.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
CineGuía
Lunes en la Ciencia
Suplementos
Perfiles
Fotografía
Cartones
La Jornada en tu PALM
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
Librería
Correo Electrónico
Búsquedas

P O L I T I C A
..

México D.F. Domingo 20 de julio de 2003

Guillermo Almeyra

Kirchner: ƑSupermán o Judas?

Es lamentable la visión en blanco y negro (o que sólo reconoce el Bien y el Mal) de muchos observadores políticos. Por ejemplo, en México, según algunos de ellos el pueblo habría ganado y habría que regocijarse porque aumentó la abstención, el no voto, el no ejercicio de un derecho (lo cual, si bien expresa el repudio creciente al establishment, indica también la falta de una alternativa). O, por ejemplo, en Argentina, donde la extrema izquierda sólo ve en Néstor Kirchner un presidente burgués más, mientras los que siempre están en búsqueda de un Líder (con mayúscula) creen que el santacruceño es una mezcla de Hipólito Yrigoyen con Juan Domingo Perón, pero mejorados.

Es cierto que Kirchner es un presidente, pero un presidente burgués. Y es cierto que no ha roto la continuidad con Duhalde ni con la política neoliberal. Pero es igualmente verdadero que ha tomado algunas medidas que en otros países no serían nada extraordinarias, pero que en Argentina, que se está hundiendo desde la última presidencia de Perón, hace tres décadas, son importantes, y hasta sorprendentes.

No robar y tratar de que el aparato estatal no robe no es una virtud, sino una falta de vicios. Sin embargo, en Argentina, donde hay que limpiar los establos de Augías, eso es importante. También lo es tratar de depurar la Suprema Corte y la justicia para que todos, desde los capitalistas hasta los trabajadores, sepan cuáles son las reglas del juego. Eso no es nada radical ni subversivo (en Suecia o Suiza, que yo sepa, existe el capitalismo), pero es nuevo desde 1946 (la primera presidencia de Perón). Igualmente importante es defenestrar al jefe del ejército, a gran cantidad de generales, almirantes y brigadieres y al alto mando policial, y llevar a la Suprema Corte a un jurista garantista y contrario a la represión, además de honesto. Por último, son importantes medidas simbólicas (el aumento del salario mínimo y de las jubilaciones, el pago a los maestros) o declaraciones sobre el Mercosur, o la soberanía argentina sobre las Malvinas o sobre la prioridad del desarrollo nacional con respecto al pago de la deuda externa.

Todo eso nos revela que estamos ante un presidente burgués, neoliberal, pero con matices sociales y de defensa del mercado interno, y el aumento de su popularidad se debe a la sorpresa ante la transformación de un aliado de Duhalde -a quien muchos votaron para que no llegase Menem a la presidencia y de quien nadie esperaba nada- en un hombre capaz de tomar algunas medidas que, por tímidas que sean, descontentan a la burguesía nacional e internacional (y de mandarle la policía al diario oligárquico La Nación para responder al chantaje de éste con la amenaza de descubrir lavado de dinero y otras porquerías en ese templo de la "gente bien").

Lo importante, sin embargo, sigue igual: la deuda se sigue pagando; no se han tomado medidas de nacionalización, municipalización o transformación en cooperativas de las fábricas y empresas ocupadas; no hay un plan masivo de creación de empleos; la enseñanza pública y la investigación y el desarrollo siguen sin apoyo; las privatizaciones plagadas de ilegalidades y de corrupción siguen ahí, a pesar de la amenaza de revisar los contratos (para conseguir otros mejores para el Estado) y, sobre todo, nadie habla siquiera de la tenencia de la tierra, de golpear a la oligarquía, que controla desde siempre el flujo de las divisas, ni se tocan los bancos (extranjeros y usurarios). Kirchner podrá conquistar a Hebe de Bonafini y su sector de las Madres de Plaza Mayo (que no se caracterizan por su tino político) y podrá entusiasmar a algún periodista, pero su política real, cualitativamente, no dista mucho de la de otros que, como Raúl Alfonsín, también hacían promesas, algunas de las cuales eran sinceras... pero terminaron como todos sabemos.

El problema central en Argentina (y también en nuestro país) es que no existe una izquierda digna de ese nombre, independiente del Estado, de la Iglesia católica, del capital sea éste nacional o extranjero. No hay ninguna organización que tenga una idea-fuerza capaz de aglutinar a los desocupados, obreros, campesinos, indígenas, a los defensores de los derechos humanos, ni nadie que se esfuerce por unir en un frente social alternativo las fuerzas sociales y políticas que se pronuncien, al menos, por un programa antimperialista con contenido social. Nadie se preocupa por unir la política que hacen todos los días los movimientos sociales con la utilización del sistema electoral, por lo menos para tener representantes en algunas instituciones electivas gracias a una acción unitaria. Algunos esperan de Kirchner las soluciones que ellos mismos deben construir e imponer, y otros ni eso, pues se limitan a esperar que el Destino sea menos cruel con las vanguardias iluminadas y algún día les dé apoyo popular. No hay ni siquiera una discusión que ayude a caracterizar la fase actual del capitalismo, qué es el gobierno de Kirchner, qué hacer y cómo hacerlo. Poner fin a esta situación es la tarea principal para el próximo periodo.

[email protected]

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm
La Jornada
Coordinación de Sistemas
Av. Cuauhtémoc 1236
Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez
México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Email
La Jornada
Coordinación de Publicidad
Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. C.P. 03310

Informes y Ventas:
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Extensiones 4445 y 4110
Email