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México D.F. Domingo 19 de septiembre de 2004

BAJO LA LUPA

Alfredo Jalife-Rahme

Efecto Beslán: renacionalización del petróleo ruso

RESULTO CORRECTA LA hipótesis de Bajo la Lupa sobre la autoría del infanticidio masivo de Beslán perpetrado por el jihadista Shamil Basayev: instrumento del tránsfuga oligarca ruso Boris Berezovsky, asilado en Gran Bretaña y aliado de lord Jacob Rothschild, Henry Kissinger, George Soros y los neoconservadores straussianos, quienes controlan las riendas del Pentágono. Berezovsky había sido el "zar de la seguridad nacional rusa" en la etapa aciaga del demócrata Yeltsin, quien desmanteló el Estado, en especial la poderosa industria petrolera/gasera (que genera alrededor de 60 por ciento de los ingresos fiscales), para entregársela a los vilipendiados oligarcas por la vía de la privatización cleptocrática, después de haber bombardeado (literalmente) el Parlamento.

EL INFANTICIDIO MASIVO de Beslán va más allá de lo archisabido sobre el Cáucaso ("guerra de los oleoductos" y control del mar Caspio, la tercera reserva mundial de petróleo) para entrar de lleno al destino de la nación rusa, a la que se desea balcanizar por medio de la "carta islámica" y, de paso, no solamente fracturar la columna vertebral euroasiática (Rusia como su pivote entre Alemania y Francia, por un lado, y China e India, por otro), sino, también, para controlar las primeras reservas mundiales de gas en Siberia. El eje bursátil la City-Wall Street, que controla a sus respectivos gobiernos decorativos, busca dominar por la vía militar (derivada del "terrorismo geoestratégico" del 11 de septiembre) el triángulo petrolero-gasero del golfo Pérsico, el mar Caspio y Siberia.

LA EXPLOTACION Y la explosión de la "carta islámica" en el seno de la nación rusa son sumamente delicadas por sus derivaciones demográficas: 30 por ciento de la población total de 150 millones (Yevgeny Bendersky, Asia Times, 15 de septiembre), cuando la natalidad de la etnia eslava blanca de cristianos ortodoxos es negativa -recientes proyecciones estiman para la mitad del siglo una preocupante disminución de 30 por ciento (MosNews, 15 de septiembre)- frente a la galopante fertilidad de los islámicos rusos, que tienden a duplicarse en la próxima generación. Lo que había proyectado la francesa Helène Carrère d'Encausse -la islamización numérica de la población de la URSS como nueva mayoría- en su célebre libro El imperio resquebrajado, que vaticinó antes que nadie la disolución de la URSS por implosión, sigue siendo válido para su sucesora Rusia, pese a que sufrió la amputación de las repúblicas islámicas de Asia central -paradójicamente poco pobladas: Uzbekistán, la más densamente habitada, cuenta con cerca de 27 millones de islámicos- y del Cáucaso sur (Azerbaiyán cuenta con cerca de 8 millones de chiítas). Bendersky refiere que "los islámicos rusos han vivido históricamente en dos amplias regiones geográficas de Rusia. Una parte vive en la cuenca del río Volga, y está compuesta de pueblos tártaros, bashkir y chivash" (muchos de ellos deportados por el georgiano Stalin), y la segunda parte en el Cáucaso. En la cuenca del río Volga (que desemboca en el mar Caspio) habita casi la mitad de toda la población rusa, y su relevancia es de primer orden desde el punto de vista histórico, económico y cultural para la nación eslava de cristianos ortodoxos.

LORD WILLIAM REES-MOGG, vinculado a los intereses plutocráticos de la City y editor de The Times (6 de septiembre), asevera que "Beslán es el 9/11: cambiará al mundo" (la tesis de Bajo la Lupa, pero con otro enfoque). Después de afirmar que el 11 de septiembre neoyorquino "ha sido la mayor influencia en el mercado mundial del petróleo, cada vez más inestable", para Rusia, Beslán "es un evento terrible que cambia todo. Cambia varios de los mayores factores de las relaciones internacionales, el futuro de Rusia misma, incluyendo el futuro de la presidencia de Putin; la guerra contra el terrorismo, incluyendo las relaciones de Rusia y Occidente con el Islam; la respuesta a la creciente amenaza de proliferación nuclear; las relaciones básicas entre Rusia, Europa y Estados Unidos y el probable resultado de la elección estadunidense, y aun posiblemente la próxima elección británica; el futuro del mercado mundial de petróleo; el futuro de Medio Oriente, en particular de Irak, Irán, Arabia Saudita; aun el futuro mundial del petróleo del desarrollo económico de China, la superpotencia emergente. Beslán es lo que los estrategas llaman un evento de 'baja probabilidad y de alto impacto'. Potencialmente cambia todo". Lord Rees-Mogg se centra ante todo en el "petróleo, cuyos precios en la pasada década estuvieron sorprendentemente bajos (...) El creciente abastecimiento del petróleo ruso fue robado por los oligarcas o cleptócratas de la era Yeltsin; el actual gobierno ruso -muy razonablemente- desea recuperar el petróleo ruso de los hombres quienes se lo autovendieron, a precios de remate, en la década de los 90". A reserva de regresar a su artículo de alcances geostratégicos, lord Rees-Mogg sacrifica a los desechables oligarcas en el altar del terrorismo mundial con el agua bendita del petróleo para crear la nueva santa alianza cuatripartita Estados Unidos-Gran Bretaña-Israel-Rusia. ƑSon también sacrificables los neoconservadores straussianos, aliados de los oligarcas rusos, ahora que Bush se empieza a cargar al centro (por el lado del general Colin Powell) en la política internacional?

EL DIA DE LA unción formal de la candidatura presidencial de Bush en la Convención del Partido Republicano en Nueva York se escenificó la captura de Beslán. A 11 días del infanticidio masivo, el gobierno ruso amaga con renacionalizar Yukos, la mayor petrolera que fuera "propiedad" (sic) del oligarca Mijail Jodorkovsky, encarcelado por evasión en el paraíso fiscal, para no decir criminal, de Gibraltar, por medio de Menatep, en cuyo consejo consultivo internacional resaltan Stuart Eizenstat, anterior subsecretario del Tesoro de Estados Unidos, y Dudley Fishburn, anterior editor de la revista neoliberal The Economist.

EL MISMO DIA y tres horas más tarde al infanticidio de Beslán, el Ministerio de Impuestos le propinó el golpe letal a Yukos con otra factura de 4 mil 200 millones de dólares, lo que llevó sus adeudos a 8 mil millones de dólares (MosNews, 3 de septiembre). Once días después del infanticidio masivo de Beslán, la gigante gasera Gazprom (cuyo 55 por ciento de las acciones, en forma directa e indirecta, es propiedad del Estado) adquirió Rosneft, otra petrolera estatal (Stratfor, 14 de septiembre). La operación le concede el control de la nueva fusión al gobierno, que se puede dar el lujo de colocar las acciones muy cotizadas de la megafusión en los mercados internacionales. En un solo día Gazprom subió 15 por ciento en su precio. Stratfor señala que el gobierno "está por renacionalizar a Yukos", que sería absorbido por la nueva megafusión de Gazprom y Rosneft. A diferencia de lord Rees-Mogg, quien aborda al petróleo en su dimensión geoestratégica, Stratfor, un centro de pensamiento texano vinculado a los neoconservadores straussianos y a los oligarcas rusos, lo trivializa a niveles bursátiles y mercantiles, y acaba por fulminar contra la "renacionalización de Yukos" con anatemas muy desgastados: "constituye una intervención directa masiva del Estado en la economía, y levanta cuestiones fundamentales sobre la santidad (sic) de los derechos de propiedad, la independencia judicial, y el nivel de corrupción (sic) del sistema ruso". Para que no se muerdan la lengua y mueran por hemorragia masiva, los últimos en el planeta que deberían pontificar sobre el tema de la pulcritud son los petroleros anglosajones y sus socios financieros de Wall Street y la City.

LOS OLIGARCAS NO están para nada mancos, como revelan la desestabilización de todo el Cáucaso para desintegrar a Rusia (más que asesinar al mismo Putin, acusado de ser un "autócrata") y la fuga de capitales, que ha alcanzado 17 mil millones de dólares (The Moscow Times, 16 de septiembre). El oligarca Jodorkovsky había creado, por medio de Yukos, una "organización caritativa" (sic), Fundación Rusia Abierta, en cuyo consejo destacan lord Jacob Rothschild y el "honorable" (sic) Henry Kissinger. RIT Capital Partners PLC, una de las empresas de Rothschild (uno de los hombres más poderosos del mundo, cuya dinastía enseñó cómo manejar a los políticos y a la geopolítica por medio de las finanzas) controla un suculento paquete de acciones de la petrolera rusa Lukoil, además de la revista neoliberal The Economist y de Royal Dutch Petroleum, asociada a Shell, la cuarta petrolera mundial, sin contar el papel macabro que desempeñó en la privatización de las acciones en manos del Estado británico en British Petroleum, British Gas y Britoil (The Daily Telegraph, 14 de junio de 2003). Es obvio que todos estos antecedentes los conoce el gobierno de Putin, que se dispuso, 13 días después del infanticidio de Beslán, a revocar la licencia para explotar el gigante yacimiento gasero de Kovykta (el mayor proyecto gasero ruso) a British Petroleum (con su asociada rusa TNK), debido a que falló en cumplir su compromiso de construir un gasoducto.

EL EDITORIAL DEL filoempresarial The Moscow Times (16 de septiembre) puntualiza la magnitud de la megafusión: "tenía la quinta parte de las reservas mundiales de gas y ahora controlará la quinta parte de la producción petrolera", lo que constituye un triunfo para el grupo de Putin, quien abre las puertas para la cotización extranjera, que tendría la minoría de las acciones del supergigante Gazprom-Rosneft-Yukos bajo control mayoritario del gobierno ruso; además, Putin "demuestra la seriedad de su compromiso para integrar a Rusia a la economía global". Ni más ni menos que la "economía mixta", que se está volviendo la pauta universal después de los estragos y los excesos cleptocráticos de la globalización financiera. Una cosa es integrarse a la economía global y otra es desintegrarse (vg. el caso suicida de la banca en México, cuyo 92 por ciento en forma anómala es propiedad extranjera). Ahora se entiende por qué los infanticidas de Beslán, controlados por los oligarcas asilados en Londres, han ofrecido 20 millones de dólares por la cabeza de Putin.

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