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México D.F. Miércoles 18 de febrero de 2004

''Rifársela en el escenario'', peculiaridad de los latinoamericanos, expresa a La Jornada

Si el mundo fuera cantado, sería como una ópera, dice Villazón

Después de dos años, el tenor regresa a México para encabezar la Gala Latina de la Sinfónica Nacional en Bellas Artes La parafernalia visual distrae la esencia de la música, considera

ANGEL VARGAS

¿A qué se debe el éxito y el prestigio que en años recientes han logrado los cantantes latinoamericanos en las principales casas de ópera del mundo?

No se trata de ''una extravagancia ni de una moda", sino de una característica cultural inherente a los países de la región: ''sabérsela rifar", en este caso, sobre el escenario, responde el tenor mexicano Rolando Villazón.

A sus casi 32 años, que cumple el próximo domingo, se ha consolidado, en el reciente lustro, como una de las jóvenes figuras más prominentes del bel canto internacional. Excepto La Scala de Milán, su nombre ha figurado ya en los principales escenarios del mundo.

Tras una ausencia de casi dos años, el intérprete oriundo de la ciudad de México regresará a nuestro país para presentar este jueves su primer disco de recitales, además de encabezar la Gala Latina que ofrecerá este viernes y el domingo la Orquesta Sinfónica Nacional en el Palacio de Bellas Artes.

Performer completo

Villazón arriba este miércoles proveniente de Londres, donde protagonizó ocho funciones de Los cuentos de Hoffman, de Offenbach, en lo que fue su debut en el Covent Garden. Antes de abordar el avión, acepta una entrevista telefónica con La Jornada.

-¿Cuáles son las exigencias actuales para un cantante de ópera y que lo diferencian de uno de la segunda mitad del siglo XX?

-Ahora se pide ser un artista total, en los sentidos musical y dramático. En la cuestión histriónica, las exigencias son mucho más profundas, así como más intensa la demanda física.

''Se exige mayor disposición hacia lo que se hace en el escenario, se pide mayor interiorización y profundidad en los papeles. Resumiendo: es una exigencia del performer completo, de hacer creíble, en todos los sentidos, lo que se está haciendo en el escenario.

-¿La preponderancia de lo escénico no atenta contra la naturaleza de la ópera?

-No lo creo, si se guarda el equilibrio y la mesura. Una mayor exigencia física y la intensificación de lo histriónico no limitan ni van en contra de los aspectos musical y vocal. Por el contrario, considero que los subrayan, siempre y cuando se maneje de manera adecuada.

''Es cierto que en algunas propuestas los directores escénicos piensan que no es suficiente con lo musical y por ello ponen alrededor toda una parafernalia visual que lo único que provoca es distraer la esencia de la música, mas que soportarla. Pero hay de todo.

''Creo que debemos tomar lo positivo, y esto es aquella exigencia dramática que ayuda a subrayar las exigencias musical y vocal."

Intensificar la propuesta visual

-¿Las nuevas exigencias evidencian una regeneración, un replanteamiento o una revolución de la ópera?

-Vivimos momentos muy visuales, y para que la ópera siga siendo un espectáculo al que las personas quieren ir, tiene que intensificar precisamente su propuesta visual.

''La gente responde a eso, prefiere ver una Bohème en la que todo es creíble. Es decir, donde no sólo la música es hermosa y hay bellas voces, sino que además conmueve ver metidos en el papel a quienes intervienen en la obra.

''Eso hace un espectáculo muy completo, sin comparación, único en las artes escénicas. La ópera, no obstante su antigüedad, sigue siendo una expresión contemporánea y vigente, y tan lo sigue siendo que el público continúa conmoviéndose con las mismas melodías e historias.

''La ópera es la creación de otra realidad. No es teatro, no es música; es una historia completa contada con música. Si el mundo fuera cantado, sin duda alguna sería así."

-Tanto éxito y renombre logrado por tenores latinoamericanos en los principales escenarios del mundo, ¿es una suerte de vindicación de los cantantes de la región?

-No sé si sea una vindicación. Lo cierto es que el cantante latinoamericano, especialmente el tenor, es ya muy apreciado. No sé si sea un fenómeno del momento. El hecho es que tenemos a Ramón Vargas, Marcelo Alvarez, Juan Diego Florez, Aquiles Machado, José Cura.

''En fin, somos una serie de cantantes latinoamericanos que estamos haciendo mucho ruido.

''La verdad es que en todo el mundo se sorprenden mucho de nuestras voces, nos han llegado a preguntar si será nuestra alimentación, o el sistema de enseñanza de nuestros maestros o la educación musical.

''Evidentemente, en el timbre hay un calor que tiene que ver con nuestra cultura, con esa forma de ser que tenemos en esta región. Es decir, tiene que ver con nuestro clima no sólo humano y social, esa disposición a ser amigables de entrada, sino también el sol, la temperatura, la flora y fauna que nos rodea.

''El nuestro es un timbre que llega a las personas, pero también tiene que ver nuestro temperamento y la forma en cómo nos arriesgamos a cantar. Eso, el riesgo, es muy importante para el público, acaso lo más importante. No lo pensamos para cantar los agudos, el piano, la mezza voce.

''Sinceramente no encuentro una respuesta cuando me preguntan a qué atribuyo el fenómeno latinoamericano. Tampoco es que haya 50 o 100 cantantes latinoamericanos triunfando en el mundo. Quizá es sólo una casualidad histórica que seamos varios los que ahora destacamos."

Ni extravagancia ni moda

-¿No será acaso una moda o cierta extravagancia?

-Estoy seguro de que no somos parte de una extravagancia ni de una moda. A estos niveles el papel se le otorga a quien encanta y convence al público y a la crítica, sin importar su origen. Es decir, no por ser latinoamericano se tiene ya asegurada la carrera.

''Aunque sí creo que el latinoamericano tiene una característica singular: el de rifársela en el escenario. No es simplemente un hambre de triunfo, es dar el todo por el todo. Rifársela es algo que entendemos muy bien los mexicanos, es esa actitud del mariachi que sale y se para y da todo lo que tiene. No sólo es cantar bonito, no es sólo meter bien la voz, hay algo más: la entrega sin cortapisas.

''Eso no significa que cantantes de otras nacionalidades no lo hagan, pero es como esta idea muy nuestra del sin miedo a la muerte, sin miedo al gallo, sin miedo al fracaso. Es como el torero que se pone de rodillas para esperar la salida del toro, algo muy excitante. Somos descarados."

Hacer carrera internacional, única opción

-¿A qué atribuye que países pobres como los de Latinoamérica, incluyendo a México, produzcan cantantes de las grandes ligas?

-Aunque parezca paradójico o humor negro, se debe a la falta de apoyos y de infraestructura.

''Es decir, a los cantantes no nos queda de otra: o hacemos una carrera internacional o no hacemos carrera. Es por eso que nos atrevemos a salir.

''Por ejemplo, la fortuna y la desgracia de los cantantes italianos o los alemanes es que no hacen carrera internacional, pues muchas de las grandes casas están en sus países", concluye el tenor Rolando Villazón.

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