Las tarifas no bajarán ni se generarán empleos, afirma ex gerente divisional de la CFE

Detecta experto incongruencias en el plan de apertura eléctrica

La comisión tiene capacidad para atender el crecimiento de la demanda, construir plantas generadoras, pagar obras apoyadas por Pidiregas y mantenerse como fuente de recursos fiscales

VICTOR CARDOSO

El gobierno federal no tiene razones suficientes para justificar su propuesta de apertura del sector eléctrico, ya que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) cuenta con autosuficiencia financiera para atender el crecimiento real de la demanda, cubrir la construcción de plantas generadoras, pagar las actuales obras construidas bajo el esquema de Pidiregas y hasta para mantenerse como una de las principales fuentes de recursos fiscales.

Según el especialista José Luis Apodaca Villarreal, catedrático del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (Tec de Monterrey) y jubilado como gerente divisional de la paraestatal después de laborar allí 32 años, la propuesta de reforma del sector eléctrico del gobierno de Vicente Fox es rebatible, pues presenta por lo menos 28 contradicciones entre lo que se argumenta para promover la participación privada y los datos y discursos oficiales de los funcionarios.

Lejos de los apagones

''Si consideramos que en estos tres años la demanda eléctrica solamente habrá crecido 5 por ciento (1.6 por ciento al año) y la capacidad de generación se ha incrementado en 17 por ciento respecto de diciembre de 2000, parece que estamos muy lejos de una crisis que pidiera derivar en apagones'', sostiene Apodaca Villarreal en el análisis: La CFE es autosuficiente.

Desde su punto de vista y experiencia, el especialista considera que para evitar abrirse frontalmente a la inversión privada, la CFE requiere sólo dar un mantenimiento adecuado y aprovechar otras fuentes de energía como el carbón, para producir electricidad.

Con base en los estados financieros y las cifras que los funcionarios del gobierno dan a conocer, Apodaca Villarreal calcula que ''la CFE obtendrá en la próxima década ingresos por ventas de 160 mil millones de dólares, y sus gastos de operación, una vez cubiertos los correspondientes a compras de electricidad a los productores independientes, serán 60 por ciento de ese monto. Con su remanente de 64 mil millones de dólares, la CFE puede hacer frente a las inversiones requeridas para transmisión y distribución (18 mil millones de dólares), pagar la deuda de los Pidiregas (7 mil millones de dólares), cubrir los subsidios de las tarifas doméstica y agrícola y también pagar un impuesto razonable a Hacienda''.

En el mismo tenor el especialista cuestiona que en el Programa de Obras e Inversiones del Sector Eléctrico (POISE) se mencionan necesidades de inversión por 563 mil millones de pesos en el periodo 2002-2011. A ese argumento oficial, el ex gerente divisional de la CFE precisa que ''esos requerimientos de inversión se están determinando con un crecimiento anual sostenido de 5.1 por ciento y es necesario considerar que desde el año 2001 hasta fines de 2003 el crecimiento de la demanda eléctrica ha sido a una tasa media anual de 1.6 por ciento''.

Pero señala que sólo los permisos de autoabasto y cogeneración otorgados para las empresas Enron-Tractebel, Iberdrola, Termoeléctrica Peñoles y Termoeléctrica del Golfo generan el equivalente a 5 por ciento de las ventas totales del sector eléctrico en 2002, es decir, el crecimiento que la demanda ha observado en el primer trienio del actual gobierno.

Quimeras oficiales

Bajas tarifas eléctricas derivadas de un mercado en competencia y aumento en el empleo por nuevas inversiones son los dos principales argumentos que recientemente ha manejado el gobierno federal en una intensiva campaña publicitaria para sensibilizar a la opinión pública a favor de la reforma eléctrica.

Del primero de esos argumentos, Apodaca Villarreal afirma que con la reforma propuesta ''es prácticamente imposible'' que las tarifas eléctricas industriales bajen respecto de las ofrecidas por la CFE, por los altos costos de producción que actualmente se derivan del precio del gas natural, principal combustible utilizado en las plantas de generación financiadas por inversionistas privados.

Como ejemplo cita que en Estados Unidos solamente 17 estados continúan con la apertura eléctrica con un precio promedio de venta de 7.8 centavos de dólar por kilovatio/hora, que es 20 por ciento más alto que la media de todas las tarifas eléctricas en México.

Además, precisa, no se propiciaría la competencia, porque seguiría existiendo un oligopolio compuesto por ''un complicado mercado al menudeo de 20 millones de usuarios atendido por CFE, con la mitad de ellos subsidiado, y un ventajoso mercado al mayoreo de 8 mil usuarios, con 40 por ciento de las ventas nacionales atendido por los generadores privados extranjeros''.

Respecto del empleo, Apodaca afirma que las inversiones serían las mismas si las realizan la CFE o inversionistas privados, y la experiencia en las obras ejecutadas bajo el esquema Pidiregas demuestra que no hay promoción de empleos bien remunerados. ''Las grandes empresas extranjeras que financian los paquetes de obras concursados han desplazado a varias decenas de medianas empresas mexicanas, los costos unitarios de las obras se han duplicado y se subcontrata a los mexicanos a precios muy bajos''.