PENULTIMATUM

El grito, triste fin

EL ROBO COMETIDO hace dos meses, a plena luz del día, de El grito, la obra maestra del artista noruego Edvard Munch (1863-1944 ) y una de las pinturas más famosas del mundo, revela el triste fin de los objetos, pinturas y esculturas que desaparecen de museos o de casas particulares: no volver a saber de ellas. Aunque pierden prácticamente todo su valor comercial, se calcula que el siglo pasado el valor de las piezas de arte robadas ascendió a más de 10 mil millones de dólares. Algunas de ellas llegaron a manos de corredores y casas de subastas, que en muy contadas ocasiones se atrevieron a ponerlas en venta públicamente, porque las autoridades cada vez les exigen más que aclaren el origen de las obras de arte que manejan.

POR OTRA PARTE, muchos robos no son denunciados porque los afectados prefieren permanecer en el anonimato por razones fiscales o de seguridad. Y mientras se revela lo endebles que son los sistemas de vigilancia en los museos (la inmensa mayoría cuenta con bajo presupuesto), las pinturas, esculturas y otros objetos de arte de diversas épocas se usan ahora como moneda de cambio por quienes se dedican a actividades criminales sancionadas y combatidas por la comunidad internacional: narcotráfico, falsificación, tráfico de armas y explosivos. Es algo que existe en México, Colombia, Perú, Bolivia, España, Italia, Medio Oriente, China y Estados Unidos, por ejemplo, pero de lo que muy poco se habla en los medios oficiales, porque con frecuencia la policía protege ese intercambio.

A MEDIADOS DE agosto se celebra en la ciudad escocesa de Edimburgo un festival internacional de teatro que atrae a miles de visitantes, en especial de Europa. Este año la obra de la que más se habló no lo fue por su calidad, sino porque duró 24 horas, convirtiéndose en la más larga de la historia. Se llama Overambitions y se debe al joven comediante inglés Mark Watson.

LA OBRA, QUE su autor califica de experimental, incluye el monólogo de un ciego, un debate sobre la existencia de Dios, los reportes sobre los resultados del futbol europeo y un recital con extractos de textos de varios escritores ingleses de vanguardia. En la última escena Watson le pidió a su novia, la actriz Emily Howes, que se casara con él. Emily fue una de las 160 personas que pagaron por ver Overambitions. Pero fue presentación, casorio y despedida, pues Watson acaba de manifestar públicamente su molestia porque en ninguna parte han aceptado reponerla. Su última esperanza es México, con el patrocinio del Consejo Nacional para la Cultura y las artes y el Consejo Británico.

LA CONFESION DE LA SEMANA: ''No quiero llegar a ser un Pedro Infante, Antonio Aguilar, Jorge Negrete o Javier Solís dado que ellos son dioses y no tengo las aptitudes para serlo. La música ranchera ya no existe como tal, al igual que los ranchos, pero tampoco se trata de manchar las tradiciones, sobre todo porque creo en ellas": Pepe Aguilar, cantante e hijo mayor de Tony ''Antonio" Aguilar, y al que esta columna le aclara que sí hay ranchos y muy buenos. Por ejemplo, el de su papá, en Zacatecas, y el de la familia Fox en Guanajuato.