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México D.F. Domingo 16 de noviembre de 2003

En la región, "pronto celebraremos todos nuestra independencia": Evo Morales

Bolívar anda de nuevo en los pueblos de Latinoamérica, dice Hugo Chávez

En un ambiente de fiesta, ambos personajes clausuran el Encuento Social Alternativo

LUIS A. GOMEZ ESPECIAL PARA LA JORNADA

Santa Cruz de La Sierra, 15 de noviembre. "Si me esperan a que termine esta cosa, me salto el protocolo y los acompaño en la noche", dijo Hugo Chávez a Evo Morales en una reunión por la mañana. Mientras, algunos de los organizadores atendieron las últimas urgencias del Encuentro Social Alternativo: el prefecto (gobernador) de la provincia de Santa Cruz, un intelectual muy ligado al ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, había negado finalmente el uso del estadio de futbol Tahuichi Aguilera para el acto de clausura.

"Llamaron como a las 3 de la mañana para decir que Carlos Hugo Molina no cedía el estadio porque nadie se responsabilizaba de la seguridad (...) y él se había comprometido a que la policía iba a apoyar en eso", comentó Marcelo Quezada, uno de los coordinadores del encuentro.

Finalmente, a las 9 de la mañana se instaló el primer cordón policial y se abrieron las puertas. Poco a poco, desde temprano, fueron llegando las mujeres y hombres que han discutido, por primera vez en su historia, otro proyecto de país, uno que los incluya para siempre. El acto estaba programado para comenzar a las 2:30 de la tarde. Campesinos y delegaciones indígenas tomaron posiciones en las graderías, almorzaron ahí y una pregunta recorría todo el recinto: "¿A qué hora viene Chávez?"

En el césped del estadio se instalaron sillas para los invitados especiales, los parlamentarios del Movimiento al Socialismo (MAS), los periodistas y las diversas representaciones internacionales.

"Es muy positivo que tengamos por fin un espacio amplio para discutir, entendernos y conocernos. Creo que de aquí vamos a sacar cosas muy positivas para nuestro país", afirmó Dionicio Núñez, líder cocalero de Yungas y diputado del MAS, al arribar al frente de una delegación de 40 campesinos de su región, un sistema ecológico subtropical en plena cordillera andina donde la coca se ha cultivado desde hace 3 mil años.

Otras Bolivias

La tarde nublada, pero calurosa, fue cayendo sobre los poco más de 10 mil asistentes. Curiosamente, la distribución en las graderías del estadio fue revelando otras dos Bolivias: al norte, parcos y ondeando wiphalas, la bandera del mundo andino, estaban los collas, la gente de las montañas; al sur, festivos y con banderas de todos colores y algunas mantas con el rostro del Che, estaban los cambas, llegados del oriente y del sur.

Todos fueron copiosamente dotados de banderas que por un lado eran bolivianas y por otro cubanas, con banderines de "No al ALCA" y gran variedad de folletería y panfletos.

En algunos rincones, el equipo organizador distribuyó agua de limón y de tamarindo, así como otras bebidas refrescantes. Todo gratuitamente. Y comenzó un multicolor desfile de grupos artísticos: grupos de baile, grupos de música andina, un conjunto de reinas juveniles (que nunca se supo qué certamen ganaron), un grupo de adolescentes vestidos de blanco y con banderas cubanas, algunos jinetes portando banderas.

"Epa, compa, ¿esa bandera blanca qué significa? ¿Rendición?", preguntó una señora con acento de camba.

A las 4 y algo más el sol volvió a brillar, como recibiendo al contingente del Sindicato Mixto de Trabajadores Mineros de Huanuni, sector que hace un mes enfrentaba al ejército en el pueblo de Patacamaya, en el altiplano, con la firme intención de llegar a La Paz para reforzar a las fuerzas vivas de El Alto y "decididos a botar al Gringo, compañero, para eso fuimos", aclara uno de los 50 mineros, todos ataviados con su casco de faena y aparentemente inmunes al calor, que en las minas andinas llega a ser de 55 grados en los túneles.

¿Y Chávez? "Ya, ya está viniendo el comandante Chávez, tengan paciencia".

En un espejo roto

Y ahí estaban todos de nuevo, los ex guerrilleros de los años 70, los viejos aliados de la Cuba de Fidel, los dirigentes del Movimiento Sin Tierra de Bolivia (bromeando con sus pares brasileños). Estaban los cocaleros del Chapare, los de Yungas, los intelectuales de izquierda, los diputados y los senadores del MAS, los campesinos de las tierras bajas, los indígenas de Potosí, los alteños y hasta Pablo Solito, director de la Fundación Solón, "que ya no se apellida Solón, como su padre, sino Solito: solito se hace su evento, se escribe sus conclusiones y se hace figurar con los presidentes", dice uno de los miembros del equipo de organización del encuentro.

Muchos viejos luchadores se saludan, muchas anécdotas corren de boca en boca. "Ese dice que ha estado con la guerrilla". "He venido de India para entregarles un saludo, valeroso pueblo de Bolivia". "Son periodistas gringos, nomás que son buenas gentes". Y comienzan a aparecer algunos papelitos coloridos: las banderas de Venezuela y de Brasil, mientras Evo Morales, atendiendo como invitado especial a la cumbre de presidentes, se reúne con Luiz Inacio Lula da Silva y dice que el presidente brasileño "es un hermano, está con nosotros y siempre lo vamos a considerar uno más entre la gente".

Poco antes de caer la noche sobre el estadio un grupo de estudiantes de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno baila para la gente un tinku, baile guerrero del norte de Potosí. Algunos se animan y aplauden a rabiar el número.

Pero entre los invitados especiales, un centenar de rostros observa severamente el baile: son los delgados de los ayllus del norte de Potosí, ataviados con sus vestidos tradicionales de gala, que miran sorprendidos cómo su danza de guerra y de fuerza se ha convertido en folclor. Un señor se separa de la delegación potosina, y sosteniendo en las manos su particular montera de cuero (con forma de casco de conquistador español), los mira enojado. "Eso no es tinku ni nada", dice antes de volver a su asiento.

Son más de las 8. "Che, ¿y Chávez?"

"Hugo, amigo, el pueblo está contigo"

En el escenario montado sobre una de las porterías de la cancha, el cantautor Luis Rico y su guitarra hacen recordar a los veteranos de otros tiempos. "Esa canción fue la despedida a los mineros en el 84. Fue un momento muy intenso para todos nosotros". Pero algunas lágrimas se derraman cuando Rico, que ha vivido algunos de los varios exilios ofrecidos por las dictaduras militares, cierra su presentación cantando El último tinku en París, himno al destierro, a la rabia y a la derrota.

El mismo Rico se encarga de presentar a los invitados especiales del Encuentro Social Alternativo, que llegan al son de las últimas notas de su música: "Saludo al compañero canciller de Venezuela, que llega en estos momentos".

Comienzan los vítores y los aplausos. Por un túnel ingresan en la cancha Evo Morales; el vicepresidente cubano, Carlos Lage, y, por fin, con camisa roja y sombrero de campesino llanero, Hugo Chávez, presidente de Venezuela. Durante algunos minutos reina el caos con la alegría: las bandas musicales tocan fanfarrias, los tambores suenan, los aplausos y los saludos truenan por todo el estadio.

"Hermanos periodistas", dice el maestro de ceremonias, "les rogamos despejar el área para poder culminar nuestro acto. Y seguidamente pedimos a los compañeros silencio, porque vamos a escuchar los hicnos de Bolivia y de las hermanas repúblicas de Cuba y Venezuela, contrólense". Pero ya una consigna recorre las graderías del estadio como una porra: "¡Hugo, amigo, el pueblo está contigo!"

Finalmente, luego de los himnos viene la calma. Habla el ministro de Asuntos Campesinos de Carlos Mesa. Seguidamente Evo Morales es ovacionado cuando toma el micrófono.

"Doy la bienvenida a los hermanos y hermanas, a los intelectuales y al pueblo que ha venido a este encuentro. Y pido un voto de aplauso para el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, nuestro comandante Hugo Chávez. Sabemos que el modelo neoliberal no acabará con nosotros. Y estamos convencidos de que muy pronto celebraremos todos nuestra independencia, la de todos los pueblos de América Latina", afirma.

Y toma la palabra Carlos Lage, que agradece la invitación y los "Cuba sí, yanquis no". Su discurso se centra en afirmar que en Bolivia, regada con la sangre de muchos héroes, se ha enterrado al neoliberalismo. Pero la estrella es otra y todos quieren que dé su mensaje.

"Quiero decirles que los venezolanos amamos a todos los pueblos por igual, pero especialmente a Bolivia, porque lleva en su nombre el recuerdo de nuestro libertador, Simón Bolívar", expresa Hugo Chávez y se lleva la ovación que le tuvieron guardada el día entero.

"En democracia es posible hacer una revolución, y en Venezuela la estamos haciendo, corresponde a los bolivianos construir el camino para Bolivia (...) a la que ya quisiéramos los venezolanos darle un pedazo de nuestro mar."

Y para concluir, o casi, el presidente venezolano explica su visión sobre el Encuentro Social Alternativo: "Que nadie tenga duda que Bolívar anda despierto de nuevo en los pueblos de este continente".

El evento finaliza con aplausos y abrazos, con llanto y promesas de seguir, de continuar charlando y construyendo. "Noj vamo a volver a ver, verán", dice una de las organizadoras del encuentro antes de despedirse, y el estadio se vacía ya muy entrada la noche, y estas jornadas terminan, por ahora, con alegría.

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