista en Cuba y las amenazas de agresión próxima contra este y otros países.

Si hay terrorismo, es el de Estados Unidos, que fomenta la acción de sus mercenarios de Miami y coloca a algunos de ellos, como Otto Reich, en altos puestos gubernamentales, y que ha organizado atentados terroristas de todo tipo. El gobierno cubano jamás ha practicado en cambio el terrorismo en ninguna parte del mundo, y siempre lo ha condenado, mientras Estados Unidos mantiene ocupada provocadoramente una parte del suelo cubano -Guantánamo-, en la que viola ante el mundo la Convención de Ginebra y los derechos humanos, entre otras cosas para intentar amedrentar al pueblo cubano de modo que no se resista a la invasión que prepara.

Estados Unidos se retira de la isla de Vieques no sólo por la valiente y continua acción de resistencia de los puertorriqueños, sino también para tratar de hacer pensar que si no quiere ser colonialista en Puerto Rico su intervención militar en Cuba no sería tampoco colonialista ni racista, sino "restauradora de las libertades" (de los grandes capitalistas y los gángsters estadunidenses que antes controlaban la isla). Hasta en eso se ve la guerra mediática y de "inteligencia" que prepara el camino a los bombardeos, y los marines, al igual que los ataques mediáticos contra el gobierno de Saddam Hussein prepararon la sangrienta "liberación" de Irak. Sólo que en Cuba existe desde siempre una corriente anexionista a Estados Unidos, pero también una inmensa mayoría del pueblo que es nacionalista y antimperialista y está determinada a defender su independencia, y no existen en cambio mandos políticos y militares que, como en Irak, negocien su propia suerte a cambio del cese de la resistencia a la invasión.

Precisamente porque el pueblo cubano resistirá, como ya lo ha hecho, es indispensable que desde ya cuente con la solidaridad activa de los latinoamericanos que no quieren que aumente el peso ya insoportable del yugo imperialista. Y precisamente porque esa solidaridad es indispensable, que el gobierno cubano tenga muy en cuenta la opinión antimperialista y anticapitalista mundial y se abstenga de todo gesto que pueda ser utilizado por quien está preparando la agresión, entre otras cosas mediante la batalla por las cabezas, por la hegemonía cultural.

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