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México D.F. Lunes 29 de marzo de 2004

Carlos Fazio

El CLC, la nueva mafia cubana de Bush

Urgido para su relección del voto de los cubanos anticastristas de Miami, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, cambia de amigos. O de mafia. Ante la decadencia de la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA) -vieja socia de aventuras subversivas de varias administraciones de la Casa Blanca-, el actual jefe de la oficina oval viene potenciando, a través de su hermano Jeb Bush, gobernador de Florida, al denominado Consejo por la Libertad de Cuba (CLC), que se ubica a la derecha de las organizaciones extremistas que abogan por el empleo de la violencia para derrocar a Fidel Castro y destruir la revolución cubana.

Clon de la FNCA, el CLC nació en agosto de 2001 a raíz de un cisma que se produjo tras el sonado secuestro del niño Elián González, cuyo desenlace afectó la imagen de la fundación ante la comunidad cubano-estadunidense de Florida. Pero la crisis venía de antes. La falta de carisma y liderazgo, los problemas económicos y los errores políticos de Jorge Mas Santos, quien heredó la jefatura de la FNCA a la muerte de su padre, Jorge Lincoln Mas Canosa, en 1997, agudizaron la lucha por el poder en la FNCA.

Conocido terrorista, el chairman Mas Canosa, quien en 1965 contrató a Luis Posadas Carriles para colocar minas en el puerto de Veracruz contra barcos cubanos, mexicanos, españoles e ingleses, había creado la fundación en 1981, bajo los auspicios de Richard Allen, asesor de Seguridad Nacional del presidente Ronald Reagan. La FNCA admitió en sus filas a elementos terroristas, ex funcionarios y políticos de la tiranía de Fulgencio Batista, entre ellos varios agentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), como el propio Mas Canosa y Ninoska Pérez, hija de un represor de la policía motorizada batistiana, quien por muchos años fue vocera oficial de la fundación. Tras la abrupta ruptura de un grupo de "notables" en 2001, la Loba Feroz, como se le conoce en círculos del exilio miamense, participó en la creación del Consejo por la Libertad de Cuba y forma parte de su comité ejecutivo de ocho miembros.

El creación del CLC no significa una división entre los elementos terroristas de la FNCA. El cisma se produjo en la superficie, pero el ala paramilitar, clandestina, la cara oculta, quedó intacta en el seno de la nueva organización, que viene siendo impulsada por Roger Noriega, un ultraconservador que representó a Washington ante la Organización de Estados Americanos y ocupa la Subsecretaría de Estado para América Latina. Bajo el padrinazgo de Noriega, el CLC creó una organización lobbysta, el Comité de Acción Política US-Cuba Democracy, que tiene como principal "embajador" ante la Casa Blanca al gobernador de Florida, Jeb Bush.

Según informó el Diario de las Américas, el 22 de diciembre pasado, en el hotel Biltmore de Miami (el mismo donde el 4 de marzo el magnate venezolano Gustavo Cisneros dijo, durante una cena, que estaba sentado "al lado del próximo presidente de México, Jorge Castañeda"), Jeb, el hermano del presidente Bush, participó en el lanzamiento del lobby que tiene entre sus objetivos ganar influencia en el Capitolio y ayudar a la relección del mandatario.

"Necesitamos ayudar al presidente a tener mayoría en el Congreso, para que no se vea precisado a vetar los acuerdos en los asuntos relacionados con Cuba", dijo la empresaria Remedios Díaz Oliver, ante una selecta asistencia conformada, entre otros, por el ex secretario de Vivienda, Mel Martínez, quien dirige la Comisión para la Democracia en Cuba, creada por Bush el año pasado para acelerar las acciones encubiertas en la isla y controlar la "transición a la democracia" en una era posCastro.

Otros participantes fueron Adolfo Franco, de la Agencia Internacional de Desarrollo (USAID), quien aseguró que está en contacto con la "disidencia interna" y utiliza como vehículos de penetración a Radio y Tv Martí, emisoras subversivas financiadas por el gobierno de Estados Unidos, y los congresistas republicanos por Florida: Ileana Ros Lehtinen, Mario Díaz-Balart y Lincoln Díaz-Balart, quien el 22 de marzo declaró al Canal 41 de Miami que "en Cuba se impone el magnicidio de Castro". Es decir, el asesinato del presidente cubano.

La oportunista ruptura estratégica con la FNCA y el espaldarazo de Noriega y sus jefes en la administración a los terroristas del CLC se dio en el marco de un acelerado proceso de desestabilización en el mar Caribe, impulsado por Washington a partir de enero, cuyos objetivos de corto plazo son Haití, Venezuela y Cuba.

En ese contexto, el gobernador Bush y Noriega fueron las figuras centrales de una cena que tuvo lugar el 30 de enero de 2004, a la que asistieron mil personalidades de la mafia anticastrista de la Florida. El evento tuvo como fin potenciar la imagen del CLC y recaudar fondos para la relección de Bush. Fue notoria la ausencia de elementos de la FNCA, víctima, a la vez, de la llamada Operación Aspiradora, que pretende vaciarla de integrantes.

Pero Washington tiene un problema: por sus antecedentes subversivos, los miembros del directorio del CLC son impresentables. Luis Zúñiga, Alberto Hernández, Horacio García y Feliciano Foyo formaron parte del grupo paramilitar de la FNCA que en los años noventa llevó a cabo acciones terroristas contra objetivos turísticos en Cuba. También apoyaron a Luis Posadas Carriles y Gaspar Jiménez en varios atentados fallidos contra el presidente Castro, entre ellos el que se pretendía realizar durante la décima Cumbre Iberoamericana, en Panamá.

Por eso, las nuevas caras visibles de la ultraderecha de Miami son Gus Machado, propietario de una agencia Ford en la Florida y tesorero de US-Cuba Democracy, y Leopoldo Fernández Pujals, un cubano que se hizo millonario en España con una cadena de pizzas a domicilio y quien desde 1997 ha venido financiando a organizaciones pantallas de la contrarrevolución, como Centro Cubano y Reporteros sin Fronteras. A Fernández, quien en los años sesenta se desempeñó como gerente de ventas para América Latina de la firma Johnson & Johnson, puesto desde donde colaboró con la CIA, lo apodan Pototo, pero no tiene vínculo cercano con el ocurrente Tres Patines, el simpático personaje de La tremenda Corte. Sus nexos son con Roger Noriega, el nuevo titiritero del CLC y sus organizaciones fachadas para la desestabilización en Cuba

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