Rechaza el congreso laborista "fijar fecha de retiro" de las tropas británicas en Irak

Cabildeo de ministros con sindicalistas salva a Tony Blair de sufrir una derrota

El primer ministro será internado hoy para someterse a una operación quirúrgica "de rutina"

AFP, DPA, REUTERS Y THE INDEPENDENT

Brighton, Inglaterra, 30 de septiembre. Un intenso cabildeo de ministros del gabinete británico con líderes sindicales salvó al primer ministro Tony Blair de sufrir este jueves una de-rrota en el seno de su propio partido, cuando el congreso laborista anual rechazó una propuesta para fijar "fecha de retiro temprano" de las tropas en Irak.

Superado el embate de opositores a su política en Irak, que dividió a los delegados laboristas, el jefe de gobierno anunció su decisión de buscar un tercer periodo en Downing Street, si los electores mantienen la mayoría parlamentaria de su organización en los comicios previstos para el año próximo, en fecha por precisar.

Tras las presiones en el congreso, Blair, de 51 años, confirmó que este viernes será internado en un hospital para someterse a una intervención quirúrgica "de rutina" en el corazón, debido a que padece una arritmia cardiaca, para la cual recibió un tratamiento en octubre de 2003.

El gobernante hizo los anuncios sobre su futuro inmediato en medio de especulaciones en el sentido de que el ministro de Fi-nanzas, Gordon Brown, sustituiría a Blair a la cabeza de la administración, según señalaron sitios noticiosos en Internet, incluido el del diario The Guardian.

La discusión sobre la guerra en Irak y el cautiverio del ingeniero inglés Kenneth Bigley, de 62 años, ensombreció el debate de asuntos internos durante los cinco días de actividades del encuentro realizado en esta localidad del sur de Inglaterra, el último que el partido realiza antes de las elecciones generales.

Un día después de que Bigley -en video difundido por la televisora qatarí Al Jazeera- pidió a Blair que intervenga en favor de su liberación en Irak, el ministro de Relaciones Exteriores, Jack Straw, respondió que Londres está dispuesto a "escuchar" a los captores, pero insistió en que "no negociará".

Un grupo de delegados propuso votar una moción que demandaba al gobierno "reconocer que la ocupación de Irak es injustificablemente destructiva en vidas y recursos". La aprobación de la resolución no hubiera obligado a Blair a cumplirla, pero de acuerdo con un despacho de Afp la demanda de las bases laboristas habría representado una bofetada para el primer ministro.

Durante el debate, varios dirigentes sindicales regionales reiteraron sus críticas a la decisión de Blair de contribuir a la invasión de Irak en marzo de 2003, pero estuvieron de acuerdo con el primer ministro y el responsable de Defensa, Geoffrey Hoon, de que el repliegue de tropas llevaría inevitablemente a Irak a una guerra civil.

Al final, la victoria de Blair no pudo ser de total respaldo en el mantenimiento de las tropas. El congreso aprobó un texto en el cual se apoya la permanencia a condición de que esa sea la petición del gobierno iraquí o mientras esté vigente el mandato de Naciones Unidas.

De acuerdo con un despacho de Dpa, aproximadamente 15 por ciento de los delegados votó por el retiro de tropas.

Las más fuertes críticas a la política británica en Irak provinieron de dos mujeres sindicalistas. "Algunas personas argumentan que el retiro de las tropas llevaría a un baño de sangre, pero esto ya está sucediendo", dijo Sheila Cullingham, de la provincia de Northfolk.

"Las tropas británicas ya no son bienvenidas en Irak. Dos soldados murieron en Basora esta semana, elevando a un total de 68 el número de (militares) muertos, y aun así el gobierno afirma que está mejorando en Irak", dijo Pat Healy, de Kensington.

Según el diario The Independent, las bases del Partido Laborista criticaron a los líderes por haber abandonado la postura adoptada en reuniones previas.

Para conquistar el apoyo de los sindicalistas, Straw y Hoon sostuvieron reuniones privadas con los dirigentes sindicales para anular la moción que reclamaba una "fecha de retiro temprano" de las fuerzas británicas, encargadas de operaciones en la región sur del país invadido.

Los líderes sindicales hicieron eco de las afirmaciones de dirigentes de organizaciones laborales iraquíes, en el sentido de que la salida de las tropas de ocupación facilitaría la persecución de sindicalistas.

Ante los delegados laboristas, disidentes del antiguo régimen de Saddam Hussein pro-nunciaron discursos para defender la decisión británica de invadir el país y deponer al político baazista.