Gustavo Iruegas

La tercera tarea

Inmediatamente antes de la Cumbre Extraordinaria de las Américas, sus promotores decidieron dar algunas explicaciones. El secretario de Estado Colin L. Powell publicó un artículo šen un periódico mexicano! (aunque se sospecha que en otros medios latinoamericanos también) que tituló: "Una nueva agenda para las Américas". En apretada síntesis, las ideas centrales, no nuevas, nos dicen que "la pobreza sigue siendo inaceptablemente alta y el crecimiento inaceptablemente bajo", y que nuestras "instituciones democráticas siguen siendo débiles y necesitan reformas".

Por su parte, la misión de México en la OEA produjo un artículo -en evidente y estricto cumplimiento de instrucciones recibidas desde Tlatelolco- que tituló: "Coincidencias en la diversidad", en el que intenta dar respuesta a tres interrogantes: "Ƒcuáles son, pues, las razones que justifican la celebración de una cumbre extraordinaria al inicio de 2004? ƑQué resultados se espera alcanzar? ƑQué decisiones pueden tomar los jefes de Estado americanos que justifiquen su traslado a Monterrey?", y nos dice que "la respuesta a estas interrogantes hay que buscarla en la situación en la que se encuentra el continente en el momento actual" (en que) "...la mayor parte de los países del hemisferio ha experimentado dificultades económicas severas en los últimos años." (Los últimos 200, habría que decir.) "En algunos casos -advierte la misión- estas crisis sociales se han trasladado a la arena política, lo que ha llevado a cambios repentinos de gobierno que, si bien se han realizado de conformidad con procedimientos democráticos y constitucionales, siembran dudas sobre el futuro de la gobernabilidad democrática en esos países." (Cuidado: párrafo altamente injerencista.) "Sería muy riesgoso no propiciar el diálogo directo entre los jefes de Estado ante una situación que, por razones geográficas, económicas y políticas nos afecta a todos." (En caso de duda, intervención extranjera; podría ser un nuevo precepto de la diplomacia interamericana).

Por su parte, la cancillería hizo un segundo y vano intento de explicar por qué "surgió la necesidad de llevar a cabo una cumbre extraordinaria", lo que atribuyó a cuatro razones que consideró destacadas:

"Primera: ...desde el punto de vista económico, la situación no se dio como se esperaba." (Argumento de meteorólogo: no iba a llover, pero llovió).

"Segunda: ...ha habido cambios en los procesos democráticos que requieren, de manera urgente, que los jefes de Estado y de gobierno de las Américas se reúnan (...) hay demócratas, muchos demócratas, de hecho hay 53 por ciento de personas que apoyan la democracia en América Latina y El Caribe. Pero hay cada vez más demócratas insatisfechos; de este 53 por ciento, solamente 28 por ciento está satisfecho con los resultados de la democracia." (ƑQuerrá esto decir que (47 + 14 = 61 por ciento de los latinoamericanos no está satisfecho con la democracia?) Se recomienda abstenerse de sacar conclusiones; podrían ser peligrosas.

"Tercera (desde) ...el 11 de septiembre de 2001 ha habido cambios importantes en la seguridad, no solamente del continente, sino en la seguridad internacional." (Sí, también en el orden y el derecho internacionales y en la soberanía, en la tranquilidad y en el bienestar de nuestros pueblos, el estadunidense inclusive. Pero estos no son temas de la cumbre; Colin Powell no los incluye en su artículo).

Por último, "la cuarta razón por la cual justificamos una cumbre extraordinaria es que, desde Québec, hay 14 nuevos jefes de Estado y de gobierno. Entonces, los presidentes y los primeros ministros tienen que reunirse antes de (la reunión) en Argentina, con objeto de tomar decisiones en relación con la cuestión económica, las cuestiones de los procesos democráticos, en relación con los aspectos de seguridad y en relación con la reafirmación de los principios que son característicos de este proceso de cumbres, que son libre comercio, cooperación e integración. Esas son las razones que justifican la Cumbre Extraordinaria de las Américas." (ƑY los presidentes que asuman sus cargos después de Monterrey y antes de Argentina no merecen ser presentados en sociedad y reafirmar los principios del proceso de cumbres?)

Pueriles y demagógicas resultan las explicaciones de las tres instancias.

En el momento mismo de la inauguración empezó la exhibición del cobre: el presidente Bush dijo que la ayuda que pueda prestar estará condicionada a su apreciación de la buena conducta de los aspirantes a recibirla; el primer ministro de Canadá admitió que fue su país el promotor de la cumbre extraordinaria, quizá porque la de Québec no sirvió de mucho, quizá porque fue una tarea que, con inconfesables propósitos electorales le encargó su poderoso vecino. Hay que recordar que, para Canadá no importaba el tema, lo importante era la reunión, con cualquier motivo y pretexto. El presidente de México admitió que de vez en cuando hace algunas tareas por encargo de su colega del norte, y su oficina dio dos ejemplos.

Tras una serie de incidentes de agenda y protocolo hubo, finalmente, un documento. Se llamó Declaración de Nuevo León. En 16 páginas, que incluyen 67 párrafos, en las que caben holgadamente un preámbulo y tres capítulos, se encuentran 35 ocasiones en que los presidentes "se comprometen"; 20 en que "reconocen"; 10 que "reafirman"; siete "continuaremos", etcétera. Aparte de que sí incluyó los temas fuera de agenda: ALCA y terrorismo, el documento repite lo que siempre se ha dicho en las otras declaraciones cumbre y no es ni más ni menos demagógico que el resto, pero contiene una novedad: incluye el tema de las remesas de los migrantes a sus familias, en un párrafo que es una verdadera colección de efugios y ardides para asegurar su incumplimiento: "nos comprometemos a tomar acciones concretas para promover el establecimiento, lo antes posible, de las condiciones necesarias con miras a alcanzar la meta de una reducción de por lo menos la mitad del costo promedio regional de estas transferencias, de ser posible a más tardar en 2008, e informar de los progresos alcanzados a la próxima Cumbre de las Américas, en Argentina, en 2005." La salvaguardia de 2008 es digna de Houdini.

Por lo demás, es un documento anodino que, como el resto de sus congéneres, pierde toda su importancia una vez que se anuncia su existencia.

Así, la cumbre extraordinaria resultó muy ordinaria. Sirvió a los propósitos del presidente de Estados Unidos, que reunió a sus desiguales contrapartes en una fotografía que lo demuestra. Para lograrlo usó a Canadá como mano del gato y a México como el resto del animal.