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México D.F. Domingo 24 de octubre de 2004

El grupo colombiano presentó en Zacatecas su más reciente obra: Los desplazados

El único teatro que funciona en zonas de conflicto es el de calle: Ensamble Teatro

Detenemos el tiempo cotidiano para que el espíritu de la gente se tonifique, dice su director, Misael Torres

Para algunos intelectuales, nuestras obras son mamertas y no contemporáneas, lamenta

ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO

Zacatecas, Zac., 23 de octubre. El único tipo de teatro que puede trabajar en una zona de conflicto, como lo es hoy Colombia, donde por décadas ha habido guerrilla y el ejército vigila obsesivamente, es el de calle. "Otro tipo de teatro estará, primero que nada, muy alejado de la realidad de la gente. Presentar una puesta en el Meta, en Arauca, como Los desplazados, es golpear el inconsciente de ese problema social", expresó Misael Torres, director de la compañía Ensamble Teatro.

Ensamble Teatro es una de las principales agrupaciones de teatro de calle en el mundo. Este año cumplen 20 años de vida artística, durante los cuales se han conformado como un espacio alternativo y comunitario del Distrito Capital y de su país en general. Llegaron a esta ciudad mexicana para presentar, dentro del tercer Festival de Teatro de Calle, la obra Los desplazados, portentosa cuarta indagación práctica acerca de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez.

Abordan la tragedia criolla, al aire libre, con un elemento que cubre gran parte del espacio teatral al aire libre: una carreta. Centra el conflicto en la estructura mítica sobre la que se sustenta la novela: el tabú del incesto. El rompimiento de éste y una guerra absurda que no acaba nunca son los ejes argumentales. La familia Buendía busca una segunda oportunidad en la Tierra. Vienen de muy lejos huyendo de una crueldad del destino: dos hermanos gemelos, adolescentes, varón y hembra, se enamoran.

Se ve llegar a una extraña familia con una gran carreta tirada por un ciego y su caballo en la que cargan casi nada o el cadáver de la esperanza que lo era todo; tras la carreta, una enorme matrona, una niña embarazada, un viejo coronel delirante y un gitano, adivino de infortunios. Es la sangre maldita.

Las frases de García Márquez, acentuadas por el teatro, impactaron en el público reunido en la Explanada del Congreso, que vio y escuchó los hilos trágicos de un laberinto de sangre, que irán tejiendo los personajes de la historia, mientras esperan los designios de un misterioso Padre Santo que está por llegar.

Al final, un aplauso y felicitaciones, tras una puesta de gran factura, de un inmersión teatral en el mundo de lo real maravilloso.

En Colombia, expresó Misael Torres, quien fundó al grupo y funge como autor de los textos y director escénico, "la problemática que presentamos escapa a cualquier precisión maniquea. Estamos inmersos en un conflicto social, de guerra, casi patológico, que implica una reflexión distinta sobre la violencia.

"El arte teatral de calle ayuda a la gente en Colombia a detener el tiempo cotidiano y a comprometerse con otro tiempo en el cual el espíritu se soslaya, se recrea, se tonifica. Las obras que planteamos tienen un punto de vista. No hacemos obras porque sí. El teatro que desarrollamos ha ocasionado encuentros profundos con comunidades, como los yaguas en el Amazonas, guayú en la Guajira, en el pueblo de pescadores Tabanga, en la zona violenta del valle llamada Tulúa, donde vivimos un año en una veredita.

"Así hemos vivido; a veces un año aquí, tres años allá, itinerantes, con un auténtico teatro de calle, con proyectos de desarrollo cultural comunitario".

Definió a Ensamblaje Teatro, en entrevista al final de la función, como "un proyecto de teatro antropológico que busca propiciar el encuentro del teatro con las personas en los espacios públicos, en las plazas, en los mercados, en las calles. Eso lo hemos hecho en 20 años".

-¿Han sido criticados?

-Sí hay un sector de intelectuales y gente de teatro comercial que plantea que hacemos un teatro mamerto, viejo, que no es contemporáneo. Contra eso no tenemos objeción, porque qué es lo contemporáneo. No es usar rayos láser, videos. Lo contemporáneo es la pertinencia del discurso y la historia que se cuenta y que tiene que ver con el momento histórico.

-¿Cuántas compañías como la de ustedes hay en Colombia?

-Hay unas más antiguas que la de nosotros. Tenemos la Red Capital de Teatro Callejero, que reúne a nueve grupos profesionales. Hay otros 15, en Bogotá, que no pertenecen a la red, más otros 20 en el país. Hay también teatro callejero. El Estado no ha hecho su labor en cuanto a difusión y en cuanto a permitir que los colombianos, según la Constitución del 91, puedan tener acceso al disfrute del arte y la cultura.

"Nosotros hacemos una gira de seis meses por el país que nadie paga. Tenemos amigos y organizamos la producción. Con el Estado hemos entrado en un proceso de intercambios. Todo artista que se respete no debe quedarse mirando el ombligo. Cuando hace eso su mirada se agota. Estamos empezando a relacionarnos con el lenguaje del cabaret, y otros, para potenciar a los actores. Montaremos el cuento La intrusa, de Jorge Luis Borges, que es casi policiaco.

"En marzo de 2005 organizaremos el primer Festival Nacional de Teatro Callejero y llevaremos al Circo Ilusión, que presentó aquí, en Zacatecas, un trabajo donde se funde la vida y el arte; se trata de un espectáculo muy cabrón, como dicen aquí. No rayan ni en lo patético ni en lo grotesco -varios de los actores tienen alguna discapacidad".

Consideró que el principal logro del festival zacatecano, dijo, es que ha convertido a la ciudad en un escenario múltiple. "Las calles se han convertido en teatros hermosos. Un punto crítico es que se requieren mayores recursos, pero no tantos, porque se trata de apoyar a los grupos nacionales".

Ensamblaje Teatro presentará en el DF, en un sitio aún por definir, la puesta El retorno del diablo, en coordinación con la Embajada de su país en México, el 27 de octubre.

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