Construyen en zona de conservación ecológica

Dueños de residencias invaden el área de barrancas en Alvaro Obregón

RAUL LLANOS SAMANIEGO

No sólo los pobres invaden las laderas de barrancas. Un recorrido por las hondonadas de la delegación Alvaro Obregón permitió constatar cómo amplias residencias han extendido hacia esas zonas sus jardines, balcones o sus muros para delimitar territorios, sin importarles que estén en áreas de conservación ecológica.

El panorama bien vale la pena para los que ahí viven: zonas boscosas con profundidades de hasta 25 metros, donde abundan las especies de cedro, pino, encino, diversos tipos de plantas, así como variedades de pájaros y mariposas, y como añadido están las aguas que corren por los afluentes de los ríos San Angel y Tequilaso. Y no existe basura ni aguas negras.

Para la investigadora en materia ambiental Esther Hernández, efectivamente hay residencias que se han extendido por las laderas de las barrancas, pero no es irregular, pues los planos de los lotes en los que están asentadas, y que tienen validez legal, comprenden una parte de barranca.

Así, por ejemplo, está el condominio residencial La Cima, ubicado en la colonia Lomas de Axomiatla, que se levantó alrededor del sistema que debería llegar hasta la barranca de Guadalupe -una de las siete más grandes que tiene la demarcación-, pero que por decisión del inversor inmobiliario se cortó el camino para construir un acceso hacia el lugar. La cuestión es que a finales de los 70 el gobierno de la ciudad permutó esta área de conservación por un predio localizado en Indios Verdes, que era para obras del Metro.

Esther Hernández explica que los habitantes de La Cima han transformado esa barranca al rellenarla con cemento y concreto en varias partes, "para que quedara incorporada arquitectónicamente al concepto residencial del desarrollador". Incluso, se observan algunas residencias que extendieron sus jardines hacia las laderas de la barranca, pero que la naturaleza se encargó de recuperar al desgajarse la tierra como consecuencia de las fuertes lluvias, y con ello toda construcción.

"Ya me cansé de decirle a la gente que no construya en zonas de alto riesgo, pero prestan poca atención a esta recomendación", añade Esther Hernández, quien incluso desde hace algunos años encabeza proyectos de rescate en la delegación

En un recorrido efectuado por la diputada del PVEM Guadalupe García Noriega por la zona de cañadas de Alvaro Obregón, se llegó también hasta la zona residencial conocida como Rancho San Francisco, donde un metro cuadrado vale de 10 mil a 12 mil pesos, en el poblado de San Bartolo Ameyalco. Allí los vecinos señalan dos casas de tres niveles, en las que, aseguran, vive el abogado panista Fernando Gómez Mont, y enfrente un ex funcionario de la Presidencia de la República implicado en el toallagate; ambas están pegadas a la ladera de la barranca, de aproximadamente 25 metros de profundidad. "Pero dicen que es legal", comentan resignados los vecinos.

Atravesando esa hondonada se localiza el fraccionamiento Villa Verdún, donde el jardín de una residencia se extiende hasta la orilla del afluente del río San Angel; allí estaban ya edificando con ladrillo, cemento y varilla una especie de bodega, pero al ser descubierto, fue clausurada la obra.

Aquí ha jugado un papel preponderante la asociación de residentes. Fernando Arnaud de Alvarez, integrante de esta organización vecinal, comentó que están impulsando un proyecto de rescate de la barranca, que consiste fundamentalmente en evitar que las viviendas se "coman" áreas naturales o bien que se viertan aguas negras en el afluente.

De acuerdo con la diputada García Noriega, 60 por ciento de los habitantes de la delegación Alvaro Obregón se asientan en ejes de barrancas y lechos de ríos, taludes y laderas con pendientes, pero ayer se corroboró que no es sólo la gente pobre la que ha recurrido a esta acción, sino también gente con muchos recursos económicos, quienes según Esther Hernández piden y obtienen permisos de obra en la demarcación para extender sus casas, "sólo que los funcionarios que otorga los permisos nunca verifican el terreno donde esa gente se quiere ampliar, y claro, son las barrancas".