México D.F. Jueves 4 de noviembre de 2004
Contra el linchamiento a René Bejarano
Señora directora: Por este conducto deseo
fijar mi postura, a la vez que expresar la más categórica
protesta ante el virtual linchamiento mediático de que está
siendo objeto el profesor René Bejarano, ante el inminente proceso
de desafuero que debe enfrentar el día 4 del corriente mes de noviembre,
en el pleno de la Cámara de Diputados.
Nada nuevo estoy revelando al asentar que el profesor
se ha hecho culpable, ante la opinión pública, de una serie
de errores y actos condenables desde más de un punto de vista, como
él mismo ha aceptado públicamente, y como nos fue revelado
y restregado una y otra vez, hasta la saciedad, a través de la difusión
amarillista y aun tramposa de los ya célebres videos.
Actos reprobables, sin duda. ¿Delitos? Es posible,
y justamente por eso es menester que los presuntos ilícitos por
él cometidos sean expuestos y comprobados más allá
de toda duda, para que pueda ser sometido a un proceso justo e imparcial.
De ser hallado culpable, y sólo en ese caso, el profesor Bejarano
deberá purgar la pena a la cual sea condenado.
Sin embargo, Bejarano en ningún momento se ha beneficiado
de la presunción de inocencia, mientras no sea demostrado lo contrario,
como la ley lo exige. Políticos variopintos, autoridades diversas
y la mayoría de los medios lo han condenado de antemano. Al llevarlo
a juicio de desafuero, la Cámara de Diputados ha dado muestras de
una sospechosa premura, sin respetar en ningún momento, como la
ley lo exige, el orden de prelación; existe un número significativo
de casos de desafuero que anteceden a éste, por meses si es que
no por años, y que parecen estar archivados sine die, durmiendo
el sueño de los justos. Casos que conciernen, por cierto, a delitos
infinitamente más graves que los imputados al diputado Bejarano.
Evidentemente no dispongo del espacio necesario para enumerar
el conjunto de irregularidades que se están cometiendo en este paradigmático
caso. La lista es larga y, en lo general, del dominio público. Sólo
cabría añadir que para nadie es un misterio el porqué
de este ajusticiamiento adelantado. Todos entendemos que se trata de un
ensayo general que visa mucho más arriba, cuyo objetivo último,
sin duda, es el de cerrarle el paso a la candidatura presidencial al jefe
de Gobierno del Distrito Federal. De ahí mi toma de posición
y mi indignada protesta.
Para concluir, quisiera dejar asentado que soy diputada
local por el PRD en la Asamblea Legislativa, y que no pertenezco a ninguna
de las corrientes de ese partido.
Atentamente
Diputada María Rojo
Perito cuestiona la actuación de la PGJDF en
tres casos
Señora directora: Por diferentes circunstancias
personales tuve la cercanía suficiente para conocer de modo directo
y serio tres asuntos que han pasado recientemente por la Procuraduría
General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF).
Como perito ante la sección instructora pasé
por el bochorno de conocer un dictamen con el que la PGJDF intentaba presentar
como "apoyos visuales" las obvias alteraciones a que fueron sometidos los
videos que esa institución presentó como prueba contra René
Bejarano. Me limitaré a señalar que gracias a las preguntas
de los abogados defensores, el propio experto de la PGJDF terminó
aceptando que los videos estaban "manipulados", y así consta en
el acta respectiva. Sin embargo, el procurador Bernardo Bátiz declaró
ayer que esas mismas grabaciones son pruebas "muy contundentes" en contra
del ex diputado, de la misma disparatada manera que el 24 de octubre pasado
explicó a La Jornada que la razón por la cual Bejarano
es acusado de lavado de dinero, a diferencia de Carlos Imaz, a quien se
acusó de delitos no graves, es que durante las averiguaciones previas
aquél "no quiso participar en nada" y en cambio Imaz brindó
elementos que llevaron a la procuraduría a imponerle un castigo
menor. Según Bátiz el dinero ofrecido por Ahumada a Imaz
y a Bejarano tiene idéntico origen pero distintas implicaciones
penales, dependiendo de las ganas de "participar" que muestren los acusados.
Por otra parte, conocí los argumentos con los que
la misma procuraduría intentó justificar la versión
del "suicidio" para explicar la muerte de la abogada Digna Ochoa y Plácido;
conocí asimismo el testimonio de personas cercanas a esa investigación.
Como a muchos, me parece lamentable el absurdo dictamen con el que la procuraduría
capitalina dio carpetazo al caso Digna Ochoa y comprendo el malestar de
familiares y amigos de esa defensora de los derechos humanos.
Tuve, por último, la responsabilidad de atestiguar
la presentación -ante la PGJDF- de tres o cuatro denuncias en contra
del empresario taurino Rafael Herrerías: amenazas de muerte; vejaciones
a un juez de plaza; fraude y falsificación de contratos, entre otros
presuntos delitos que a pesar de su flagrancia quedaron en el olvido gracias
a la negligencia de ciertos funcionarios de la benemérita procuraduría
del DF.
A la luz del aprendizaje que en materia de justicia me
brindó esta triple experiencia, me permito ofrecer un consejo a
los familiares de Digna Ochoa y a René Bejarano: que "participen"
en la negociación de la justicia como sugiere el maestro Bátiz
o, mejor aún, que hagan como Herrerías y se consigan un defensor
en el bufete que está en el número 18 de la avenida Chapultepec.
No falla.
Agradezco a la directora de La Jornada la generosidad
de ofrecer este espacio.
Carlos Mendoza
El
Correo Ilustrado
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