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P O L I T I C A
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México D.F. Martes 17 de junio de 2003

Iván Restrepo

Oaxaca: Ƒapoyo oficial para la destrucción?

ƑA qué extremos debe llegar la población para que las autoridades hagan prevalecer el estado de derecho? Es lo que se preguntan los habitantes de Tlalixtac de Cabrera, comunidad indígena de 7 mil habitantes asentada en un pequeño valle localizado al norte de la ciudad de Oaxaca, cuyos pobladores han transitado en las últimas décadas de la agricultura al sector obrero y comercial, sin que la agricultura haya dejado de ser la razón central de este pueblo que se gobierna según usos y costumbres.

Tlalixtac de Cabrera se distingue porque cuenta con varios ecosistemas, en especial bosques templados de pino y encino con una porción de bosque tropical caducifolio, los cuales encierran significativa riqueza biológica. Esos bosques no son sujetos de aprovechamiento forestal y se hallan en muy buen estado gracias a la participación de los comuneros. Por eso la zona contribuye notablemente a la producción de agua y oxígeno. Es un pulmón verde que también se utiliza como espacio recreativo, pero que está amenazado por el crecimiento urbano de Oaxaca, así como por una demanda cada vez mayor del agua que existe en Tlalixtac por parte de empresas y otros usuarios, así como por quienes acostumbran visitar la comunidad con fines de descanso y recreación. Los servicios ambientales que los miles de árboles proporcionan a una amplia región son incalculables y no retribuidos en su justa dimensión.

Al manto verde de más de 6 mil hectáreas se agregan los terrenos de cultivo y las tres presas naturales que se alimentan de las aguas de lluvia y que aprovechan para sus siembras de maíz, calabaza, frijol, verduras diversas y forrajes que sirven para autoconsumo y para alimentar al ganado vacuno y caprino y a las aves de corral. Sus ríos y arroyos también se mantienen limpios gracias al trabajo de tequio de la población. En fin, bosque y agua se conjugan aquí en su máxima expresión.

Sin embargo, este pequeño paraíso natural comenzó hace varios años a ser diezmado por agentes extraños interesados en explotar comercialmente el agua. Extraída en forma desmedida por empresas "piperas", cada vez tiene que ser extraída desde mayor profundidad, al tiempo que crece la demanda debido al aumento de la población local y la avecindada.

La explotación privada se realiza violando normas legales muy claras y, según parece, con la complicidad de la representación de la Comisión Nacional del Agua en el estado de Oaxaca, lo cual es muy grave porque existe un decreto de reserva ecológica que abarca gran parte de la zona. Los daños ya se dejan sentir: sequía alarmante, falta de agua en ríos, arroyos y pozos de uso doméstico y agrícola. Hoy los pozos de los que se abastece la comunidad tienen tan poca agua que se raciona y el servicio se brinda cada tercer día y durante pocas horas.

El origen del problema es muy claro: los pozos asentados en un perímetro de 5 kilómetros son sobrexplotados por compañías privadas las 24 horas del día y toda la semana. Se calcula que de siete pozos se extraen diariamente alrededor de 20 mil metros cúbicos de agua.

La protesta de la comunidad no se ha hecho esperar. Han acudido a la delegación estatal de la Comisión Nacional del Agua para denunciar lo que sucede y exigir su intervención como encargada de regular la explotación, uso y aprovechamiento del líquido, su distribución y control con base en políticas de sustentabilidad. También lo han hecho por la vía penal, habida cuenta que se trata de negocios que violan la legislación ambiental vigente. Con argucias legaloides se ha negado a las autoridades comunales la información completa sobre el estado que guardan las denuncias.

La población de Tlalixtac de Cabrera, que tiene ganada fama pacifista, ha debido recurrir a plantones ante las oficinas donde despachan los funcionarios, exigiendo ser atendida conforme a la ley y que le resuelvan los problemas creados por gente ajena a la comunidad. Además, se vio obligada a impedir que los "piperos" continúen ilegalmente o vía concesiones fuera de lugar, secando los pozos y dejando sin agua a la comunidad.

Si en realidad el sector público, y concretamente la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnap), están interesados en cuidar el agua y el bosque deberían apoyar a comunidades que defienden y utilizan racionalmente ese patrimonio natural, en vez de, como parece ocurrir, proteger a quienes están acabando con él y creando un grave problema social, ambiental y económico. ƑEs ésta la manera de realizar con éxito la cruzada nacional por el bosque y el agua?

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