México D.F. Sábado 20 de septiembre de 2003
Marcela Rodríguez ofreció una
charla en el Cenidim
El artista no debe incurrir en obviedad ni exceso de
sutileza
ARTURO JIMENEZ
La búsqueda de la compositora Marcela Rodríguez
es el dramatismo y la esencia de las cosas, sea en la creación de
una ópera, de la música para danza o para textos literarios.
''Para mí la composición es investigación", comentó
acerca de su trabajo de creación musical, sobre el cual habló
durante el ciclo de charlas mensuales Los compositores y su música:
audiciones guiadas.
Realizada
en el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información
Musical (Cenidim) Carlos Chávez, ubicado en la Torre de Investigación
del Centro Nacional de las Artes, a la charla asistieron sobre todo músicos
o estudiosos de la música. En la pequeña sala de Usos Múltiples,
Rodríguez reprodujo en discos compactos ejemplos de su trabajo,
como la ópera La Sunamita y la música hecha a partir
de textos de Sor Juana Inés de la Cruz y Juan Ruiz de Alarcón.
Durante el siglo XX, dijo, se rompió un tanto con
la tendencia de privilegiar el lucimiento de las voces y se generaron otras
búsquedas, como trabajar más con la dramatización,
que aparecía relegada. Reflexionó: ''Hay que ser original
y no copiar los hallazgos de otros. Claro que deben observarse las nuevas
herramientas, pero hay que darles un uso muy individual.
''En la creación debe partirse de cero. El artista
no debe ubicarse ni en la obviedad ni en el exceso de sutileza, porque
si no nadie lo entiende."
En su caso, agregó, busca equilibrar la música
y el drama, aunque precisó: "Yo creo que la ópera es sobre
todo drama".
El problema del entendimiento
Al hablar sobre su trabajo de creación de música
para danza planteó el problema del entendimiento entre el compositor
y el coreógrafo, y de las diversas maneras como puede ser resuelto.
Recordó el shock que le provocó hacer
la música del ballet 4:14 am, encargada por la compañía
Jan Erkert and Dancers, pues se encontró con la sorpresa de que
la coreografía estaba totalmente armada de antemano. Fue un reto,
dijo, pero le proporcionó ''novedades musicales".
Al componer para danza, agregó, también
debe buscarse la esencia de las cosas, en este caso de los movimientos
corporales, que pueden ir con la música o en sentido contrario.
Puso ejemplos de su trabajo musical con textos de Sor Juana Inés
de la Cruz y de Juan Ruiz de Alarcón, en los que también
buscó destacar, más que la melodía, ''la coherencia
dramática".
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