Angeles González Gamio

El Zócalo y los libros

Dos gratas imágenes para el alma: el Zócalo capitalino y los libros. Para nuestra fortuna, desde hace dos días y hasta el 17, se va a llevar a cabo en la monumental Plaza de la Constitución, la cuarta Feria del Libro en el Zócalo, que organiza la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal.

Con el lema La ciudad, un libro abierto, congrega a más de 400 sellos, englobados en 170 editoriales y 50 pequeñas editoras independientes, que van a ocupar los 23 mil metros cuadrados de la gran plataforma de cemento, que fue muy criticada cuando se construyó, pero que ha cumplido una función magnífica para albergar toda clase de encuentros: masivos, poco concurridos, de protesta, de duelo, culturales, políticos, de conmemoración, de alegría y de toda índole, permitiéndole a la plaza que alberga los poderes político, religioso y económico continuar fungiendo como corazón del país.

Resulta interesante advertir que lo ha sido desde que los aztecas se consolidaron como grupo dominante de un vasto territorio, que agrupaba distintos pueblos con culturas y costumbres diversas, pero que fuese como aliados o súbditos, quedaban sujetos al poder mexica.

Aquí se vendieron los primeros libros en el siglo XVI, recién levantada la ciudad española, y aquí, en el contexto de esta extraordinaria fiesta librera, se lleva a cabo hoy, a la una de la tarde, una ceremonia de reconocimiento al trabajo de Eduardo Matos Moctezuma, el destacado arqueólogo que sacó a la luz los vestigios del Templo Mayor y promovió la edificación del museo que muestra las maravillas que ahí se hallaron. La va a presidir el historiador Enrique Semo, cabeza de la Secretaría de Cultura y entusiasta motor de este magno esfuerzo cultural. También se va a distinguir la labor de Emmanuel Carballo y Guadalupe Loaeza y se va a homenajear a Salvador Novo, Gilberto Owen, Pablo Neruda y Alejo Carpentier, por sus respectivos centenarios, y el día 13 a las 18 horas, se presenta el número más reciente de la revista A Pie. Crónicas de la Ciudad de México, dedicado al trabajo en la capital, de lo que hablamos en crónica anterior.

Como todos los años, la feria tiene ciudades invitadas de honor, que esta vez son Guadalajara, Jalisco, y Fortaleza, Brasil. Las delegaciones de ambas entidades son numerosas; de Brasil vienen 30 escritores y de Guadalajara un contingente de š300! personas, entre escritores, músicos, artistas y 16 sellos editoriales jaliscienses.

Este encuentro nos lleva a hablar de algunas novedades que nos han causado gran gozo. Comenzaremos por comentar la colección Pequeños grandes ensayos, que está editando la UNAM por medio de la Dirección de Publicaciones y Fomento Editorial, que dirige con talento el escritor Hernán Lara Zavala. Muy bellos en diseño y ricos en contenido, su breve tamaño los convierte en el compañero perfecto, ya que caben en la bolsa del saco y, por supuesto, en cualquier bolsa femenina. Su compañía vuelve gratos los viajes en Metro, autobús o cualquiera de las esperas a las que con frecuencia nos somete la vida frenética de la ciudad. Los pequeños volúmenes nos ofrecen el fruto de la aguda reflexión, el análisis o la critica de célebres autores de diferentes épocas, lugares y orígenes, y van precedidos de un excelente prólogo de algún especialista en el autor y tema.

La misma dirección editó Encuentro de liberalismos, coordinado por la historiadora Patricia Galena. Nos presenta los frutos de un interesante seminario que se llevó a cabo en Bruselas, Bélgica, el año pasado, con especialistas del tema que siempre es vigente.

Un tema crucial, que es crear el gusto por la lectura, cuestión esencial que da sentido a acontecimientos como el que hoy nos ocupa, es abordado por Felipe Garrido en el libro Para leerte mejor. El autor ha dedicado muchos años de su vida a realizar investigaciones, proyectos y trabajos que logren despertar entre los niños y adultos el disfrute de la lectura, mismo tema que sustentó hace unos días en su excelente discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua. El libro lo edita Planeta y es una obra indispensable para padres de familia, maestros y adultos que no tienen este sabroso hábito, que tiene como efecto que nunca se esté solo o aburrido.

Así es que si no tiene compañía, invite a comer a un buen libro e instálese en una de las mesas al aire libre que en la flamante calle de Gante, esquina con el Pasaje Iturbide, ofrece el recién inaugurado restaurante Las Gaoneras, con las sabrosas carnes que caracterizan a esta cadena, así como los frijoles charros, los tacos y el caldo taurino. Conscientes de la preocupación actual por lo "sano", ofrecen también una surtida barra de ensaladas.

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