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E S P E C T A C U L O S
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México D.F. Domingo 23 de noviembre de 2003

El argentino reunió el viernes pasado a su ''gran familia'' en el Salón 21

Brincos, cachondeo y mucho rock durante el concierto de Fito Páez

Interpretó con Susana Zavaleta El amor después del amor, a quien le robó un beso

ARTURO CRUZ BARCENAS

"¡Estamos en un concierto de música, lo cual es algo sagrado para todos nosotros!", gritó el rocanrolero argentino Fito Páez. La manera de expresarlo reivindicó la seriedad con la que el flaco asume su profesión, en la melodía, en la letra, en la ironía, la piel, la entraña, las paredes de los edificios, en la espera, en la madrugada, dentro de los bares y alrededor de una mesa de comedor, del cansancio y la crisis de los 40, su edad, aunque dijo no saber qué es pasar por ese trance.

paez_zavaleta_tg06El Salón 21 de Polanco, la noche del viernes pasado, se llenó de ese público al que Fito llama "una familia, pues casi todos nos conocemos". Comenzó con Nuevo, de su más reciente producción, Naturaleza sangre, hecha con la bandera de la independencia, sin el yugo de los tiempos de la disquera. Se abre camino con esa idea, que le ha ayudado para sentirse más libre, con aire.

"¿Qué es eso de rock latino?", pregunta a los miles de asistentes a la gran cantina-salón. "¡Eso -la palabra latino- que los putos gringos impusieron! ¡Vaya pendejada! ¿Es que hay rock griego? ¿Hay que estudiar latín para entender nuestro rock?" Una gritería mezclada con gusto siguió a las palabras de Fito, que movía sus manos en lo alto, como implorando, pidiendo piedad a los dioses ante las sandeces cometidas en nombre de la industria del disco, de los ignaros que califican porque quieren acomodar los discos en cajitas.

Los ecos de la onda se sucedieron una y otra vez. Algarabía. La "familia" de Fito llegó a desquitar los 400 pesos por boleto. Desde el principio fueron los brincos, los me muevo porque me muevo. Tullidos al panteón. Cada peso un brinco. La noche de los 400 brincos.

Salir al sol, también del nuevo cidí. La proclama por salir a la calle. "Esta canción es política". La hizo cuando Argentina era azotada por el corralito, eufemismo de Fobaproas de otras latitudes. Volver a mí, Giros, El diablo, Bello abril, El centro de tu corazón. Parejas de varios otoños se abrazan en la oscuridad. A unos novios adolescentes les da igual y se tiran en la alfombra para acomodarse horizontalmente, pues así es más fácil acabar con el exhibicionismo y comenzar con el amor.

A una hora de concierto ya duelen las piernas, los pies, de tanto estar parados. No hay sillas, ni mesas. Me vale. Yo me siento en el suelo, que es democrático y acepta todas las nalgas. ¡Hey, mesero! ¿Mesero? Si no hay mesas. Será suelero o algo así, como alfombrero. Unas tres chelas de a 25 pesos cada una.

Ataca Fito su piano. Se sacude al ritmo de su música. Cadáver, 11 y 6, El chico de la tapa, Tumbas, Yo vengo, Aloras. Las adolescentes bailan en pareja, en grupo o solas. Sus pantalones a la cadera dejan ver un carácter de soy así y así seguiré.

Se apaga la luz y tras la penumbra sale Fito, pero ahora con una camisa roja. Comienzan los acordes y la concurrencia reconoce la rola. Se escucha una voz que hace coro, fondo. Sale Susana Zavaleta, con su pelo negro que por momentos le tapa parte del rostro. Sus pantalones pegaditos a sus redondeces.

El amor después del amor. Nadie puede ni nadie debe vivir sin amor. Susana es un grito. Se acerca a Fito. Le da la espalda, literalmente. Le talla el brazo izquierdo con las nalgas. El pianista hace como que resiste, como que soy de palo y no oigo. Nadie puede ni debe vivir sin amor. "¡Esta maravilla prodigiosa se llama Susana Zavaleta!", aclara un tanto obvio. Se acerca y se aleja la norteña. Avienta el vaho a Fito, quien en otro sitio ya estaría retorciéndose.

El amor después del amor, el cachondeo después del cachondeo. Acaba la pieza entre estruendosos acordes. Se levanta Fito y sin darle chance de montar en su caballo Susana le pone un beso en la boca que casi le arranca la faringe.

Se va Zavaleta, la Dulcinea de Fito, quien sacando aire de quién sabe donde continúa con Música para camaleones, su testamento adelantado. Circo beat, Brillante, con la que el artista pidió guardar algo de silencio. "Un concierto es algo sagrado para todos nosotros". Naturaleza sangre, Ciudad, que es su geografía personal, su itinerario de viaje. A rodar, su rockanrol. Los restos, Llueve sobre mojado. Dar es dar y Mariposa.

Se escuchan los oé-oé-oé-oé, Fito-Fito, oé-oé, oé, oé, oé, Fito-Fito.

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