Persiste la huelga de funcionarios federales brasileños

En un semestre de gobierno de Lula, más invasiones de tierras que en 2002

AFP

Rio de Janeiro, 10 de julio. En los seis meses de presidencia de Luiz Inacio Lula da Silva, las ocupaciones de tierras por campesinos brasileños aumentaron 62 por ciento, mientras el conflicto en el campo ha dejado 13 muertos, según estadísticas del Ministerio de Desarrollo Agrario.

El informe, divulgado este jueves por
el diario Jornal do Brasil, señala que en el primer semestre de 2003 se produjeron 114 invasiones, cifra muy superior a la conocida en el mismo periodo del año anterior, cuando ocurrieron 70.

El aumento de las ocupaciones desde que el ex líder sindical metalúrgico asumió la presidencia, el pasado 1Ɔ de enero, es de tal dimensión, que sólo en estos seis meses la cifra supera a la de todo el año pasado: 103 casos.

El número de campesinos muertos a causa del conflicto de tierras en Brasil también se incrementó ostensiblemente en estos seis meses, pues se contabilizaron 13 asesinatos, frente a 20 en todo el año anterior. Durante su campaña presidencial, Lula aseguró que era el único candidato capaz de hacer una reforma agraria "tranquila y pacífica".

Según estadísticas del ministerio (que se realizan desde 1984), "el informe del gobierno es un claro retrato de la inexistencia de una política concreta de reforma agraria a gran escala, como prometió Lula".

Las cifras oficiales indican, además, que el clima de tensión en el campo brasileño por la propiedad de la tierra se ha recrudecido en los estados de Pernambuco (noreste) y Paraná (sureste), donde en los pasados seis meses ocurrieron 23 y 21 ocupaciones de tierras, respectivamente. En tercer lugar de las invasiones se colocó el estado de Sao Paulo, con 14 casos.

El principal responsable de estas acciones es el Movimiento de los trabajadores rurales Sin Tierra (MST), seguido por los grupos campesinos vinculados a la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) -de la Iglesia católica-, y en tercer lugar se ubica la Confederación Nacional de los Trabajadores de la Agricultura (Contag), añade el informe.

El MST es el mayor y más organizado movimiento de campesinos brasileños que reclama tierras para cultivar, y recientemente sus líderes fueron recibidos en el palacio presidencial por Lula, en un intento por bajar la presión ejercida por el movimiento para acelerar la reforma agraria.

Por otra parte, la huelga de funcionarios públicos federales brasileños prosigue, a pesar de que el gobierno cedió a las fuertes presiones del Congreso, los jueces y los huelguistas para modificar un punto vital del proyecto de reforma del sistema de pensiones, que garantizará a los jubilados públicos cobrar el mismo sueldo que ganaban en activo.

Empujado por las presiones del presidente del Tribunal Supremo Federal, Mauricio Correa, y de la base aliada, el gobierno accedió a que los funcionarios públicos cobren de pensión el equivalente a su último salario en activo y que sea revisada al mismo tiempo que el ingreso de sus colegas en activo.

Sin embargo, el gobierno se resiste a modificar el techo máximo de pensión de 2 mil 400 reales (unos 840 dólares) para nuevos funcionarios públicos y trabajadores del sistema privado. Quienes deseen recibir más lo podrán complementar con la contribución a un fondo de pensión.

No obstante, el ministro jefe de la Casa Civil y coordinador político del gobierno, José Dirceu, advirtió que los nuevos acuerdos deben ser avalados por los gobernadores de los 27 estados.