Martí Batres Guadarrama

La pantalla de la impunidad

Tres escándalos político-electorales-financieros impactaron a los principales partidos del país a lo largo del presente sexenio. Primero fue el caso Amigos de Fox, después el Pemexgate, y más tarde los videoescándalos. En los tres casos se trata de dinero que indebidamente llegó a precampañas, campañas o al ejercicio político en general. Los casos Amigos de Fox -que afectó al PAN- y Pemexgate -que afectó al PRI- no han tenido hasta ahora, sin embargo, repercusión penal efectiva, a pesar de que involucraron los recursos más cuantiosos, y sólo han quedado en sanciones económico administrativas. Ninguno de los involucrados ha pisado la cárcel. Todos están libres, haciendo política o negocios. Sólo en el caso de los videoescándalos -que afectó directamente al PRD- la sanción ha llegado al terreno penal. Las autoridades locales encarcelaron a funcionarios y empresarios vinculados al caso, solicitaron el desafuero del ex líder de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), sentenciaron al ex delegado de Tlalpan y siguen la pista a otros implicados. Es decir, sólo en el caso de los videoescándalos, el tercero en aparición, se está haciendo justicia.

2. No debe pensarse que el juicio de desafuero de René Bejarano y el eventual juicio penal que sobre él recaiga significarán un alto a la impunidad. Paradójicamente pueden ser sólo la pantalla, la cortina de humo, para garantizar que continúe la impunidad. El exceso y la excepción que en el trato mediático y judicial se ha dado a este caso ofrecen mensajes ominosos. En la lógica dominante parece que los ilícitos deben combatirse sólo cuando en éstos pudiera incurrir algún político de la oposición perredista mientras se invita a la clase política gobernante y a sus socios a continuar el ejercicio impune de sus actos.

3. Ninguno de los grandes crímenes del pasado ha sido sancionado. Ni las matanzas del 2 de octubre de 1968 y el 10 de junio de 1971, y menos aún el saqueo del Fobaproa fueron castigados. La hipocresía del PAN se ha mostrado claramente en los casos reiterados y constantes de corrupción de sus políticos y funcionarios, ninguno de los cuales ha tenido que enfrentar un proceso penal. Primero fue el toallagate, en el que funcionarios de la Presidencia dañaron el patrimonio con compras exorbitantes. A ello debe agregarse el caso del actual director de Banobras, quien autorizó ilegalmente recursos a Provida. Así también debe tenerse en cuenta el brindis en que aparece Sócrates Campos Lemus, asesor del procurador Rafael Macedo de la Concha, con el narcotraficante Juan García Abrego y Juan N. Guerra. Está el asunto de los gastos domésticos millonarios de Carlos Flores, ex embajador ante la OCDE. Está también el asunto del alcalde de Ecatepec en 2000-2003, quien se asignó un salario de 420 mil pesos mensuales. Asimismo están los donativos que la Lotería Nacional otorgó a asociaciones inexistentes. Ahí sigue el caso del gobernador de Morelos y su relación con el narcotráfico, y acaso más recientemente la presencia de dos candidatos del PAN a diputados en el funeral del narcotraficante El Ceja Güera, por no mencionar el reciente caso del director de Pemex y sus gastos. šNinguno de estos casos ha merecido proceso y sanción penal! Estamos frente a una clase política hipócrita, queriendo jugar a poner freno a la impunidad, cuando el gran problema lo ha dejado pasar hasta el patio de su casa.

4. Todo parece indicar que no se castiga el hecho ilícito en el que pudiera haber incurrido el ex líder de la ALDF, sino que haya aparecido en la pantalla televisiva. No importan las cantidades de recursos provenientes del erario o del extranjero y empresas mercantiles, registradas en los casos Pemexgate y Amigos de Fox, respectivamente, que se encuentran debidamente comprobadas. šComo no hay video, no hay castigo! Pareciera que los delitos ocurridos en el ejercicio político son permisibles en tanto no aparezca gráficamente su realización en la pantalla. En los hechos la televisión decide qué delito se castiga y cuál no.

5. Más allá de la conducta ilícita de personajes concretos en hechos concretos, está claro que la fuente principal de los Pemexgate, los Amigos de Fox y los videoescándalos es el costo brutal que ha adquirido el ejercicio de la política en nuestros días. Publicidad carísima en medios electrónicos, prerrogativas elevadísimas para los partidos, campañas largas y sofisticadas. Tiene que bajar el costo de las campañas electorales radicalmente, deben ponerse topes al gasto publicitario en medios electrónicos, en el que se va 70 por ciento de las prerrogativas de los partidos. La política debe convertirse en un oficio austero en el que predominen las ideas y las acciones, no el dinero.