LA VIDA (BREVE) EN SAN LAZARO

José Agustín Ortiz Pinchetti

šDefendamos a los diputados!

UN COLEGA DIPUTADO se quejó de que mi autocrítica irónica a los procesos y estilos de la Cámara. "Van a servir -me dijo admonitorio y solemne- para darle armas a nuestros enemigos". Así que ahora decidí justificar a los diputados ante la ciudadanía. Reconozco que como decía Abel Quezada de los abogados: "hay casos difíciles".

1. Avance con improvisación. Es muy difícil ejercer bien el parlamentarismo sin haberlo ejercido antes. En ese aspecto la historia mexicana es una cadena de desaguisados:

El Congreso de Chilpancingo fue trashumante y sus trabajos le costaron la vida a José María Morelos y Pavón. El primer Congreso federal, parlanchín y peleonero fue disuelto por Iturbide, que a su vez sería destituido y más tarde fusilado por sus compañeros de aventuras. Santa Anna suspendió un Congreso, disolvió otro y amedrentó un tercero. El primer Congreso serio en 1857, en una sola Cámara de Diputados neurótica, fue un dolor de cabeza para Benito Juárez. Costó mucho trabajo a Lerdo establecer la Cámara de Senadores. El único episodio legislativo digno duró los 10 años de la República restaurada. Porfirio Díaz le puso riendas al Congreso, el cuál cohonestó el golpe de Estado que derribó a Madero. Huerta no se anduvo con chiquitas y encarceló a los legisladores. En los años 20 en ambas Cámaras se produjeron incidentes que merecieron más bien la nota roja que los editoriales políticos.

El Congreso, como la Bella durmiente, tuvo una siesta priísta de 70 años. A partir de 1997 tenemos un Congreso dividido, vociferante e inexperto. Con todos sus defectos, el saldo es muy positivo. Ha servido de contrapeso al poder presidencial y le ha dado credibilidad a la división de poderes. No está mal para unos pioneros.

2. Mal de muchos consuelo de... humanos, decía Alfonso Reyes. Todos los parlamentos de la Tierra son rijosos, sus procedimientos alambicados tienden a volverse fastidiosos. Todos sufren la dura crítica de los medios y todos son impopulares. El medio para arraigar el parlamento al pueblo es la posible relección de los legisladores. Es la forma natural de obligarlos a rendir cuentas. Si un "representante popular" se ha dedicado a traficar con influencias y a bloquear proyectos útiles será reprobado por sus electores si pretende conservar su curul.

3. Propósito de enmienda... La Mesa Directiva de la Cámara ha reaccionado a las puyas de los medios. Y tan pronto como inmediatamente ha producido una primera autorreforma. Se reorganizó el formato de las sesiones y se persigue y castigan las inasistencias. Los acuerdos se presentaron al pleno de forma inconsulta y sorpresiva, nos irritamos algunos diputados, y uno (una) chocarrero (a) habló de un "elbazo". Los acuerdos tienen disposiciones muy sensatas:

A. Limitar la duración de las sesiones a 5 horas, empezando y terminando a hora fija y relativamente temprano. Los diputados tendrán que pasar lista al inicio y al final de la sesión. Tendremos que estar presentes en asuntos de votación nominal y al verificar quórum. Si no nos descontarán la dieta (šgulp!)

B. Se pone un tiempo limitado al trámite de asuntos en el pleno y se agilizan algunos procedimientos. Todo esto tendrá el efecto benévolo de estimular a los diputados a permanecer despiertos y en sus curules hasta el final. No es mucho, pero es un paso en la dirección correcta.

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