.. | México D.F. Domingo 12 de octubre de 2003
Lorenzo Córdova Vianello*
Huchim y la fiscalización electoral
El viernes pasado el Consejo General del Instituto Federal
Electoral (IFE) resolvió el asunto conocido como el caso de los
Amigos de Fox. En dicha sesión, el máximo órgano de
dirección del IFE confirmó, en sus términos, el proyecto
que le presentó la Comisión de Fiscalización y determinó
imponer al Partido Acción Nacional y al Partido Verde Ecologista
de México una sanción conjunta que rebasa los 545 millones
de pesos. Se trata de una sanción histórica: nunca antes
un partido en el gobierno había sido sancionado por una cantidad
semejante, a consecuencia de irregularidades cometidas durante la campaña
electoral que lo llevó al poder.
El mismo día, Eduardo Huchim, consejero del Instituto
Electoral del Distrito Federal, publicó en estas mismas páginas
un artículo titulado "Financiamiento paralelo", en el cual carga
contra el dictamen y el proyecto de resolución de la Comisión
de Fiscalización del IFE.
Afirma Huchim -reproduciendo los alegatos de Miguel Angel
Yunes, el abogado del PRI y principal detractor y calumniador de la autoridad
electoral desde el caso Pemexgate- que la investigación de
la Comisión de Fiscalización, presidida por Alonso Lujambio
-otro de los blancos favoritos del PRI-, tuvo el "pecado original" de haber
actuado con retraso y sólo hasta que el Tribunal Electoral se lo
ordenó. Causa extrañeza, por lo menos, la ignorancia que
subyace en esa aseveración. Es bien sabido que, apenas unos días
después de haber recibido la denuncia en 2000, el IFE inició
numerosas pesquisas, pero que fueron las negativas reiteradas de la Comisión
Nacional Bancaria y de Valores y de la Secretaría de Hacienda y
Crédito Público, escudadas en los secretos bancario, fiduciario
y fiscal, a entregar la información que el IFE les requirió
en repetidas ocasiones, la razón que llevó a cerrar el caso
el 9 de agosto de 2001. Entonces, al tomar esa decisión, el Consejo
General se expresó por la conveniencia de que alguno de los partidos
políticos la impugnara ante el Tribunal Electoral para que éste
se pronunciara sobre los alcances de las facultades fiscalizadoras del
IFE y determinara si los secretos mencionados podían válidamente
oponérsele o no. Afortunadamente el tribunal falló a favor
del IFE en mayo de 2002. Como puede verse, sólo si se desconoce
la verdad de los hechos puede acusarse al IFE de haber actuado inoportunamente.
Es sintomático que Huchim, quien preside la Comisión
de Fiscalización del IEDF, se queje amargamente, y con razón,
del hecho de que las autoridades financieras no le entreguen la información
que requiere para sus investigaciones, pero que al referirse a las negativas
que enfrentó el IFE juzgue que se trata de retrasos atribuibles
a la autoridad electoral. Por otra parte, hace suyos los "argumentos muy
sólidos" del consejero del IFE Jaime Cárdenas -quien, por
cierto, fue el único miembro de la Comisión de Fiscalización
que, en más de tres años, nunca revisó el expediente
del caso ni personalmente, ni a través de sus asesores- para cuestionar
el dictamen. No obstante, haciendo gala de su falta de objetividad, al
consejero del IEDF se le olvidó -o tal vez ni siquiera le interesó-
conocer los razonamientos del dictamen que critica. Así, afirma
que el IFE pasa por alto que "no es jurídicamente permisible que
comités de acción política o asociaciones de amigos
reciban financiamiento privado para apoyar candidaturas a cargos públicos,
porque el sistema jurídico no lo acepta, no lo establece".
Seguramente Huchim no sabe que todo el dictamen de la
Comisión de Fiscalización es una reconstrucción de
la red de transferencias mediante la cual se realizó el financiamiento
paralelo a la campaña presidencial de la Alianza por el Cambio.
Si algo confirma el dictamen es, precisamente, la existencia de ese financiamiento
paralelo que no fue reportado a la autoridad electoral y que además
proviene, en su gran parte, de diversas fuentes ilícitas (dinero
de empresas de carácter mercantil, dinero público, recursos
del extranjero y aportaciones de personas no identificadas). La sanción
que impuso el IFE es justamente por las razones que, según Huchim,
no fueron consideradas.
Por otra parte, insiste en que el Consejo General del
IFE no debería desestimar los argumentos de Jaime Cárdenas
contra el dictamen y la resolución. ¿A cuáles argumentos
se refiere? ¿Serán acaso aquellos que expone Cárdenas
en su voto particular en el sentido de que Acción Nacional y el
Partido Verde, siendo los dos miembros de la coalición Alianza por
el Cambio y habiendo registrado al mismo candidato presidencial, deben
ser medidos con distinta vara al momento de aplicar las sanciones? ¿Que
uno merece -el PVEM- un trato benevolente mientras que el otro uno estricto?
¿O el argumento de que la investigación, como quiere el PRI
y en contra del criterio establecido por el Tribunal Electoral, debió
remontarse hasta 1998 en vez de comenzar a partir de que Fox fue candidato?
¿De verdad el consejero Huchim recomienda que el IFE abdique de
los criterios de certeza, imparcialidad y legalidad a los que le obliga
la Constitución y que desacate una resolución del Tribunal
Electoral?
Más allá de lo que pueda opinar el consejero
Huchim, me parece que es venturoso para todos saber que contamos con una
autoridad electoral imparcial y que toma sus decisiones con base en la
ley y no a partir de los humores de la opinión pública o
de los intereses de los partidos políticos; aunque algunos, tal
vez demasiado preocupados por ganarse los favores de ése o aquel
partido, de cara a la inminente renovación del Consejo General,
pretendan poner en duda las actuaciones del IFE.
* El doctor Córdova Vianello es autor de varios
artículos y ensayos sobre teoría política, derecho
electoral y ciencia política, profesor de la Facultad de Derecho
de la UNAM y asesor del maestro José Woldenberg Karakowsky.
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