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México D.F. Viernes 5 de marzo de 2004

Jaime Martínez Veloz

En Baja California los judas tienen nombre

Para quienes hemos seguido de cerca la escandalosa colusión del poder local con las trasnacionales energéticas en nada resulta extraña la aprobación federal para que Chevron-Texaco instale una regasificadora en las islas Coronado, Baja California. Nuestro estado está sirviendo a las administraciones panistas como territorio experimental para construir infraestructura trasnacional en beneficio, principalmente, de corporativos de Estados Unidos. Son muy graves las implicaciones negativas que esta cesión de la soberanía mexicana tendrá en el orden político, social, ambiental, económico y cultural para nuestro estado y para todo el país.

Para satisfacer las necesidades de electricidad y gas de Estados Unidos, el gobierno panista está permitiendo inconstitucionalmente la construcción irregular de gaseras en territorio mexicano. La intención es que desde territorio bajacaliforniano se provea el energético requerido por las corporaciones para surtir el rentable mercado estadunidense. Los riesgos, costos, peligros, contaminación y problemas correrán a cuenta del pueblo mexicano; las ventajas, ganancias, seguridad, limpieza y beneficios serán para los corporativos extranjeros, que repartirán migajas a los panistas cipayos.

Bajo el espejismo de potenciar el despegue económico de la región, la Marathon Oil, Shell, Sempra Energy y Chevron-Texaco se sirven de sus testaferros panistas para convertir regiones del estado en territorios concesionados. Antes del chantajista anuncio de la Marathon Oil de "retirar" su "inversión" de las playas de Tijuana, tras la expropiación de sus terrenos los negocios trasnacionales-panistas auguraban una capacidad de regasificación de 4 mil 850 millones de pies cúbicos al día.

En este apetecible negocio colabora gustosa la burocracia tecnócrata de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), que opera técnicamente la aprobación de permisos de generación de energía eléctrica y la apertura a la operación de las gaseras estadunidenses.

El presidente de la CRE, Dionisio Pérez, asegura que el gas que se reciba "abastecerá la zona industrial de Baja California y las plantas eléctricas" y que "se tiene pensado eviar el excedente a Estados Unidos". Sin embargo, la demanda regional de gas sólo es de 300 millones de pies cúbicos; es decir, habría un excedente de 4 mil 550 millones. ƑA quién sirven, entonces, en realidad, las plantas? ƑPor qué no admitir que el gas es para Estados Unidos, y que las migajas que sobren serán para el mercado nacional de la región?

Para beneficiarse con los despojos que les deje la ambición corporativa, las administraciones federal, estatal y municipal del PAN han pasado por encima de la Constitución mexicana. Este comportamiento, que en un país de instituciones fuertes y democráticas bastaría para fijar a los responsables un juicio político, aquí no pasa de quedar en mera anécdota de la picaresca política.

La modesta explotación y distribución de gas natural, así como su sospechosa diferida inclusión en la cadena productiva Pemex-sector eléctrico nacional, pretende explicarse con el supuesto círculo vicioso de falta de inversión en las empresas mexicanas de ambas ramas. Pero es Vicente Fox quien ha preferido entregar a los corporativos privados el rentable negocio de provisión de insumos combustibles. Así, por ejemplo, en lugar de que Pemex provea a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) del combustible para producir electricidad, se decide hacer negocio con las trasnacionales.

Existen destacados panistas que ahora son empleados de las trasnacionales. El escándalo no los ha tocado, porque nadie tuvo el mal gusto de grabarlos en video. De poco parece servir la admisión franca del maiceo trasnacional, como es el caso del alcalde de Ensenada, Jorge Catalán, quien por unos cuantos pesos entregó a Sempra Energy territorio, honra y dignidad; pero "no los pedí para mí, sino para la ciudadanía", se defiende tan campante el panista. A la trasnacional le salió barato este "judas disfrazado de servidor público".

La que al parecer vio frustrado su negocio fue Marathon Oil, luego de que el municipio de Tijuana decretara la expropiación del terreno donde pretendían instalar su gasera, pese a la creciente oposición social. Sin embargo, ningún compromiso con la sociedad estuvo detrás de la decisión del cabildo. Más bien la trasnacional llegó tarde a la repartición del pastel y del previo arreglo mafioso entre el gobierno panista y los otros corporativos que se adelantaron. Las trasnacionales que ganaron con esta jugada son Sempra Energy y Shell. Chevron se apresta a disputar el pastel del gas comercializado con el apoyo de otros funcionarios federales panistas. La disputa por el control del mercado de gas en la frontera norte está en la etapa de definiciones. En la lucha no habrá cuartel: ni entre trasnacionales, ni entre éstas y la ciudadanía.

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