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México D.F. Domingo 23 de noviembre de 2003

Las academias no son un grupo de viejitos diletantes, indica Moreno de Alba

La fragmentación amenaza la lengua

El vocabulario técnico, más peligroso que el spanglish: el presidente de la Academia Mexicana

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

El trabajo de las academias de la lengua debe encaminarse al acercamiento con la sociedad, y ésta debe dejar de concebir a aquéllas como un grupo de "viejitos diletantes que no hace nada", expresa el director de la Academia Mexicana de la Lengua, José Guadalupe Moreno de Alba, cuyo libro Suma de minucias del lenguaje acaba de publicar el Fondo de Cultura Económica.

El español, dice el académico e investigador, es una lengua fuerte debido a su unidad, y el riesgo más importante que enfrenta es que el uso del vocabulario especializado (científico, técnico, médico) provoque una fragmentación.

Con el paso del tiempo, las academias se han vuelto más abiertas a los cambios y a asimilar las innovaciones, y existe "un evidente deseo de conceder más importancia a la descripción de los fenómenos de la lengua que a su normatividad", expresa Moreno de Alba en el prólogo de Suma de minucias...

Al respecto, dice en entrevista con La Jornada: "Estoy muy interesado en que la Academia Mexicana se involucre más con la sociedad; que nuestro trabajo llegue a ella, que seamos útiles, y no solamente personas interesadas en la lengua, en la literatura, que se reúnen a conversar como diletantes de tal o cual cosa. Eso es agradable, pero no tiene nada que ver con la sociedad, y creo que en el mundo actual ha cambiado el concepto de academias como grupo de diletantes, pero a veces la sociedad no lo percibe y cree que las academias siguen siendo un grupo de viejecitos que no hace nada, y creo que esto no corresponde a la verdad".

Tenemos, añade, "una lengua muy unitaria y la mayor responsabilidad de las academias está en garantizar que esa unidad no disminuya, sino que aumente", aun con los cambios evolutivos.

''Las lenguas evolucionan evidentemente, pero cuando hay falta de comunicación, entonces los cambios son diferentes en unos hablantes y en otros, en unas comunidades y en otras, y esto -claro- genera división y fragmentación lingüística".

Tómese como ejemplo a dos comunidades que hablan el mismo idioma, pero separadas por una montaña enorme, al no tener comunicación cada una va a generar sus propios cambios y al paso del tiempo hablarán idiomas diferentes.

En la actualidad, esa falta de comunicación no ocurre, aunque los riesgos de fragmentación se mantienen, por ejemplo, en el léxico especializado y la introducción de anglicismos, galicismos y extranjerismos; "a veces unos los traducen al español y otras lo dejan crudo. Ese es el riesgo, y las academias pretenden detener en lo posible, ayudar a que estos riesgos no se hagan verdaderos peligros y no afecten la unidad de la lengua, porque una lengua es fuerte en la medida en que es unitaria, de otra manera se debilita", manifiesta el investigador de la UNAM.

Para Moreno de Alba "tenemos todo para augurarle al español un futuro enorme, no sólo porque tenemos excelentes escritores, sino también porque es una lengua fuerte, comercialmente fuerte, es una lengua nacional de 22 países".

Existen algunos especialistas que ven en el spanglish o el portuñol un peligro para el español. Sin embargo, el director de la Academia Mexicana de la Lengua subraya: "son fantasmas nada más" que se insertan en ese gran sistema que es la lengua castellana.

Explica: "El español de Estados Unidos es muy complejo: no es uno solo, son varios; entonces hay algunas variedades del español americano que tienen mayor presencia de anglicismos, pero nada permite pensar que se esté fraguando una nueva lengua".

Tampoco le preocupa la forma de escritura cablegráfica tan común en la Internet. ''Lo que me preocupa es que no se atienda otro tipo de redacción normal a la que estamos todos obligados; con la condición de que estas personas que emplean esa forma de comunicación también sepan escribir. En nuestro trabajo, cualquiera que este sea, nos va a exigir escribir una carta, y ahí es donde me temo que no estamos preparados para eso. La escuela no nos prepara para eso".

Es peor con la lengua que con las matemáticas, subraya, porque al final de cuentas las operaciones aritméticas pueden hacerse con una calculadora, pero la lengua no. ''La educación en nuestro país es mala, pero el aspecto que está peor es la lengua: no se enseña a los niños a leer, no se enseña a escribir, a disfrutar la lectura, se está avanzando pero muy poco, pero no se atacan todos los frentes como debe hacerse".

Uno de esos frentes es el de la formación de profesores y la dignificación de la carrera magisterial, "porque si no se forman buenos profesores tampoco habrá buenos estudiantes".

La fragmentación del vocabulario, señala, "sí es responsabilidad de las academias, pero que los niños sepan o no poner la h, ese es asunto de los maestros".

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