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México D.F. Domingo 20 de julio de 2003

BAJO LA LUPA

Alfredo Jalife Rahme

Cheneygate y Blairgate: supercherías, sexo y suicidios

Pistas para entender la muerte de David Kelly

AL MONTAJE HOLLYWOODENSE de la invasión anglosajona a Irak corresponde en igual medida una telenovela real con todos los ingredientes mórbidos. En su jaculatoria triunfal ante el Congreso de Estados Unidos (EU), el mendaz primer ministro británico, Tony Blair, predijo la lectura futura de la "historia" que les perdonará a EU y Gran Bretaña no haber encontrado el cuerpo del delito, las armas de destrucción masiva (ADM), a cambio de la gloriosa deposición de Saddam Hussein. Puede ser que una "historia" muy revisionista sea capaz de eximir a los mandatarios más mentirosos del planeta, quienes gobiernan con sus cómplices equipos en el puente trasatlántico de Washington y Londres, pero el presente viviente de la maravillosa sociedad civil de Gran Bretaña ha condenado la conducta del locuaz primer ministro británico, quien muestra señales conspicuas de sicopatología y quien en medio del pantano en el que se hundió pretende salvarse con pataleadas. Lo que sí pasará a la "historia" será la imagen indeleble de Dick Cheney, muy risueño, detrás de un Blair "triunfante". La imagen "histórica" en el Congreso rebasa la metáfora del Cheneygate y el Blairgate que los puede llevar inminentemente a su defenestración.

EL PODEROSO JEFE de prensa Alastair Campbell había conseguido salvar milagrosamente a Cherie, la esposa de Blair, inmersa en un esquema fraudulento de bienes raíces con un mafioso australiano, pero esta vez la maldición sumeria ha alcanzado a todos los mandatarios mentirosos que hicieron más "sexy" el reporte inventado de la venta del "pastel amarillo" (óxido de uranio), destinado al régimen de Saddam Hussein, proveniente de Níger: un miserable país, válgase la tautología, del subsahara africano, que ha sido rescatado del olvido desértico por un escándalo mayúsculo que ya tiene al borde del precipicio a Tony Blair y a Dick Cheney, el no menos mendaz vicepresidente de EU, quien tiene sus días contados como había avanzado exactamente hace un mes Bajo la Lupa (¿Renunciará Dick Cheney por "motivos de salud"? La Jornada 18/6/03)

ANTES DEL "SUICIDIO" del microbiólogo David Kelly, el primer ministro Blair y su jefe de prensa, Alastair Campbell, eran unos cadáveres andantes y no se ve cómo se puedan sostener en sus cargos mancillados. Blair y Campbell buscaban dos chivos expiatorios de un solo golpe mediático: la BBC, que expuso la forma en que el reporte espurio del "pastel amarillo" fue hecho más "sexy" para vendérselo a una opinión pública recalcitrante, y el propio Kelly, "consejero" del Ministerio de Defensa, quien probablemente fue "suicidado" por el establishment para acelerar la salida de Blair, quien se ha vuelto desechable. Pero la preocupante sicopatología de Blair no se ha inmutado y prosigue su periplo asiático de cinco días.

KELLY TAMPOCO ERA una perita en dulce; era mucho más que "consejero" inocuo: se encontraba entre los inspectores "duros" que aseguraban que Irak disponía de un arsenal de ADM, en especial, el ántrax que el régimen de Saddam Hussein había obtenido en 1985 por medio de un pedido de correo (¡qué sencillo!) de la empresa ATCC, que cultivaba el bacilo en Virginia (afuera de Washington). De 1991 a 1998, el microbiólogo "suicidado" participó en el equipo de búsqueda de ADM en Irak. Ya está muy vista la perfidia anglosajona: primero venden los bacilos del ántrax de fácil obtención y luego envían a sus "inspectores" a despojar a sus clientes con el propósito de obtener la coartada perfecta para un objetivo geopolítico de mayor envergadura (v. g. la captura del petróleo).

DE 1984 A 1992 Kelly fue jefe de Microbiología de la siniestra Porton Down, nada menos que la matriz de los experimentos químicos y biológicos de la Defensa británica, de donde salieron las esporas del bacilo ántrax que sirvieron en los ataques de octubre de 2001 teledirigidos desde el Fuerte Detrick (en las cercanías de Washington) en el Instituto de Investigación Médica de Enfermedades Infecciosas del Ejército de EU (Global Free Press 18/7/03) para sembrar el pánico deliberado con fines de control masivo en una población "apantallada", es decir, manipulada por las "pantallas" de los medios conectados al nepotismo dinástico de la familia Bush, en particular la bélica cadena Fox News.

EL LEGADO DE Porton Down había sido muy controvertido porque desde las décadas de 1920 hasta 1950 había servido como base experimental para la guerra química. A partir de 1991 Porton Down fue parte de la panoplia de seis "agencias de apoyo a la defensa" británica, y 10 años más tarde fue subdividida en dos entidades: Qineti Q, como empresa "privada", y Laboratorio de Ciencia y Tecnología de Defensa (DSTL, por sus siglas en inglés), que sigue en Porton Down. Lo mejor: exactamente el año pasado el Grupo Carlyle adquirió 34 por ciento del paquete accionario de la "empresa privada" Qineti Q. Hasta The Economist (25/6/03), la revista británica de la teocracia neoliberal, confiesa que el hierático Grupo Carlyle (curiosamente parido por un esquema fraudulento fiscal conocido como el Gran Esquimal que idearon sus cofundadores Stephen Norris y David Rubentstein; ¿será por la frialdad de sus actos?) "le ha dado al capitalismo un mal nombre". Dan Briody, en su libro El triángulo de hierro: adentro del secreto mundo del Grupo Carlyle, afirma que la convergencia del ejército, la industria y el gobierno constituye el "triángulo de hierro". En el Grupo Carlyle, que contaba con accionistas de la familia Bin Laden, se encuentra la crema y nata de los equipos de Reagan y Daddy Bush, quien se ha convertido en su embajador itinerante con negocios de venta de armas en Arabia Saudita, Sudcorea, Filipinas, etcétera. Entre sus accionistas figura el ex primer ministro británico John Major, el sucesor de lady Thatcher. No se entenderían el thatcherismo económico y el reaganomics sin las guerras y la militarización privada y/o la privatización militar. Uno de sus cerebros es el texano James Baker III (quien fuera el representante legal de Baby Bush durante la controversia de la elección bananera de Florida). El Grupo Carlyle colocó en su nómina, mediante Caterair International Inc., a Baby Bush en su fase de "empresario". En referencia a Caterair, David Ignatius, editor en jefe del IHT, recuerda que el entonces "empresario" George W. Bush "fue director de una compañía que se colapsó bajo el peso de su financiamiento en bonos-chatarra y por sus errores en la dirección" (The Washington Post 6/8/02). Lo curioso es que el actual presidente número 43 vuelva a repetir desde la Casa Blanca los mismos errores y los engaños contables que generó en Caterair. Pero lo más interesante es que Baby Bush haya borrado de su biografía oficial esos cuatro años de su vida empresarial (lo cual es entendible).

EL MANDAMAS DEL Grupo Carlyle es Frank Carlucci, secretario de Defensa de Reagan, vicedirector de la CIA en la etapa Carter, e íntimo de Donald Rumsfeld desde Pirnceton, con quien practicaba la lucha libre. Pero, ¿por qué el interés del Grupo Carlyle por el ántrax y la guerra biológica? Cuando fue secretario de Defensa, Carlucci colaboró estrechamente con el almirante William Crowe Jr., quien es ahora el principal accionista de BioPort, en las que tendría una participación el Grupo Carlyle (como con la empresa británica Qineti Q), que vende vacunas para el ántrax (La carrera extraña de Carlucci, por Francis Schor; Counterpunch 1/2/02). Pero, ¿qué tiene de "extraña" la "carrera" de Carlucci? Se trata de un negocio redondo del satánico Grupo Carlyle en el puente trasatlántico de Washington y Londres: se fabrican las armas biológicas en el Fuerte Detrick (EU) y en Porton Down (Gran Bretaña) se desata una guerra biológica (¡qué mejor que sea donde exista petróleo!) y luego se inmuniza masivamente a los infectados con las vacunas de BioPort. Bajo esta perspectiva se puede aducir que el puente trasatlántico Washington-Londres sacrifica a uno de sus operadores de la guerra biológica, David Kelly, por la vía del suicidio. Las ADM no se encuentran en Irak sino en el Fuerte Detrick y en Porton Down, y en lugar de nombrar a un comité investigador sobre el "suicidio" del sacrificado Kelly, a quienes habría que investigar es a los integrantes del Grupo Carlyle y a sus filiales del puente trasatlántico Washington-Londres.

YA QUE HABLAMOS del crimen trasnacional organizado, no se puede pasar por alto a Dick Cheney, ex mandamás de la mafiosa petrolera texana Halliburton y actual vicepresidente que controla el sistema nervioso del equipo Bush, quien resultó ser quien organizó la falsificación del uranio de Níger. En su comparecencia a puerta cerrada ante el Comité de Inteligencia del Senado, el atribulado director de la CIA, George Tenet, señaló que Robert Joseph había presionado para introducir las famosas "16 palabras" sobre el uranio de Níger, que fueron exclamadas por Baby Bush en su informe a la nación para justificar la invasión a Irak. Robert Joseph fue un operador en la etapa Reagan de Frank Gaffney y Richard Perle, conocido como el Príncipe de las tinieblas y aliado inextricable del straussiano Paul Wolfowitz, el sub-secretario de Defensa, quien se encuentra en Irak buscando la salida airosa del ejército de EU antes de que arrecie el ardiente verano de la guerrilla sunita a 60 grados Celsius. Frank Gaffney, muy cercano a la dupla Wolfowitz-Perle, es el mandamás del Centro de la Política de Seguridad (CSP, por sus siglas en inglés), muy influyente entre la autonombrada Cábala, la secta esotérica de los straussianos.

El representante Dennis Kucinich, precandidato a la Presidencia por el Partido Demócrata, fustigó que Cheney sabía de la falsificación del uranio de Níger desde febrero de 2002, con la que indujo en error al Congreso, la única autoridad que puede declarar la guerra. La perversidad de Cheney, un experto en supercherías que cuajó en Halliburton con toda una serie de engaños contables, no tiene límite: envió a Níger al embajador Joseph Wilson a indagar la presunta venta de uranio, un asunto sumamente delicado, y luego adujo que no se había enterado de los resultados. Yeah, yeah! Pues ahora ya se habrá enterado si es que leyó y escuchó las múltiples intervenciones de Joseph Wilson el 6 y el 7 de julio, quien desechó los documentos falsificados sobre la venta del uranio de Níger al régimen de Saddam Hussein (Lo que no encontré en Africa, NYT 6/7/03).

AHORA SE SABE que George Tenet, el director de la CIA en quien buscan a un chivo expiatorio barato, había intentado infructuosamente disuadir al gobierno de Blair de no incluir el asunto del uranio de Níger en su infame reporte hecho "sexy" y que aseguraba que Saddam Hussein era capaz de lanzar su arsenal de ADM en "45 minutos". ¿Contra quién y con cuáles misiles de mediano alcance, ya no se diga de largo alcance, de los que nunca dispuso?

POR FIN APARECIO el cuerpo del delito: las ADM de Irak fueron halladas y se encuentran en las oficinas de falsificaciones de Cheney y Blair.

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