.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Migración
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
Fotografía
Cartones
CineGuía
Suplementos
Perfiles
La Jornada en tu PALM
La Jornada sin Fronteras
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
Librería
Correo electrónico
Búsquedas
Suscripciones
C U L T U R A
..

México D.F. Domingo 16 de mayo de 2004

Con la obra, Laura Restrepo se hizo acreedora al Premio Alfaguara 2004

Delirio, novela que indaga en los efectos de la violencia en Colombia

Mediante cuatro voces, la historia intenta reflejar la locura individual y colectiva provocada por los conflictos internos en el país sudamericano, indica la autora

ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL

Madrid, 15 de mayo. La escritora colombiana Laura Restrepo intentó descifrar en Delirio, la novela galardonada con el Premio Alfaguara 2004, el laberinto y la sinrazón que vive su país desde hace décadas, en el que la guerra ''ha hecho mella en el alma y el corazón de las personas''. La voz literaria de la autora no oculta su firme vocación de defender el respeto de los derechos humanos y la paz, y denunciar las ''ridículas políticas militaristas'' que practican Bush y sus aliados, que están ''llevando al mundo al suicidio'' y a la ''aniquilación de culturas y pueblos''.

Restrepo, nacida en Bogotá en 1950, comenzó su andadura literaria en 1986, cuando publicó su primer libro, Historia de un entusiasmo, si bien fue hasta finales de los 90 cuando su literatura empezó a conocerse en otras latitudes, hasta el punto de ser traducida a una docena de lenguas.

La novelista y periodista era hasta hace unos meses la directora del Instituto de Cultura y Turismo de Bogotá, cargo que debió abandonar cuando supo que había sido la ganadora del prestigioso Premio Alfaguara, que le obliga a dedicarse los próximos meses a promover la novela Delirio en países de habla hispana, e incluso en Estados Unidos.

Restrepo, quien también ha sido activista de derechos humanos, explicó en entrevista con La Jornada los motivos que le llevaron a escribir una obra que pretende indagar en ''la locura personal y colectiva'' que puede provocar la violencia y la guerra.

En cuanto a la estructura narrativa y gramatical de su novela, Restrepo explicó: ''las cuatro voces de la novela están narradas alternativamente en primera y tercera personas, ya que tratándose de un trabajo en el que quería reflejar tanto el mundo exterior como el interior, y al ser una historia de locura mental, pero también de delirio social, ese salto de la primera a la tercera persona me permitía que el personaje se viera desde adentro y desde afuera."

En la novela prácticamente no hay puntos ni guiones ni indicaciones, ya que la autora decidió suprimirlos ante el convencimiento ''de que los lectores han hecho avances enormes, en los que esas convenciones de la escritura las da por sobreentendidas y, por tanto, no hace falta llenar tu escritura de patas de mosca. Además de que frenar un relato con puntos, puntos y coma o puntos y aparte me resulta más retórico y más molesto para que la escritura pareciera una confesión al oído del lector."

Restrepo, quien fue galardona en 1997 con el Premio Sor Juana Inés de la Cruz, por su novela Dulce compañía, escribió una historia polifónica, en la que cuatro voces o personajes indagan en la naturaleza del género humano y la guerra. "El personaje que más trabajo me costó fue Aguilar, pues es lo contrario al Hombre sin atributos, de Robert Musil, ese tipo cínico que no se compromete con nada y que mira a la realidad con ironía, que a mi manera de ver es el gran protagonista de la novela contemporánea", explicó.

La autora también dio algunas claves del personaje principal, Agustina Londoño, una mujer que enloquece ante la cruenta realidad que le rodea. "A la hora de retratar esa locura postatómica de Agustina necesitaba también reflejar otra locura de corte distinto, por decirlo de alguna forma recuperar una locura romántica, que se hace presente en la historia del abuelo".

De la novela de Restrepo, el presidente del jurado, José Saramago, dijo: ''Es una obra sorprendente por la calidad del lenguaje y las estructuras narrativas, que se cruzan de forma armoniosa hasta el clímax final. Es novedosa, un soplo de aire fresco, pero además se ha premiado una obra que ha resultado ser de una gran persona, aunque podía no haber sido así porque la literatura está llena de grandes piezas hechas por gente pequeña".

Para Restrepo, estas palabras son un gran aliciente, ya que el Nobel portugués ha sido uno de sus maestros en su andadura literaria.

Pero la autora también reconoce tener otras influencias, si acaso más cercanas a su evolución como escritora, ya que en ningún caso niega la presencia de los escritores latinoamericanos del boom en su evolución creativa. "A mí me parecería un acto de petulancia imperdonable decir que uno no tiene nada que ver con nuestros antecesores, últimamente los escritores latinoamericanos suelen decir que su escritura no tiene nada del boom. Decir eso a estas alturas de la vida de Rulfo, de Cortázar o de García Márquez es como pretender que de San Juan de la Cruz o de Quevedo tampoco tenemos nada; ellos son parte del lenguaje y de nuestra realidad como hispanohablantes.

Su obra está incorporada a nuestra cultura y son parte del aire que se respira, ya que toda la visión del continente pasó por los ojos y la pluma de ellos; el lenguaje pasó por sus manos y salió transformado".

Restrepo también reconoció a Mario Vargas Llosa y a Julio Cortázar como referentes en su obra literaria, al explicar que ''el caos de esa ciudad, donde estallan bombas pero nadie piensa en realidad en ellas porque tienen otros problemas más inmediatos, es parte de un surrealismo que, a mí gustaría pensar, lo he aprendido de Cortázar".

El presidente colombiano, un Bush en pequeñito

Restrepo es también autora de títulos como La isla de la pasión (1993), La novia oscura (1999), La multitud errante (2001) y Olor a rosas invisibles (2002). Pero su trayectoria literaria la ha acompañado de un activismo político que la ha llevado a erigirse en voz crítica de su país, la cual tiene un lugar relevante en su novela: ''Creo que ésta es mi obra más interior. En ella hay un paso hacia dentro que urgía dar, pues creo que los colombianos ya hemos contado hasta la saciedad esta película de vaqueros en la andamos montados, pero no nos hemos metido mucho en hasta qué punto eso ha hecho mella en el alma, en el corazón de las personas y de la sociedad. Una de las enseñanzas de la propia guerra es aprender a verla con cierta distancia, pues de otra manera nos pasaría como a Agustina, nos enloqueceríamos, y esa posibilidad de verla desde afuera, al tiempo que te protege te da capacidad crítica".

La novelista considera que la situación de Colombia se ha ido agravando desde que Alvaro Uribe asumió la presidencia, al considerar que ''a la nación hay que verla con la misma óptica con que se mira toda la situación internacional. Los problemas colombianos, con sus especificidades, tienen el mismo corte de los problemas que se viven en Afganistán, en Irak, en Palestina o en Filipinas. Incluso de los mismos problemas que se han vivido en España los últimos años, que se resumen en que estamos sometidos a una política hegemónica del gobierno de Estados Unidos, que, como medio para facilitar su injerencia, nos somete al militarismo como única solución y a una democracia absolutamente formal, que en realidad sólo pretende cortarle las alas a una democracia real. Esta política nos lleva a la destrucción de las culturas y de las fronteras para que ellos se puedan mover libremente por el planeta apropiándose de todo."

Sobre la figura del mandatario de su país es explícita: "Tenemos un presidente cortado a imagen y semejanza de George W. Bush, pues Alvaro Uribe es un Bush en pequeñito, que maneja esa misma formula simplista de que la guerra se soluciona con el militarismo y los tiros. Una política que está demostrando ser absolutamente nefasta, no sólo en Colombia sino también en el mundo entero. Es incluso suicida, pero además lleva a aniquilar a pueblos enteros, borrar culturas y acabar con naciones enteras. Este es un paso más en la escalada, porque la rienda suelta que le ha dado Uribe a un proyecto paramilitar creo que acelera el desmonte, pieza por pieza, de la democracia colombiana. Lo que está sucediendo es un atentado permanente contra los derechos humanos, contra los mecanismos de fiscalización de las acciones gubernamentales, además de que acentúa el presidencialismo y el militarismo".

Restrepo concluyó con el siguiente diagnóstico a futuro: "En Colombia hay pánico, pero sucesos internacionales como fue la caída de Aznar en España pueden ser fundamentales en mi país. La paz en Colombia pasa de manera coyuntural por la salida del poder de Uribe, y de personajes de su estirpe, pero el cambio estructural pasa desde luego por acometer una serie de reformas democráticas, de la redistribución del ingreso, de una reforma agraria, etcétera. Creo que es inconcebible pensar que Colombia puede llegar a un nivel de civilización saltándose procesos democráticos que otras naciones han vivido. Con el problema añadido del narcotráfico, que lo que hace es potenciar una guerra que ya es interminable."

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm
La Jornada
Coordinación de Sistemas
Av. Cuauhtémoc 1236
Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez
México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Email
La Jornada
Coordinación de Publicidad
Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. C.P. 03310

Informes y Ventas:
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Extensiones 4329 y 4110
Email