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México D.F. Martes 14 de octubre de 2003

Impiden a los ambulantes vender playeras, colguijos, carteles y demás

Pleno de nostalgia, el concierto de El Tri para la raza en el Auditorio

Armando Manzanero subió, bailó y entregó una medalla a Lora por 35 años de andar en el rocanrol Abrió la velada La Tribu; también estuvieron Las Piedras Rodantes y Kenny

ARTURO CRUZ BARCENAS

El Tri, de Alejandro Lora, ofreció un concierto pleno de nostalgia en el Auditorio Nacional la tarde-noche del pasado domingo, Día de La Raza, para la banda. Los recuerdos llegaron de golpe para los miles de seguidores del popular grupo de rock mexicano cuando en las pantallas gigantes se proyectaron imágenes del viejo Three Souls in my Mind. En la prendidez, frente a ellos estaban Sergio Mancera, El Cóndor, y Arturo Labastida, El Papayo, que fueran guitarra y sax hace tres décadas.

Más nostalgia y emoción: subió el maestro yucateco Armando Manzanero, quien bailó y brincó cual chavo de onda. El sabio autor de No dijo que sí, y sin pena se dio a la danzada, subiendo la pierna, marcando el ritmo macizo, meco, directo. Lora y él en dupla que alborotó al graderío.

El compositor de Adoro dio a Alex una medalla por sus siete lustros de andar en la tocada, de parte de la Sociedad de Autores y Compositores de la Música (SACM). Para que el momento fuera más emotivo, subieron a saludar al eterno joven Martín Urieta y otros integrantes del comité directivo de la asociación.

Un sonoro "šculeros!" recibieron los inspirados músicos, que sólo rieron. El autor de Mujeres divinas, Urieta, carcajeó, y Manolo Marroquín no tuvo otro remedio que hacer lo mismo.

Antes, para que el asunto fuera tomando aire, el grupo La Tribu se soltó con una especie de ceremonial en honor del Día de la Raza, de la banda, de los chavos, "de la banda para la banda", como dijo Lora. "Nomás nos están viendo como pendejos. šA aplaudir, cabrones!", instó Lora, quien recibió una mentada colectiva. "Bien por los que vinieron, pero lo siento por esos cabrones que se quedaron viendo la caja idiota y el Big Brother y las nalgotas de esos ojetes."

En el Día de La Raza llegaron los mexicanos que han hechoalejandro lora suya la música de El Tri, que crecieron en sus barrios y calles bailando cual concheros, esos bailarines que abrieron el concierto al ritmo de una música algo así como prehispánica. Entre un conchero y un chavo de onda hay poca diferencia en su forma de levantar polvo.

Para los chavos capitalinos

Son los chavos capitalinos a los que Lora les canta Chilangolandia, esa parte del mundo de la que nadie nos quita el gusto de vivir, de gastar el tiempo, los sueños, los sin trabajos, las tardes de apuros económicos. "Aquí el más pelón se hace rizos", canta levantando el ánimo del público, que luce sus camisetas compradas en tianguis, en el Chopo, en alguna tocada de un hoyo o tíbiri local.

Apela Alex a la creencia, a la fe religiosa por la Virgen de Guadalupe, cuya imagen estará proyectada en el fondo del escenario, en medio de rosas; sabe del poder que tiene ese icono de unión entre los mexicanos. Fue en la mañana del domingo a rezar ante su altar, en la Basílica de Guadalupe. Fue a pedir que El Tri perviva otros 35 años, y despidió al contingente que lleva una imagen de la Morena del Tepeyac a la catedral de San Patricio, en Nueva York, que llegará ahí el 12 de diciembre, mero día del onomástico de la patrona.

Gritó que ellos son auténticos, que no los representan marcas de chiles ni de frijoles. "A nosotros nos representa Dios, solamente", aseguró, ante el aplauso y comprensión colectiva. Mienta la madre a "los gringos", antes de la interpretación de Las mujeres de Juárez, dedicada a las más de 300 muertes sin esclarecimiento. "Gracias a Dios hay justicia divina", y prevé un castigo allá, en el infierno.

Se arranca con algunas rolas de la República de los Camotes. Canta Chela Lora, pero el respetable no la respeta y le lanza chiflidos. Afuera, los vendedores de camisetas, dijes, colguijos, carteles y demás chunches se quejan de que ella y Alex no los dejaron vender "nuestra merca", pues "querían que vendiéramos las camisetas a 150 pesos, y eso el pueblo no puede pagarlo".

Son 150 los afectados, se quejaron, en medio de mentadas y de consignas como "Lora y Chela madrean a la banda", "no compres adentro, apoya a los vendedores de playeras de afuera", "somos trabajadores".

Mientras, El Tri se arranca con piezas acompañado del cuarteto Las Piedras Rodantes. Se oye Pamela, la sentida rola que un preso le pidió a Alex en una tocada en el reclusorio. "Házmela, ya ves que mi vieja, como no estaba yo para que me diera de chingadazos, pues prefirió matar a mi hija de dos años." La historia hizo tragar saliva. Se escucha Nunca digas que no y dos chavos de onda de siempre alzan a sus hijos de unos cuantos meses. Los levantan como en la película El rey león. "Estas son las nuevas generaciones de El Tri", dijo Lora.

Ya el concierto está prendido. Cuando tú no estás, Perro negro y callejero. Los que vienen de Neza saben a qué se refiere Lora. La realidad se ha hecho canción. El polvo, el lodo se ha metido en diapasón. La melodía retoma imágenes de perros famélicos, sin rumbo fijo, sin destino, como no sea morir apachurrados por un camión o envenenados por un vecino taimado, o envueltos en un taco de seudobarbacoa.

Invita a echar desmadre

La raza en el Día de la Raza brinca. "Soy un perro negro y callejero, sin hogar, sin hembra y sin dinero." Sobreviene Es lo mejor. Alex exhorta a echar "desmadre, como cuando estábamos en la secundaria". Siempre joven. Otra sorpresita: sube Kenny y canta con él la vigente, La inflación. Kenny enseña una tanga roja. Ahora, para la raza indocumentada que murió en los atentados terroristas en Nueva York, canta Las víctimas invisibles. "Nadie sabe de ellos porque no existían por no tener papeles."

Van Oye cantinero, Abuso de autoridad, Nada me sale bien. "Para Arnoldo, el goberneitor, quien vino a burlarse de nosotros, que soy un mamadote. Ese hijo de su puta madre, junto con George W. Bush." Miles corean Vive latino, la reivindicación de que los gringos necesitan el trabajo de los mexicanos.

Pide un minuto de desmadre para la raza que ya se fue, que se adelantó en el camino, que se murió. Chiflidos. Canta con Andrés, el ANIMAL, Todos necesitamos de todos. Y a brincar.

Ya eso sí se levantó. Para continuar con el relajo: Esclavo del rock and roll, Pobre soñador. Cóndor y El Papayo se echan San Juanico, ese sonoro rugir de la tierra. A bailar, raza, con Adicto al rock and roll. Les acompaña Mariano Soto en la batería. Más nostalgia cuando en las pantallas se ve al viejo Three en escuelas. Lora con bigote, sin arrugas. Que 35 años no son nada, parafraseando al tango. Otra paráfrasis, con una rola de Alvaro Carrillo: "Pasarán mil mariguanos, muchos más, yo no sé si haya rock en el más allá". Y canta Juanita, dedicada a la verde mata. Cierra con La raza más chida, Triste canción y Niño sin amor.

De la raza en el Día de la Raza, de la banda para la banda, aunque afuera la otra banda ambulante dijera que Alex y Chela sólo hacen caso a las otras bandas.

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