.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
CineGuía
Lunes en la Ciencia
Suplementos
Perfiles
Fotografía
Cartones
La Jornada en tu PALM
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
Librería
Correo Electrónico
Búsquedas

P O L I T I C A
..

México D.F. Domingo 12 de octubre de 2003

Juan Saldaña

Recuerdos del porvenir

Tiempo atrás habían desaparecido para siempre los gobiernos unipersonales. Su inoperancia creó una recurrente repulsa del pueblo que, harto ya de abusos y decisiones autocráticas, había vuelto a la antigua fórmula del Consejo de Ancianos que funcionaba con regularidad tanto en el nivel federal como en el de cada uno de los estados de la Unión.

Entre otros logros, el arcaico sistema de gobierno aseguraba una suerte de blindaje contra la corrupción por el muy eficaz recurso de la autovigilancia. Así, cada miembro del gobierno se convertía, automáticamente, en censor estricto de las operaciones financieras y acciones privadas de sus compañeros. Con algunas imperfecciones circunstanciales, el sistema funcionaba con regularidad.

El entorno inmediato de México había recibido inesperados y muy satisfactorios impulsos desde el exterior. El reiterado interés de los gobiernos estadunidenses por destruir al sistema cubano de Fidel Castro había desaparecido y el longevo gobernante insular recibía, ya de manera cotidiana y usual, numerosos apoyos financieros y técnicos del país del norte, apoyos que consolidaban al gobierno socialista y popular: Fidel pasaba sus vacaciones pescando tranquilamente en los estuarios de Florida y el gobernante gringo se asoleaba feliz en Varadero.

En México las cosas habían cambiado mucho. Superados los problemas de la baja producción en el campo y con el retorno exitoso de una importante masa de trabajadores agrícolas, integrada en su mayoría por miríadas de ex braceros, la producción de alimentos aseguraba ya la satisfacción de la demanda nacional y, por añadidura, hacía posible la creciente y cada vez más exitosa exportación de frutas y legumbres. El cultivo del ajo se había abandonado varios años atrás.

Un sistema ejemplar de estímulos y sanciones había hecho desaparecer fraudes y corruptelas en los procesos electorales. Al descubrirse algunos financiamientos ilegales en la campaña electoral de un mandatario del pasado sobrevinieron reacciones populares de verdadera violencia e indignación que ocasionaron la imposición de una de las más severas penas conocidas hasta entonces. El gobernante en cuestión fue destituido de su cargo y actualmente, a pesar del tiempo transcurrido, purga aún su sentencia en una de las prisiones de alta seguridad. Su familia se ha desentendido del asunto.

Un jefe de gobierno de la ciudad de México es recordado fielmente y con admiración por los habitantes de la capital de edad avanzada por las múltiples ayudas que acordó para la senectud, por su enorme preocupación por las vialidades automotrices de la capital y su acrisolada honestidad personal que lo llevó a renunciar a su cargo cuando alguien sugirió la idea confusa e incomprobable de estar asociado a alguna desmesurada indemnización a particulares. Su pueblo lo recuerda con afecto.

Las cosas no han ido nada mal con el gobierno de los ancianos. Después de darle muchas vueltas a la cuestión energética fue posible demostrar la existencia de algunas tristes complicidades de representantes de las empresas manejadoras del petróleo y de la electricidad con intereses del exterior al cobijo de necedades vergonzosas, como la supuesta urgencia de unir nuestra producción energética a la economía de empresas extranjeras en el marco de una amañada globalización. Un grupo de senadores mexicanos clarificó las partes más oscuras y confusas de la cuestión energética y logró enderezar el barco. Hoy la energía que produce México sirve a México antes que a nadie. La Secretaría de Hacienda ya no emplea las utilidades del petróleo para tapar los "hoyos negros" de sus desbalanceadas finanzas.

Ha llovido mucho en estas tierras mexicanas durante los últimos tiempos. Los miembros del Consejo de Ancianos se han negado, sistemáticamente, a acudir personalmente a las zonas de desastre. Alegan que no van a volver a los antiguos usos por los que, si se trataba de entregar un atado de cobijas o unos sacos de comida a la población dañada por las inundaciones, resultaba indispensable la presencia del mandatario y, but of course, la de su señora esposa para construir y reconstruir siempre aquel viejo mito de la autoridad conmovida y generosa ante la desgracia popular.

Vivimos otro país, es cierto. En gran medida este nuevo México se corresponde con la nación anhelada durante décadas por los mexicanos. Hemos olvidado, con extraña rapidez, los tiempos de la descomposición y de la lucha. Del disimulo y la traición que señalaron tristemente aquel pasado.

Y ahora sí. Vueltos a la realidad y a las angustias de este presente inevitable veamos si es posible, aun cuando sea por pocos minutos, capturar estos recuerdos de un inasible porvenir.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm
La Jornada
Coordinación de Sistemas
Av. Cuauhtémoc 1236
Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez
México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Email
La Jornada
Coordinación de Publicidad
Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. C.P. 03310

Informes y Ventas:
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Extensiones 4329 y 4110
Email