Ahí, premio Nobel de Economía propuso eliminar el artículo 123 y ya no leer a Marx

Seminario sobre globalización devino ''himno a la privatización energética''

Funcionario del Banco Mundial sostiene que el sector requiere inversiones anuales por 14 mil mdd

ANDREA BECERRIL Y ROBERTO GONZALEZ AMADOR

El seminario para analizar los retos de la globalización -organizado por el Senado de la República y el Banco de México- se convirtió ayer, como lo calificó el priísta Manuel Bartlett, en un ''himno a la privatización'' del sector energético, un foro a favor de las reformas estructurales foxistas donde un premio Nobel de Economía, James J. Heckman, representante de la escuela de Chicago, propuso la eliminación del artículo 123 constitucional y hasta pidió que en México se deje de ''leer a Marx''. A su juicio, en el país ''hay demasiados murales de Diego Rivera''.

A su vez, el director de Energía y Agua del Banco Mundial, Jamal Saghir, insistió en que México debe privatizar el sector energético, toda vez que requiere inversiones anuales por 14 mil millones de dólares para garantizar el abasto de gas, petróleo y electricidad. Esos recursos, sostuvo, equivalen a una quinta parte del total de los ingresos fiscales del gobierno en 2002.

Aseguró que el capital adicional requerido por el gobierno en el sector energético entre 2004 y 2010 alcanza 100 mil millones de dólares, cifra que supera el saldo actual de la deuda externa, que es de 79 mil millones de dólares.

Se requiere una inversión de 26 mil millones de dólares en la industria petrolera; otros 20 mil millones para aumentar la oferta de gas y 54 mil millones de dólares más para garantizar el abasto de electricidad en ese periodo.

Ante la molestia de la mayoría de los senadores asistentes al seminario internacional El crecimiento económico y la globalización, el funcionario del Banco Mundial dijo también que la determinación de la Suprema Corte que consideró ilegal la entrega de contratos a empresas privadas -la mayoría extranjeras- para generar electricidad ha ''debilitado el interés de los inversionistas foráneos por participar en México''.

Saghir aseguró que en 2002 el gobierno foxista empleó 5 mil millones de dólares para financiar proyectos en el sector de energía, comparados con los 2 mil millones destinados a atender los programas de mayor impacto social, como la reducción de la pobreza en el ámbito rural, la salud y la educación.

Dijo que el Banco Mundial está listo para proporcionar asistencia técnica al gobierno mexicano para abrir el sector energético a la inversión privada, ''pero la última decisión corresponde tomarla a las autoridades mexicanas sobre la forma de dar el mejor servicio a los ciudadanos''.

Justificó luego el fracaso de la privatización eléctrica en países como Argentina, República Dominicana y Chile, bajo el argumento de que los resultados negativos se debieron a ''problemas macroeconómicos y no a las reformas''.

El senador priísta Manuel Bartlett, presente en el simposio, refutó de inmediato la postura del enviado del Banco Mundial. Se trata, dijo, de ''terrorismo numérico'', toda vez que las cifras presentadas por el organismo están sobredimensionadas, infladas. Los 100 mil millones de dólares que según Saghir se requieren para el sector energético entre 2004 y 2010 no corresponden a la realidad mexicana, dijo el legislador, y señaló que estimaciones más serias calculan que sólo se necesitan 5 mil millones de dólares para el mismo periodo.

Consideró por ello que las exposiciones de ayer fueron un ''himno a la privatización'', donde el Banco Mundial actuó de mala fe, toda vez que ocultó el efecto desastroso que han traído las privatizaciones en otros países. ''Es una vergüenza que sigan planteando un programa de Power Point, que desde hace 10 años andan vendiendo por todo el mundo; que insistan en sus recetas y oculten los desastres que ha traído consigo la apertura en otras naciones, como Argentina y Chile.''

Deploró que el Senado de la República se haya prestado para auspiciar un foro de esta naturaleza, sin que los legisladores estuvieran enterados del perfil de los ponentes invitados, muchos de ellos de la escuela de los llamados Chicago Boys, defensores de la liberalización económica.

En otro panel de la misma sesión se abordó el tema de la reforma laboral. Y ahí el premio Nobel de Economía 2000, James J. Heckman, planteó que en México debe desaparecer el artículo 123 constitucional, el que da vida a la Ley Federal de Trabajo, ya que a su juicio este ordenamiento provoca altos costos de producción, puede generar amenazas para el comercio internacional y ni siquiera hace posible que los salarios crezcan.

Sostuvo que en México los impuestos sobre nómina son muy altos e implican en última instancia que se reduzcan los salarios. También planteó que cambie el enfoque sobre los sindicatos en el país. ''No se trata de abolirlos sino de cambiar sus estructuras, de dejar atrás esa relación entre política y trabajadores.''

Heckman, también profesor de economía de la Universidad de Chicago, consideró que ya no se requiere el artículo 123 constitucional, porque según él ya no corresponde a la realidad que le dio origen, donde se buscaba dar certeza a los derechos de los campesinos y los trabajadores. Ahora, la incertidumbre se ha incrementado y los sistemas de reglamentación deben cambiar. Fue más allá y recomendó a México dejar atrás atavismos, ''ya no leer a Marx'', y comentó que ''hay demasiados murales de Diego Rivera''.

Senadores priístas y perredistas se indignaron con tales apreciaciones y la mayoría se preguntó si habrá valido la pena un foro de esta naturaleza, cuyo costo no les fue informado y sirvió de escaparate a Guillermo Ortiz, quien busca ser ratificado por el Senado como gobernador del Banco de México.

Durante la clausura, el legislador panista Diego Fernández de Cevallos hizo un llamado a sus ''compañeros'' senadores a que hagan a un lado ''dogmatismos'', dejen atrás todo ''cálculo inmediatista de conveniencia electoral'' y aprueben ya las reformas estructurales pendientes. El queretano insistió en no buscar culpables de por qué no se han concretado las reformas e instó a acelerar los trabajos que habrán de materializar los cambios, ''sin los cuales perderemos un futuro de justicia y prosperidad''.