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México D.F. Jueves 15 de enero de 2004

Orlando Delgado Selley

Democracia y déficit gemelos

La recuperación estadunidense enfrenta problemas serios. En primer lugar, la presencia conjunta de un enorme déficit fiscal y comercial. Estos déficit gemelos están generando un fuerte endeudamiento que se acelerará en los próximos meses. El riesgo que genera esto sobre el futuro del crecimiento es alto y empieza a preocupar no sólo a los críticos conocidos, sino también a economistas como Robert Rubin, ex secretario del Tesoro, que ha alertado sobre la posibilidad de una catástrofe. Los analistas financieros no aceptan esto. Por el contrario, argumentan que el crecimiento del mercado financiero es una prueba de la fortaleza estadunidense. Lo mismo decían de Argentina y conocemos la secuela.

En segundo lugar, el empleo empieza a mostrar características típicas de las economías en vías de desarrollo. Lo que no muestran las estadísticas ocupacionales estadunidenses es el importante crecimiento de los empleos de bajos salarios que no son reportados como verdaderos empleos. Los datos de diciembre pasado, por ejemplo, reconocen la creación de apenas mil nuevos empleos. Sin embargo, la tasa de desempleo se redujo 0.2 puntos porcentuales, esto es 300 mil desempleados menos. Los desempleados dejan de serlo, para convertirse en contratistas individuales, autoempleados temporales o incluso trabajadores pagados por fuera de la nómina. El fenómeno del trabajo precario se generaliza, abarcando sectores mayores a los migrantes ilegales.

En tercer lugar, persisten los problemas de Enron y el sistema que lo permitió no ha avanzado en corregirlo. Los políticos involucrados en el escándalo no han sido afectados y los actores directos parecen estar en vías de ser condenados, pero no por lo que hicieron sino -como Al Capone- por no denunciar los acuerdos corporativos dolosos. Además, los verdaderos culpables, los ejecutivos del mayor nivel, pudieran no ser llamados a juicio nunca. En consecuencia, en el actual ascenso del Dow Jones y del Nasdaq no queda claro si el valor de las acciones corresponde a la realidad o si se han inflado para beneficio de algunos.

Para nosotros, lo que pase en Estados Unidos es decisivo. Si la economía de ese país se contrae, la mexicana y la del mundo entero se colapsan. No ocurre lo mismo si esa economía crece, ya que sólo si se mantiene un ritmo sostenido que incluya a su industria el impacto puede beneficiarnos. Esto es uno de los resultados de la globalización subordinada y dependiente. No somos los únicos en esta situación. Todos los que siguieron al pie de la letra las recetas del consenso de Washington la comparten. América Latina entera está incluida. La subordinación no es solamente económica, sino también conceptual. Los gobernantes y los grandes capitalistas siguen creyendo que la fortaleza económica estadunidense impide crisis en ese país como las que han ocurrido en los nuestros, lo que cada vez es menos cierto.

Hasta el Fondo Monetario Internacional ha advertido que las reducciones de impuestos que ha hecho Bush no resultan sensatas y que los déficit gemelos están generando "riesgos significativos" para Estados Unidos y para el resto del mundo. La voracidad por recursos crediticios puede elevar las tasas de interés, provocando una reducción global de la inversión y del crecimiento. La caída del dólar respecto al euro, que alcanza más de 25 por ciento, apunta en esa dirección. A diferencia de lo ocurrido en Argentina, Estados Unidos sigue atrayendo capitales. Pero si los déficit gemelos no se reducen por lo menos a la mitad en cinco años, la confianza de los inversionistas desaparecerá y pudiera ocurrir una violenta contracción de la inversión.

Es obvio que para la administración Bush lo que pueda ocurrirle al mundo le importa poco. Lo que es fundamental para ellos es ganar la elección presidencial y van a expandir el gasto lo que sea necesario, aunque se complique la evolución futura de la economía mundial. Si cualquier otro gobierno se atreviera a plantear la posibilidad de afectarlos con medidas económicas irresponsables, lo obligarían a reducir sus déficit, bajando el gasto, aumentando impuestos, sin importar el costo social. Esa es la democracia que nos proponen. Hacer lo que ellos dicen que tiene que hacerse, aunque ellos no lo hagan en su propio territorio. Sus instituciones son las que pretenden ser universales, aunque no cumplan cabalmente su cometido. La comprensión de esta situación es cada vez más amplia, pero en el gobierno federal parecen no darse cuenta.

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