México D.F. Domingo 12 de octubre de 2003
Anuncia Martí Batres inicio del programa
para beneficiar a indígenas presos
Otorgan la preliberación a 83 internos de reclusorios
MIRNA SERVIN VEGA
Tras cruzar el portón que lo separaba de la libertad,
la primera acción de Fernando fue quitarse la ropa que lo identificaba
como prisionero del Reclusorio Oriente, en el que pasó dos años
de los siete de su sentencia original, debido a que recibió la libertad
anticipada, junto con otros 83 internos de los diversos centros penitenciarios
de la ciudad.
Cuando tenía 22 años, Fernando ingresó
al reclusorio acusado de robo calificado contra una tienda. Sin embargo,
su madre, quien lo esperaba desde horas antes en las afueras del lugar,
narró que la detención se llevó a cabo sin pruebas
en su contra, salvo que llevaba ropa deportiva, lo que coincidía
con la descripción de uno de los ladrones hecha por las víctimas.
De
los dos años que estuvo preso, la segunda mitad fue en un dormitorio
para primodelincuentes, y debido a su buena conducta, la realización
de estudios de secundaria y 30 certificados más de otros cursos
que tomó, pudo dejar el reclusorio y "no suicidarme" por la desesperación.
Para otros reclusos la prisión fue doble. Alberto
Jiménez, El Cantinflas, esperó su carta de preliberación
en una silla de ruedas, que necesita desde 1991, tras sufrir un accidente
automovilístico.
Cabizbajo, muestra la bolsa de plástico pegada
a su estómago por donde desecha los excrementos. Narra que aun así
lo culparon de ser el jefe de una banda de asaltantes y secuestradores.
"Salgo porque estoy enfermo y son muchos los cuidado que
requiero", explica. En la enfermería de la prisión, dice,
hay muchas carencias y su familia tenía que llevar las bolsas de
plástico que le cambiaban a diario, y las pastillas que requiere.
Ahora, Alberto tratará de demostrar que aunque
él manejaba el automóvil donde viajaban dos familiares suyos
involucrados en un robo, él no es un delincuente.
Aunque agradece que verá a sus cinco hijos, no
deja de lamentar lo sufrido. "Tenía que pagar para que me ayudaran
a bañarme y a lo demás. Mi familia se dispersó para
poder trabajar y salir adelante, porque yo era su único sustento".
Sin embargo, dice, "ahora que ya me voy de aquí, todo cambiará".
En tanto, con la preliberación de tres indígenas,
ayer dio inicio el programa de libertad anticipada para indígenas
presos en el Distrito Federal, al que podrían acceder los 232 que
se encuentran en los centros de reclusión, anunció Martí
Batres, subsecretario de Gobierno del DF. Dijo que ese sector se encuentra
tan marginado de los recursos legales, que se encontró que ninguno
había solicitado la revisión de su caso para gozar de los
beneficios de la ley.
Añadió que también se les asesorará
y ayudará a hacer las gestiones a que tienen derecho los sentenciados
por el fuero federal y se les dará apoyo en hospedaje y trabajo
cuando inicien su etapa de resocialización. Batres Guadarrama expuso
que actualmente en la ciudad de México habitan 500 mil personas
pertenecientes a 20 grupos étnicos del país, lo cual significa
alrededor de 5 por ciento de la población total del DF. En tanto,
los 232 indígenas que se encuentran privados de su libertad sólo
representan 0.97 por ciento del total de la población penitenciaria
de la capital.
|