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E D I T O R I A L
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México D.F. Lunes 16 de febrero de 2004

 


MANOS FUERA DE HAITI

sol-2El presente es un momento crucial para el futuro político haitiano, donde se confrontan tres alternativas de poder: la perpetuación del régimen corrupto y fraudulento que encabeza Jean-Bertrand Aristide, el horror redivivo de los tonton-macoutes y su ejército caníbal, y el amplio y pacífico movimiento cívico agrupado en Plataforma Democrática, que busca una renovación de la presidencia de acuerdo con los términos constitucionales.

El líder opositor André Apaid definió ayer, con toda claridad, las diferencias entre Plataforma Democrática, que ayer lanzó a miles de opositores a las calles de Puerto Príncipe, y los ex militares del norte del país, que se alzaron en armas en la ciudad de Gonaives y han expandido su control a otra decena de localidades: "Ellos quieren que (Aristide) se vaya, nosotros queremos que dimita constitucionalmente".

En la circunstancia actual, el gobierno de Washington ha apostado a la continuidad de Aristide y enviado veladas amenazas a los opositores civiles del corrompido presidente. El secretario de Estado, Colin Powell, no se cansa de argumentar que Aristide fue "democráticamente electo", omitiendo el hecho de que los comicios en los que el ex cura salesiano alcanzó por segunda vez la presidencia fueron mucho más desaseados y fraudulentos que los que llevaron a George W. Bush a la Casa Blanca.

El respaldo del Departamento de Estado se ha convertido, así, en la principal base de poder del actual gobernante haitiano, y eso configura un escenario de injerencia inadmisible, inmoral y por demás peligrosa para los opositores que buscan la remoción legal y pacífica de Aristide, y es que, en la medida en que éste se sienta apoyado por Estados Unidos, no vacilará en reprimir violentamente a sus detractores democráticos.

Por otra parte, si siguen disolviéndose los factores locales de apoyo al régimen de la familia Lavalás, Washington podrá mudar de aliados y negociar con los ex militares y delincuentes de Gonaives. A fin de cuentas, es en ese bando donde se encuentran los amigos originales de Estados Unidos: entre los paramilitares y los ex tonton-macoutes de las dictaduras duvalieristas, engendradas por el propio Departamento de Estado.

A casi medio siglo de la llegada al poder de François Duvalier, y a pesar de las luchas democratizadoras que han tenido lugar en Haití, Estados Unidos sigue siendo, en esa misérrima nación caribeña, el principal sostén de las dictaduras y de la barbarie. Es tiempo de que los haitianos decidan por sí mismos el destino de su país, sin injerencias ni manos extranjeras.
 

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