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México D.F. Miércoles 14 de abril de 2004

Alejandro Nadal

Milicias en Irak

ƑPuede relegirse Bush en noviembre? La economía de Estados Unidos presenta signos de una recuperación muy débil, pero mejoría al fin y al cabo. Empero, la guerra en Irak muestra su verdadera cara y por primera vez el público estadunidense comienza a percibir que llegan bolsas de plástico desde Irak. ƑQué será más importante el día de las elecciones: la economía doméstica o la guerra a 10 mil kilómetros?

Estas últimas dos semanas la violencia en Irak regresó a las primeras planas de los diarios estadunidenses y en los medios apareció la noticia de que las fuerzas de ocupación tratan desesperadamente de desarmar a las milicias que merodean en todo Irak. Los enfrentamientos entre fuerzas de ocupación y las huestes de Moqtada al-Sadr han llamado particularmente la atención por su violencia. Durante el régimen de Saddam Hussein esas falanges no operaban en Irak. Así que, Ƒde dónde salieron estas milicias armadas?

La hipocresía de las fuerzas de ocupación es extraordinaria: fueron ellas las que llevaron a la primera milicia armada a Irak después de la caída de Hussein. Hace un año, cuando las tropas estadunidenses acababan de tomar Bagdad, la guardia de Ahmad Challabi, formada por mil 200 hombres bien armados, fue aerotransportada a Irak por el ejército estadunidense. Challabi es el candidato del Pentágono y Cheney para ser primer ministro en el nuevo "gobierno" iraquí a partir del 30 de junio. Así se inició el juego de las falanges armadas en Irak.

En la confusa coyuntura de abril de 2003, los estadunidenses tuvieron que negociar con las milicias del Consejo Supremo Revolucionario Islámico en Irak, que había mantenido su sede en Teherán. Esa organización tenía una milicia de entre 10 y 15 mil hombres bien pertrechados y entrenados; hoy es la médula de la guardia de Moqtada al-Sadr. Los intentos simbólicos por desarmar a ese grupo no pudieron quebrantar la determinación de los sadristas. Así que las fuerzas de ocupación optaron por la negociación y hasta nombraron al líder de las milicias miembro del Consejo de Gobierno Provisional de Irak (CGPI).

El partido chiíta al-Da'wa también tiene un grupo paramilitar, pero, como es aliado de las fuerzas de ocupación, su líder, Ibrahim Jaafari, también fue invitado a formar parte del CGPI. Finalmente, Abdul Karim al-Muhammadawi cuenta con una milicia personal, pero como su base de poder está en el sur, en los humedales que los ocupantes siempre han considerado territorio amigo, también fue designado miembro del CGPI. La misma coalición ocupante ha recurrido a los servicios de las milicias chiítas para mantener el orden a lo largo de estos meses en ciudades como Samawah y Basora. Y todavía hay que mencionar a los grupos armados kurdos en el norte de Irak que ayudaron en la invasión, pero que guardan una actitud de cautela y sospecha frente a las verdaderas intenciones de los ocupantes. En resumen, parece que en sí tener una milicia no es un problema. Otra cosa es cuando alguno de esos grupos reclaman el retiro de las tropas de ocupación.

Pero esta lista estaría incompleta si no se menciona a las milicias de Rumsfeld y Powell que operan en Washington. Lo que encendió el polvorín estos días en Irak fue el enfrentamiento entre esas dos fracciones del poder imperial. El 30 de junio es el día de la "devolución de la soberanía iraquí" a un nuevo gobierno. Nadie en Irak cree en la devolución ni en la soberanía, mucho menos en un nuevo "gobierno". Pero el Pentágono considera que ese día perderá mucho del poder que detenta en Irak. En cambio, a decir de los voceros de Powell, el 30 de junio representaría la última oportunidad para la "reconstrucción y la democracia" en el convulsionado país. El ataque a las milicias sadristas puede ser una maniobra de Rumsfeld para retener el poder en Irak después de esa fecha. Con ese choque frontal, el Departamento de Estado no tendrá forma de negociar con Moqtada al-Sadr. Los medios podrán continuar presentando el mito de los soldados que buscan restablecer el orden contra las milicias malas que no quieren la "democracia".

Para Bush padre, la primera guerra del Golfo fue un éxito, pero la economía estadunidense estaba en recesión. Eso fue determinante en su derrota a manos de Clinton. Este noviembre las cosas pueden ser al revés. No es seguro que la economía de Estados Unidos vaya a estar en una fase brillante de crecimiento y generación de empleo. Pero sí es claro que la guerra en Irak estará en su apogeo. La prueba es la solicitud del general Abizaid para contar con 10 mil soldados adicionales. Aunque las muertes de iraquíes no importan mucho a los ocupantes, para noviembre podrían recibirse más bolsas de plástico de las que puede digerir el público estadunidense.

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