Naturata se inauguró este sábado en la galería López Quiroga

Graciela Iturbide expone en el DF su obra fotográfica sobre las plantas oaxaqueñas

MERRY MAC MASTERS

Al llegar al Jardín Botánico de Oaxaca las primeras plantas endémicas, procedentes de las sierras mixteca y zapoteca, la fotógrafa Graciela Iturbide fue invitada por el pintor Francisco Toledo para que conociera el proyecto y que lo retratara. En primera instancia dijo que no, por el respecto que se merecen los fotógrafos que ya han trabajado el tema de la naturaleza. De todos modos Iturbide se fue a Oaxaca y encontró que eran unas plantas muy escultóricas. Eso le fascinó y se puso a trabajar. Era 1996.

El proyecto fotográfico Naturata, título sugerido por Jan Hendrix, que se refiere a la intervención del hombre en los jardines, dio pie a la exposición homónima que fue inaugurada este sábado en la galería López Quiroga (Aristóteles 169, Polanco). Para su realización contó con una beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.

Aparte del medio centenar de imágenes tomada en Oaxaca, también se incluye una docena de fotos hecha en un rancho texano, en la frontera con México, cuyo río avienta arena. Iturbide aprovechó para hacer paisajes de dunas con algunos de los objetos -rejas y árboles secos- que se han quedado allí, a la manera de una fotografía "muy minimalista". La galería ha editado un libro-catálogo de la muestra.

En el texto que Fabio Morábito escribió para el volumen, asegura que "todo jardín tiene algo de enfermería; que las plantas, como los hombres, tienden al lugar común, al alivio del anonimato, y hay que enderezarlas, elevarlas (sic), constreñirlas".

Vegetación con muletas y suero

A Iturbide le llamó la atención que, recién traídas las plantas de sus lugares de origen, los jardineros les ponían muletas, las tapaban con velos negros y les aplicaban una serie de amarres. El Jardín Botánico, explica la entrevistada, empezó primero con el cuidado de las plantas que eran etiquetadas. Trabajó mucho con los campesinos que hacían esas intervenciones. Una de las últimas imágenes de la serie muestra una planta con dos bolsas de suero.

La fotógrafa viajaba a Oaxaca cada vez que podía, cuando Toledo o Alejandro de Avila, director del Jardín Botánico, le avisaba de la llegada de plantas nuevas, que estaban ''en construcción''. Una vez Toledo le dijo haber visto unas fotografías de Japón donde cubrían las plantas con paja. El artista juchiteco propuso a Iturbide hacer ''un árbol así para que lo fotografíes. Fui a Oaxaca pero, de los dos árboles que trabajó Toledo, sólo alcanzó a terminar la parte de abajo, que cobró un aspecto hawaiano. Ya no le dio tiempo de ponerle los bracitos y lo demás porque los artesanos no terminaron de traer la palma para acabarlo de cubrir". Iturbide espera que algún día Toledo haga el árbol y "lo fotografiamos para otro proyecto".

-ƑLa naturaleza no es un tema muy identificado con su trabajo?

-Mi más reciente libro fue de pájaros que tenían que ver mucho con la naturaleza. Pero, en mi primer trabajo, que es Juchitán y los seris, había poco paisaje. No me atreví a tomar paisaje. Más bien era mi complicidad con la gente. Pero, después de muchos años de trabajar con la gente y quedarme en los pueblos, pensé: 'Ƒqué no tengo posibilidades de inventar otra cosa?' Además, era un poco cansado vivir en los pueblos -aparte de que era muy enriquecedor-, porque había mucha tensión al trabajar todo el día desde la mañana hasta el atardecer.

''Creo que el fotógrafo tiene que cambiar, inventar, también madurar. No sé cuál será mi próximo proyecto. Si regresar a India o a ver qué se me ocurre. La fábrica Dosa de Los Angeles, que hace una ropa ligera, con telas de India y Tailandia, me encargó un trabajo de modas que al principio no quería hacer porque pensé que no iba a poder. Pero no son modas precisamente, sino, por un lado mujeres, que puedo encontrar en Oaxaca o en cualquier parte, retratos de ellas con su ropa, contrastadas con paisajes o naturalezas muertas en la otra página''.

De lo que Iturbide está segura es de que su próximo proyecto personal tendrá que inspirarla. También cabe la posibilidad de que el maestro Toledo, o alguien más, de nuevo venga a decirle: ''ven a ver esto para ver si te gustaría hacer fotos''.