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México D.F. Domingo 11 de enero de 2004

A LA MITAD DEL FORO

León García Soler

Tareas por encargo

La igualdad impuesta

CUMBRE EN MONTERREY y los encapuchados de Chipinque se marean en las alturas. A toda capillita le llega su fiestecita: Vicente Fox recupera el ánimo y la desmesura retórica. Por fin la inmigración. Su amigo George W. Bush presentó su propuesta y los políticos de allende el Bravo ya no tendrán que hacer como que no ven a los 15 o 20 millones de indocumentados que trabajan en la tierra de Jefferson y Lincoln. Sirvientes invisibles, jornaleros agrícolas en la opacidad anónima; ajenos a derechos individuales y laborales, sus derechos humanos son ignorados por la clase gobernante de la gran plutocracia americana. George W. Bush puso en la agenda política lo que ha estado bajo la alfombra cínica de la cósmica globalidad.

HAY QUE APLAUDIR el posible final de la vergüenza ajena; que la reconozcan, así sea con el imperioso eufemismo de legalizar el trabajo para aquellos empleos que "los americanos no quieran". Al fin y al cabo, la retórica humanista del tejano de Yale no podía contradecir las pretensiones legalistas, ni contraponerse a la demagogia patriotera que se ha impuesto tras el acto terrorista de las Torres Gemelas. No a la amnistía porque no se puede premiar a quienes violan las leyes migratorias, dice. A los que violan las laborales, a los patrones, a quienes contratan ilegales, a esos sí. Pero así como se impone aplaudir que se haya puesto la inmigración en la agenda política, hay que lamentar la persistencia de nuestro silencio complaciente, nuestra inclinación a culpar al vecino para no reconocer nuestra incapacidad, la injusticia en nuestra tierra; la vergüenza de expulsar a los mejores, a los audaces, a los que no se resignan a sobrevivir en la pobreza extrema.

SIEMPRE SERA AGRIDULCE todo logro en el terreno de la emigración de mexicanos. Aunque se trate del reconocimiento tácito de sus derechos, de aceptar que están allá y hay que incluirlos en el marco de la ley. Mañana hay cumbre latinoamericana en Monterrey. La migración, el flujo laboral, no ha sido prioridad de los países miembros. La frontera de México y Estados Unidos es el único punto de contacto permanente, geográfico, físico, extenso, permeable, entre el norte rico del primer mundo y el sur pobre del tercer mundo, cuya parábola se desdibujó al desaparecer la URSS. En vísperas de esta cumbre en Monterrey, Italia recibió nueva oleada de inmigrantes ilegales, navegantes que cruzan el Adriático. Allá tienen que hacerse a la mar. Los nuestros se aventuran a navegar el desierto; un paso para cruzar la frontera, pero miles dejan la vida en el empeño. Para la OEA el tema capital ha sido el respeto a los derechos humanos y el reconocimiento de los derechos laborales de los emigrantes de la América nuestra que llegan a la de Monroe.

EL PROYECTO DE Bush dio pie a una retahíla de lugares comunes, a un concurso de inanidades entre extremistas del entreguismo y radicales del más ramplón patriotismo. Para colmo, se produce en medio de la histeria provocada por el intervencionismo imperial y la sumisión del gobierno mexicano, atrapado entre la ingenuidad y la estulticia, entre el voluntarismo político y la sumisión mercantilista. No hay manera de justificar, ni siquiera de explicar el que los funcionarios foxistas, del democrático y plural gobierno de esta República que redescubre la división de poderes, hayan aceptado la injerencia, la intervención directa de policías extranjeros en los aeropuertos del país. Al concluir el sexenio, Fox llevará consigo los laureles de la victoria electoral; haber obtenido el mandato y haber sacado al PRI de Los Pinos. Pero no habrá tiempo que borre la vergüenza de haber aceptado la presencia de los agentes de seguridad del imperio vecino en nuestros puertos aéreos. Ni modo ni manera, dijo Pánfilo Natera.

EN ESTE SEXENIO de incontinencia retórica, hubo quienes hablaron a destiempo y exhibieron un autoritario desprecio por la opinión pública. Amargo contraste con la pretensión de transparentar los asuntos oficiales y dar acceso a los ciudadanos a la información de lo que se hace y se decide. Santiago Creel diría que no había siquiera una solicitud formal del gobierno estadunidense, cuando ya los agentes de su contraparte daban instrucciones y dictaban órdenes en México. Del torvo secretario que el amigo Bush puso a cargo de su seguridad nacional cuando decidieron borrar los derechos individuales de sus conciudadanos para hacer frente al terrorismo. El secretario de Gobernación firmó un acuerdo de colaboración hace meses. El Senado de la República solicitó los documentos, el texto de dicho acuerdo: "recibimos unas notas, una especie de borrador", diría la senadora Silvia Hernández. Vergonzosa actitud.

LOS ALIADOS BRITANICOS de míster Bush debatieron en el Parlamento las implicaciones de la vigilancia en aeropuertos y la suspensión de vuelos dictada ante la posibilidad de algún atentado terrorista. El ministro del Transporte del gobierno de Tony Blair diría a la bancada opositora que hace más de un año el gobierno había anunciado que tomaría dichas medidas si fuera necesario. Luego, no podían decirse sorprendidos, mucho menos engañados. Por lo visto, los nuestros creyeron que podrían quedar bien con el imperio sin tener que decir nada a sus mandantes, a los ciudadanos de acá de este lado. Queda, además, el mal sabor de boca de las explicaciones a intervención ya dada; de las aclaraciones al estilo foxiano: "lo mismo puede hacer México; puede ir (por ejemplo) al aeropuerto de Houston a asegurarse de que las medidas de seguridad están ahí para las naves mexicanas".

Y CON EL RASERO de llaneza obliga aunque unos sean más iguales que otros, la siguiente joya: "Yo frecuentemente hablo con el presidente Bush sobre los temas latinoamericanos y los de cada uno de los países; frecuentemente tomamos posiciones comunes; frecuentemente él me pide hacer algunas tareas, y yo a veces le pido otras". Mañana hay cumbre en Monterrey. Fidel Castro no está invitado a cenar. Pero Condoleezza Rice adelantó el disgusto de la Casa Blanca con Hugo Chávez, presidente de Venezuela: "No puedo entender por qué alguien que cree en la democracia o quiere que la gente crea que cree en la democracia querría tener algo que ver con Fidel Castro", dijo Connie, renacida creyente en la política del buen vecino. Bush llegó a la Casa Blanca en enero de 2001 con la promesa de "que pondría énfasis en el vecindario", dijo. Y le pega a Hugo Chávez.

Y RETOMA EL insolente discurso del subsecretario Roger Noriega, quien criticó el acercamiento de Néstor Kirchner, presidente de Argentina, con el gobierno de Cuba. Y de paso, a Lula, el de Brasil, quien no acepta una agenda impuesta por el poderío unilateral. Ofendido, justamente indignado, Kirchner diría hace unos días que a Argentina "nadie la cita". Cuando se es jefe de gobierno, jefe de Estado, las palabras pesan: no habla el individuo, el amigo, el socio; habla el mandatario, habla en nombre de la nación, de sus mandantes. El inefable Menem del caminito acuñaría la frase de la ruindad, de la soberanía envilecida por el pragmatismo y la ética de mercaderes; la de "las relaciones carnales" con el gobierno de Estados Unidos. Mañana hay cumbre en Monterrey. Hay nuevo orden mundial y el hijo del Bush que lo instauró vuelve la vista "al vecindario".

E PLURIBUS UNUM, dice el latinajo adoptado por el federalismo de la Unión Americana. En el vecindario, en el mundo entero, nada más uno cuenta. Uno manda. Las buenas intenciones que los mexicanos encuestados atribuyen a Fox en lo que hace y sobre todo en lo que dice, resultan el proverbial empedrado del camino al infierno cuando topan con la terca realidad interna y la incontestable, irresistible afirmación de la voluntad unilateral del imperio global. La política exterior fue tradicional refugio para gobernantes a los que agobiaba la situación, la dura realidad de la política interna. Después del vuelco finisecular, después de septiembre 11 y de "la primera guerra del siglo XXI", declarada al terrorismo, ya no lo es.

MAÑANA HAY CUMBRE en Monterrey y el martes 13 emprenderán el viaje de regreso los gobernantes "del vecindario". Para el poder imperial de la unilateralidad, la única igualdad posible es la del mito helénico de Procrustes: la del personaje que tenía un sistema para que todos los seres humanos fueran del mismo tamaño: si eran muy bajitos, los estiraba; si eran muy altos, les cortaba pies o cabezas. De la cumbre de enero saltarán los nuestros a la Convención Hacendaria, programada para el 5 de febrero. Efeméride del poder constituyente para que los del poder constituido asuman su responsabilidad y vaya al basurero de la historia el nuevo federalismo, método de igualdad como el de Procrustes. El poder regional redescubierto por los gobernadores no es el poder de la bolsa. Este es del Poder Legislativo, del Congreso de la Unión, pero los de la Conago han hecho un gran servicio a la República al convocar a la convención hacendaria.

EN LA PRIMERA que hubo, casi en plena Revolución, se impuso el impuesto sobre la renta, se optó por los impuestos progresivos, porque pagaran más los de mayores ingresos. Hoy por hoy, en plena debacle del neoliberalismo, cuando hasta el Banco Mundial reconoce el fracaso del método impuesto, tirios y troyanos, panistas, priístas, perredistas y el resto de la pluralidad partidaria se aferran al sistema de la tecnocracia que aplicó el método igualitario de Procrustes al régimen fiscal: o cobrará más a los ricos para que no se lleven su capital a otra galaxia y no dejen de invertirlo y multiplicarlo entre nosotros. La derecha es la izquierda y la izquierda es la derecha, dijo Carlos Castillo Peraza, cuando el yucateco panista festejaba la victoria cultural de su fusión con los reformistas del priato tardío y la confusión de las izquierdas después de la caída del Muro de Berlín y del "socialismo realmente existente".

DA GRIMA. LAS izquierdas y los del nacionalismo revolucionario rinden pleitesía a la austeridad impuesta por los pregoneros de la verdad única en economía. Ave Paco, los que van a morir te saludan.

MURIO NORBERTO BOBBIO. Los políticos de nuestra transición en presente continuo, los del infantilismo democrático y la prisa por dar vueltas a la noria, deben al gran luchador y pensador italiano el homenaje de leerlo y releerlo. Aceptaron que había llegado el fin de la historia, que habían muerto las ideologías, que democracia y capitalismo son sinónimos y que el mercado es la clave de la dicha humana en la era de la verdad única. Hablan de igualdad y parecieran creer sin reservas en el método de Procrustes. Lean, relean a Bobbio.

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