México D.F. Viernes 1 de octubre de 2004
Unos 2 millones de gays y lesbianas tendrán
derecho a la adopción de niños
España legaliza hoy el matrimonio entre homosexuales
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid,
30 de septiembre. Los homosexuales españoles, un colectivo de
unos 2 millones de personas, dejarán de ser "ciudadanos de segunda
clase" y verán cumplidas muy pronto varias reivindicaciones históricas.
El presidente del gobierno español, el socialista José Luis
Rodríguez Zapatero, aprobará este viernes, en el Consejo
de Ministros, una nueva ley que permitirá el matrimonio civil entre
personas del mismo sexo y el derecho a la adopción de niños,
con lo que se convertirá en la legislación más progresista
de Europa y, posiblemente, del resto del mundo.
La alternancia en el Ejecutivo español, tras la
estrepitosa derrota electoral del derechista Partido Popular (PP) en los
comicios del pasado 14 de marzo, empieza a notarse en algunos ámbitos
y debates que durante la era de José María Aznar se habían
enquistado y polarizado, entre ellos el que se refiere a la situación
legal de los homosexuales.
El presidente defendió su iniciativa de ley -que
deberá ser aprobada en el Congreso de los Diputados- con el argumento
de que "hay que erradicar la discriminación de estos ciudadanos
para que dejen de ser de segunda y tengan plenos derechos".
El colectivo de gays y lesbianas se empezó a organizar
a finales de los años 70, en plena transición a la democracia,
cuando decidieron hacer frente a la situación lacerante y persecutoria
que habían sufrido durante la larga dictadura fascista de Francisco
Franco. Este régimen les había condenado al ostracismo y
una política de represión y "reeducación" más
propia del medievo. Así vivieron casi 40 años, lo que explica
de alguna manera el surgimiento de un movimiento vital y reivindicativo
que cada año crecía masivamente.
En la década de los 90, los 2 millones de homosexuales
que viven en este país, según cálculos de sus organizaciones,
se convirtieron en un movimiento capaz de influir en el debate político
nacional, al ser el foco emisor del creciente malestar ante su "discriminación"
jurídica.
En las primeras manifestaciones reclamaron cambios mínimos
en la legislación, pero sobre todo apelaron a la clase política
y a los medios de comunicación para que combatieran la homofobia
y la persecución que sufrían a diario, lo mismo en sus centros
de trabajo o escuelas que en las calles o centros de reunión social.
El mensaje empezó a calar en los medios de comunicación
y en la clase política, que además identificó de inmediato
un sector crucial del electorado, por lo que a finales del siglo pasado
se empezaron a aprobar una serie de leyes autonómicas y municipales
que recogieron algunas de sus reivindicaciones: una ley de parejas de hecho,
vigente en el País Vasco, Navarra, Cataluña, Andalucía
y Asturias, que les permitió gozar de diversos derechos y obligaciones
civiles, entre ellos los beneficios en la declaración de impuestos,
las pensiones y las herencias.
Rodríguez Zapatero enarboló las reivindicaciones
rosas durante su campaña electoral, en la que se comprometió
a impulsar una nueva ley que reconociera por primera vez el matrimonio
entre personas del mismo sexo.
Cinco meses después de asumir el poder, el mandatario
español inició los trámites para ver cumplido este
reclamo, al aprobar el anteproyecto de ley con el que se reformará
el Código Civil, que podría ser una realidad en 2005.
El presidente explicó: "lo que quiere el gobierno
es que estos ciudadanos que todos conocemos, porque son amigos, parientes
o compañeros de trabajo, dejen de ser de segunda y tengan plenos
derechos, lo que incluye que puedan formar una familia", en alusión
al derecho de la adopción de niños. En relación con
ese precepto, sin duda más polémico, agregó: "lo importante
es que el niño adoptado viva en una buena familia, que le dé
condiciones para su desarrollo, y eso no lo determina la orientación
sexual".
La iniciativa del gobierno despertó la frontal
oposición en algunos sectores minoritarios y de la cúpula
de la Iglesia católica, que llegó a calificar el matrimonio
homosexual de algo "antinatural" y contrario al Evangelio. Incluso el derechista
PP, que durante sus ocho años en el poder bloqueó sistemáticamente
cualquier avance en esta materia, presentó una propuesta legislativa
en la que reconocía el derecho del colectivo a formar una alianza
civil -sin llamarla matrimonio- y defendía gran parte de las reivindicaciones
de gays y lesbianas.
La mayoría de los demás partidos políticos
de representación parlamentaria son favorables a la aprobación
de estas reformas, por lo que con toda seguridad será votada por
mayoría absoluta y no encontrará grandes escollos en su tramitación
parlamentaria y jurídica.
Las asociaciones de gays y lesbianas consideraron por
su parte que la iniciativa es "muy positiva", ya que "con este paso se
supera una clara situación de desigualdad y se cumplen unas expectativas
sociales en la sociedad española, además de que se evita
una laguna legal y se subsana una necesidad real de regular a las parejas
de homosexuales en pie de igualdad".
El "matrimonio homosexual" sólo se reconoce en
Bélgica y Holanda y en algunos estados de Canadá (Nueva Escocia,
Ontario, Quebec, Columbia Británica, Manitoba y Yukón).
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