Siglos de lucha de la nación
Mapuche
Ximena Bedregal
Los Incas no pudieron conquistarlos,
tampoco la Corona española a pesar de tres siglos de guerra con
el pueblo Mapuche. En 1641, España reconoce la independencia
y autonomía de la Nación de Arauco. El río Bio
Bio fue 舠La Frontera舡.
Pasada la mitad del 1800, la Araucanía no había podido
ser conquistada ni ocupada por el Estado chileno a pesar de que desde
la independencia (1810) se implementaron sucesivas leyes, políticas
e incursiones para colonizar el Arauco.
Hacia
1860, junto con la decisión de llevar europeos, principalmente
alemanes, para colonizar la región (con el explícito objetivo
de 舠traspasar la civilización a La Frontera舡), se
instaura lo que eufemísticamente se llamó 舠La Pacificación
de la Araucanía舡, que en realidad fue una agresiva política
de ocupación de la región que culminó con la apropiación
del 95 por ciento del territorio, el asesinato -a manos del ejército
y de los nuevos colonizadores- de más de la mitad de la población
mapuche, la mayor acumulación de capital de la historia chilena
con su obvia otra cara: la conformación de un ejército
indígena de mano de obra barata para la agricultura del nuevo
latifundio.
La 舠pacificación舡 sólo se le dejó a
los mapuche 500 mil de sus 10 millones de hectáreas originales,
de las cuales casi la mitad fueron siendo apropiadas por los latifundistas
durante la primera mitad del siglo XX. Allí se formó la
clase dominante y los grupos económicos que hasta hoy 舑ahora
aliados con el capital internacional- controlan el país.
El gobierno de Salvador Allende, en su reforma agraria de 1974, devolvió
a las comunidades mapuche las 500 mil hectáreas mencionadas.
Mínima reivindicación que no duró más que
su gobierno. Entre las primeras acciones del dictador Augusto Pinochet
舑junto con desaparecer a 300 dirigentes mapuche- estuvieron las
de reducirles nuevamente la tierra a 300 mil hectáreas, suprimir
la propiedad comunitaria parcelándola y entregándola como
pequeña propiedad familiar y, la entrega de enormes extensiones,
gratis y con subvenciones de hasta el 75 por ciento de sus inversiones,
a grandes empresas forestales extranjeras. Apenas un año después
del golpe, medio millón de hectáreas ya estaban en manos
de estas empresas.
La llegada de la 舠democracia舡, con todo y su ley indigenista,
no cambió ni la situación de represión contra el
pueblo Mapuche, ni las tendencias de apropiación de la tierra.
Administradora del mismo modelo económico que la dictadura, la
Concertación incentivó la instalación de los grandes
capitales forestales, energéticos y de turismo internacionales
que hoy, solo entre seis de ellas, poseen más de dos millones
de hectáreas, mismas que con sus plantaciones monocultivadas
de pino del norte y eucalipto, han terminado con la diversidad natural
de la zona ocupada.
A inicios de lo 90, empobrecidos aún más, presionados
por los intereses de las nuevas grandes empresas (y del Estado Nacional
con ellas) y empujados por la 舠necesaria concreción舡
de sus proyectos, se reinicia la organización y la lucha mapuche.
Al momento hay 70 zonas de conflicto. Más de un centenar de dirigentes
acusados de terrorismo o enjuiciados bajo la pinochetista Ley de Seguridad
Interior del Estado y la Ley Antiterrorista, a cuya aplicación
se le agregó 舑el año 2000- el nuevo Sistema Procesal
Penal con juicios orales y testigos anónimos de identidad protegida.
Nuevo sistema que se aplica de manera piloto, precisa y exclusivamente
en la región Mapuche.
Incluso
la OEA ha criticado la falta de voluntad política del gobierno
chileno para hacer 舑previa consulta con las comunidades mapuche-
las reformas constitucionales que permitan el reconocimiento de los
derechos de los pueblos indios de ese país. Hace unos meses,
Triple Jornada pudo todavía dialogar con Angélica Ñancupil,
dirigente mapuche, hoy perseguida y acusada de 舠asociación
ilícita terrorista舡 y de 舠terrorismo舡 y viviendo
en la clandestinidad como en los mejores tiempos de la dictadura; en
aquella ocasión nos dijo 舠Para nosotros los mapuche, la
democracia no ha llegado舡