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México D.F. Domingo 10 de octubre de 2004

Luego del "empate técnico", el tercer y último debate es considerado decisivo

Bush, ahora tras el voto cristiano; Kerry, a la captura de indecisos

Fracasó el presidente en intento de recuperar el terreno perdido en comparecencia anterior: NYT

Las malas noticias en Irak y en el frente económico no dejan remontar la candidatura republicana

JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Washington y Nueva Nork, 9 de octubre. El segundo debate entre los candidatos presidenciales de los dos principales partidos, el viernes anterior, sí reveló algo sobre las estrategias de George W. Bush y su contrincante demócrata, John Kerry.

El primero se dedicó a fortalecer su base electoral conservadora, en tanto que Kerry, en la búsqueda de mantener la ofensiva, trató de ir más allá de sólo complacer a sus bases electorales para convencer a los indecisos centristas y hasta más conservadores de que es la mejor opción política para el futuro.

"Kerry cree que la contienda se-rá definida en gran medida por los indecisos. Los asesores de Bush apuestan a un incremento en la participación de los fieles republicanos, particularmente los conservadores sociales", resumió hoy el co-mentarista político Ron Brownstein del diario Los Angeles Times.

Pero fue un momento decisivo para ambos candidatos ya que después del primer debate se esfumó la ventaja que mantenía Bush en las encuestas, y además hubo consenso general, aun en las filas republicanas, de que el presidente perdió esa primer ronda. Por tanto, ha-bía enorme presión para tratar de revertir el daño político.

Por otro lado, Kerry estaba ante la oportunidad de mantenerse a la ofensiva por primera vez en esta contienda y, tal vez, soltar otros golpes retóricos para debilitar a su opositor. Pero ninguno de los dos logró lo máximo, y la noche acabó con aciertos y fracasos mínimos.

Como opinó hoy el New York Times, "si el señor Bush esperaba recuperar el terreno que perdió la semana pasada, fracasó". El rotativo, que editorialmente se inclina por Kerry, sólo logró elogiarlo por demostrar, a lo menos, "que tiene estatura igual a la del presidente".

O sea, comprobó que podría ser alternativa creíble y viable al actual ocupante de la Casa Blanca.

Aunque Kerry ofreció respuestas más sustantivas a casi cada pregunta en los 90 minutos del debate, y una imagen más calmada y relajada que Bush, la mayoría de los analistas señaló que el enfrentamiento en San Luis, Missouri, concluyó en empate técnico en la percepción de los votantes.

Una vez más el enfoque fue la guerra contra Irak y quién sería mejor comandante en jefe, pero esta vez Kerry contaba con la ventaja de una serie de malas noticias en este frente para la Casa Blanca.

El informe del inspector de ar-mas estadunidense concluyó que no sólo no había armas de destrucción masiva en Irak, sino que las sanciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU) contra ese país sí estaban funcionado an-tes de ser anuladas por la invasión estadunidense.

Además, la CIA y el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, ha-bían expresado que no existen pruebas concretas de vínculos en-tre Saddam Hussein y Al Qaeda.

Armado con esta información, Kerry continuó su ataque contra Bush por engañar al pueblo estadunidense y llevarlo a una guerra que tal vez no era necesaria.

El presidente repitió su defensa de que la guerra contra el terror existe en varios frentes, uno de los cuales era Irak, y que el mundo está más seguro sin ese tirano.

Otra ventaja de Kerry era que el último informe oficial sobre creación de empleos antes de la elección registró anémico crecimiento muy por debajo de las proyecciones, y con ello pudo acusar a Bush de que será el primer presidente en 72 años en concluir su periodo con una pérdida neta de empleos.

El republicano se defendió con su conocida retórica de que la economía se está recuperando, y que sus recortes de impuestos abren una nueva era de prosperidad. Pe-ro la sustancia de los argumentos vale menos que las palabras clave que emplea cada candidato en función de su estrategia electoral en esta coyuntura.

A pocos estadunidenses les im-porta si la ONU funciona o no, y no necesariamente creen que un presidente tiene, en verdad, gran efecto sobre la economía. Por eso, el objetivo de Kerry era tomar la ofensiva para atraer al voto indeciso, y hablar poco de lo que complacería a las bases populares de su partido (el cual es más antiguerra, pro mujer, sindical, etcétera).

Por eso dedicó mucho tiempo a repetir críticas de políticos republicanos sobre el manejo de la guerra, y señaló como ejemplo que el se-nador Richard Lugar, presidente del Comité de Relaciones Exteriores, calificó la reconstrucción de Irak de "incompetente", y que su colega republicano Chuck Hagel había comentado que el manejo de la guerra por Bush es "más que triste, más que vergonzoso. Está en la zona de lo peligroso".

Kerry también citó los ejemplos de presidentes republicanos que habían entendido cómo ejercer el liderazgo internacional, al mencionar a Ronald Reagan y Dwight D. Eisenhower.

Los demócratas han aceptado el argumento de los encuestadores, que 80 por ciento del electorado ya decidió su voto y, por tanto, se trata ahora de obtener el apoyo del resto, los indecisos, y que éstos están al centro del abanico político. Por eso Kerry está intentando posicionarse como centrista moderado.

El sufragio fundamentalista

Pero los estrategas del presidente aparentemente han concluido que en la recta final de la elección necesitan sobre todo animar a su base electoral. Tal vez recordando estadísticas que indican que unos 4 millones de cristianos conservadores no votaron en 2000, Bush está tratando de asegurar que estas ba-ses participen en tres semanas más.

Por esta razón el mandatario no necesitaba detallar logros ni profundizar sobre los temas tratados durante el debate. Se dedicó a ha-blar de la fortaleza del país y "los principios" con que gobierna, le guste o no al resto del mundo.

Insistió en que la defensa de la "libertad" y de Estados Unidos an-te las "fuerzas del mal" en el mun-do es su única misión, que jamás negociará con otra nación o institución. "No deseamos sumarnos a la Corte Penal Internacional sólo porque eso sería algo popular en las capitales de Europa", afirmó.

Igualmente, reafirmó su oposición al aborto y su preferencia por nombrar a jueces conservadores. Atacó una y otra vez a Kerry como "liberal" que desea resolver problemas usando el gobierno, lo cual implica más impuestos y control burocrático, declaraciones destinadas a complacer a la base conservadora del Partido Republicano.

Pero Bush podría encontrarse cada vez más a la defensiva, ya que el enfoque sobre la guerra de Irak lo ha hecho cada vez más vulnerable ante noticias diarias de caos y violencia allá, y más pruebas (co-mo si fueran necesarias) de que sus justificaciones para iniciar la guerra no tenían fundamentos.

De hecho, tal vez el momento más débil de Bush fue cuando se le pidió que identificara tres errores que ha cometido durante su periodo y cómo los ha resuelto. No lo-gró identificar uno solo durante sus cuatro años en la Casa Blanca.

Ante pruebas de que hubo decisiones equivocadas sobre inteligencia errónea, no sólo en Irak sino en política energética y en cuestiones de ciencia (como el Protocolo de Kyoto), esta renuencia a admitir errores será utilizada por su opositor para pintarlo como líder terco y sin capacidad para evaluar su propia toma de decisiones.

Pero, irónicamente, a sus bases fieles esto no sólo no les preocupa, sino que lo percibe como prueba de su fuerza y que es un "hombre de fe". Por eso, el segundo debate terminó, por el momento, en empate, lo cual hace que el tercero y último del miércoles sea, posiblemente, determinante para ambos.

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