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México D.F. Sábado 17 de abril de 2004

Silvia Ribeiro *

Los fulerenos Ƒsólo causan daños al cerebro de los peces?

ƑSabe usted lo que son los fulerenos? La mayor parte de la humanidad tampoco. Son pequeñísimas partículas de carbono. Según un estudio reciente sobre su toxicidad -presentado por la investigadora Eva Oberdorster en la reunión de la Sociedad Estadunidense de Química, en marzo pasado-, su presencia en medios acuáticos daña el cerebro de los peces y produce mortandad de otros organismos acuáticos. Es el estudio más alarmante, hasta ahora, sobre los potenciales efectos ambientales de las nanopartículas.

Aunque no seamos conscientes de ello, hay nanopartículas de diferentes elementos presentes en muchos artículos de consumo humano, producto de una nueva y poderosa tecnología apenas conocida para el público: la nanotecnología. Con este nombre se agrupa un conjunto de tecnologías que trabajan a la escala de los nanómetros -la mil millónesima parte de un metro-. La nanotecnología manipula la materia a escala atómica y molecular. A esa escala las propiedades físicas y químicas de la materia son distintas a las que conocemos, pueden cambiar su color, resistencia, conductividad eléctrica o reacciones químicas.

Uno de los primeros hallazgos de la nanotecnología fue una nueva forma del carbono: moléculas de 60 átomos de carbono en forma de esfera geodésica llamadas buckyballs o fulerenos (en honor a R. Buckminster Fuller, que señaló el domo geodésico como la estructura arquitectónica ideal). Ahora se pueden producir sintéticamente, como fulerenos o como nanotubos, que tienen la misma estructura, pero son tubos alargados. Los nanotubos de carbono son 100 veces más resistentes que el acero y seis veces más livianos. Los fulerenos están considerados una de las grandes promesas de la industria, y se prevén aplicaciones en administración de medicamentos, cosméticos, paneles solares y otras. Aún no han sido incoporados a productos comerciales, fundamentalmente debido al alto costo de producción que tenían. Un gramo de buckyballs costaba hasta hace poco varios cientos de dólares. Actualmente se pueden producir por 20 dólares el gramo, y el precio sigue bajando, al crecer la capacidad de producción, lo que las acerca cada vez más al mercado.

La industria de producción de nanopartículas de otros elementos se ha desarrollado en forma vertiginosa. Actualmente se producen nanopartículas de más de 40 elementos de la Tabla Periódica, presentes en cosméticos, bloqueadores solares, pinturas, barnices, y productos de la industria farmacéutica, entre otros. Empresas como Dupont, L'Oreal, Hewlett-Packard, Mishubishi, BASF, Kraft, Toyota e IBM invierten grandes sumas en investigación nanotecnológica, y en muchos casos ya la aplican en los productos que están en el mercado. Según la Nano Business Alliance, el mercado global de productos nanotecnológicos supera los 45 mil millones dólares anuales.

Según el estudio de Oberdorster, se expusieron nueve róbalos a aguas con una concentración de fulerenos en una proporción de 500 partes por mil millones (similar a la concentración de contaminantes en un puerto). Sólo 48 horas después, se encontraron "daños severos" en el tejido cerebral de los peces, con procesos tendientes a la destrucción de membranas celulares, una condición que en los humanos ha sido vinculada a enfermedades como el Alzheimer. También encontraron inflamación de hígado, que indicaría una respuesta fuerte a la exposición a los fulerenos. En otro experimento con concentraciones similares de fulerenos en agua, murieron en dos días la mitad de la población de pulgas de agua. Oberdorster expresó su preocupación de que mediante estos crustáceos milimétricos u otros presentes en el medio acuático, las nanopartículas se pudieran acumular a lo largo de la cadena alimentaria.

Según el seguimiento que está haciendo el Grupo ETC (www.etcgroup.org), esta es la décima alarma de fuentes científicas sobre los posibles efectos tóxicos de las nanopartículas que se ha emitido desde 1997. Entre otros casos anteriores, se encontró que las nanopartículas de óxido de titanio y óxido de zinc presentes en los bloqueadores solares y cosméticos causan radicales libres en la piel de ratones; que las nanopartículas se acumulan en órganos animales y son absorbidas por las células, que se mueven fácilmente desde las vías nasales al cerebro; que nanopartículas de oro pueden pasar de la madre al feto a través de la placenta. Estos estudios son escasísimos en relación con el ritmo de expansión de la tecnología y el alcance que puede tener, ya que tiene aplicaciones en prácticamente todos los rubros industriales. En ningún país del mundo existen regulaciones sobre esta tecnología, y ni siquiera protocolos de manipulación en laboratorio.

Pero lo más grave es, sin duda, que el debate público es prácticamente inexistente. La sociedad civil y los movimientos sociales necesitan urgentemente incorporar este tema en las discusiones, por los potenciales impactos ambientales, de salud, económicos, sociales y políticos, no sólo de la nanotecnología, sino de la convergencia de ésta con otras nuevas tecnologías y, además, porque es imprescindible recuperar la capacidad de la sociedad para decidir la orientación de la ciencia.

* Investigadora del Grupo ETC

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