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México D.F. Viernes 8 de octubre de 2004

Leonardo García Tsao

Retrato del Che como un boy scout liberal

Estrenada en el pasado festival de Cannes, Diarios de motocicleta parecía una de esas películas destinadas a un premio importante en la competencia, pues sus credenciales en ese sentido eran impecables: bienintencionada y políticamente correcta, al grado de no ofender a quien no comparta una ideología de izquierda. Sin embargo, se impuso la retórica anti-Bush de Fahrenheit 9/11, de Michael Moore. Aunque el director Walter Salles había descrito Diarios de motocicleta como "una mezcla de Easy Rider y El capital", el resultado fue bastante menos incendiario.

Producida con dinero estadunidense y británico, dirigida por el brasileño Salles, hablada en español y protagonizada por un actor mexicano y otro argentino, el proyecto multinacional se sitúa en 1952 para describir la travesía emprendida por un joven estudiante de medicina de Buenos Aires llamado Ernesto Guevara de la Serna (Gael García Bernal) y su amigo Alberto Granado (Rodrigo de la Serna), hacia el norte de Sudamérica, cruzando por Chile y Perú hasta llegar a Venezuela. A lo largo del camino, primero en motocicleta y luego a pie, ambos comprobarán la marginación y desamparo de la mayoría de la gente, quedando sembradas en teoría las semillas del espíritu revolucionario de quien, años más tarde, será conocido como el Che Guevara.

Digo en teoria porque, en esencia, la película describe el despertar de la conciencia social de su protagonista. En la interpretación de García Bernal (la segunda que hace del personaje, por cierto; la primera fue en el lamentable telefilme Fidel, de David Attwood), Guevara es visto como un joven tímido y atento, afectado por el asma, a quien el viaje transforma. Por suerte, ni Salles ni el guionista José Rivera caen en el viejo recurso del cine biográfico de dotar al personaje de una conciencia visionaria de su propia importancia; así como tampoco ensayan la hagiografía seglar: este Che Guevara aún no porta el semblante a ser inmortalizado en incontables posters y camisetas.

Sin embargo, hay poco en la caracterización que sugiera su carácter combativo (arrojar una piedra a un camión de la transnacional Anaconda no es suficiente). Cuatro años después, el Che sería un participante fundamental de la única revolución socialista realizada con éxito en el continente americano. Si uno no conociera ese destino, pensaría que el Ernesto Guevara de Diarios de motocicleta bien podría convertirse a futuro en un miembro de Amnistía Internacional, Greenpeace o cualquier otra organización de activo cariz liberal... pero no en un icono de la lucha revolucionaria.

Más vital, en cambio, resulta el personaje de Granado que De la Serna encarna con un aire simpático y canchero (por decirlo en argentino). El joven disfruta de bailar, fornicar, de echar desmadre, cosa que le brinda un aire reconocible de humanidad. Quizá la revelación más emotiva de la película sean las tomas documentales del personaje real, quien sigue vivo y jubilado en La Habana, tras ejercer como médico. De esa forma, la toma de conciencia implícita en el viaje no se agota en la muerte del Che en 1967, sino adquiere un sentido más duradero -si no tan trascendente- en la persona de De la Serna.

Salles es un cineasta cumplidor que conduce el carácter episódico de su relato a buen ritmo, con un tono nada enfático que se agradece (al menos hasta el episodio final del leprosario, cuando el sentimentalismo hace su aparición). La fotografía de Eric Gautier, ampliada a 35 mm. del formato de Súper 16, brinda el aspecto ideal de una realidad pintoresca filtrada por una autenticidad casi documental (reforzada en las imágenes en blanco y negro).

Pero el camino de la tibieza está empedrado de buenas intenciones. A fin de cuentas, no debe olvidarse el origen financiero de la película. Esta es la idea de compromiso político que debe tener Robert Redford, quien funge como productor ejecutivo. Transitando entre la road movie y la película de aventuras juveniles, Diarios de motocicleta se queda en la superficie de su tema, como un bonito travelogue con conciencia social por el tercer mundo latinoamericano.

DIARIOS DE MOTOCICLETA

D: Walter Salles/ G: José Rivera, basado en los libros Diarios de motocicleta, de Ernesto Guevara y Con el Che por América Latina, de Alberto Granado/ F. en C: Eric Gautier/ M: Gustavo Santaolalla/ Ed: Daniel Rezende/ I: Gael García Bernal, Rodrigo de la Serna, Mía Maestro, Gustavo Bueno, Jorge Chiarella/ P: South Fork Pictures, Tu Vas Voir Productions, Film Four, BD Cine, Inca Films, Senador Film Produktion. EU, G. Bretaña, Alemania, Argentina. 2004.

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