.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
Fotografía
Cartones
CineGuía
Suplementos
Perfiles
La Jornada en tu PALM
La Jornada sin Fronteras
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
La Jornada Michoacán
Librería
Correo electrónico
Búsquedas
Suscripciones
Obituario

P O L I T I C A
..

México D.F. Jueves 4 de noviembre de 2004

Adolfo Sánchez Rebolledo

Malas noticias

Carlos Fuentes dijo el martes en la televisión que la victoria de Bush era una pésima noticia para Occidente. Y tiene razón. Sin embargo, para ser justos, Kerry fue más lejos de lo que al principio se esperaba de él. Por principio de cuentas desnudó los mitos (y las falsedades) de la administración, los nexos profundos entre la doctrina de la guerra preventiva y la defensa estratégica de los intereses concretos de algunas corporaciones clave, pero no pudo escapar a los dilemas de una situación sobredeterminada por la campaña antiterrorista, reafirmados a última hora por el oportuno mensaje de Bin Laden.

Los demócratas consiguieron exhibir la pobreza intelectual y la miseria moral de las políticas de la Casa Blanca en Irak, pero no tuvieron la fuerza electoral necesaria para vencer a la coalición conservadora que rige los destinos del imperio. La coacción del nacionalismo, el sentimiento de miedo exacerbado por las mentiras "patrióticas", la penetración ideológica del fundamentalismo religioso bajo las consignas antiterroristas, en fin, la manipulación mediática de muchos años y su apuesta por la despolitización, atajaron la esperanza de un cambio de curso en la nave imperial estadunidense.

Ahora falta por ver cuál es la reacción del mundo ante una victoria que legitima al presidente, pero demuestra la profunda división de la sociedad estadunidense, el desacuerdo activo y cada vez más consciente de la mitad de la población hacia las políticas que representan el corazón del neoconservadurismo. Bush concitó el rechazo de los grandes periódicos, de sus diplomáticos de tradición, de numerosos intelectuales y artistas, de buena parte de las minorías y de los obreros. Para frenar a Bush se unieron los activistas de la nueva generación, cuyas críticas trascienden la disputa electoral. Nadie sabe cómo podrá la sociedad superar las heridas de una confrontación que, lejos de resolverse con las elecciones, seguirá radicalizándose cada vez más, toda vez que están en juego visiones y actitudes difícilmente reconciliables.

Dicen algunos expertos que Bush moderará sus posturas una vez superado el escollo electoral. Pero ese optimismo no toma en cuenta que el éxito en las urnas legitima, a los ojos de los asesores del presidente, la justicia de sus previsiones, la necesidad de mantener una concepción diseñada tiempo atrás para gobernar el nuevo imperio. Ese es el peligro mayor, pues minimiza las dificultades objetivas de la economía y la sociedad, las urgencias de una política internacional sostenida en el derecho y en el sentido común, no en los dictados de la Providencia.

En estos días no son pocos los analistas que se han preguntado qué conviene a México, como si el país fuera una isla en el mundo global y se pudiera pensar la relación con Estados Unidos como una variable independiente de la situación internacional. Patéticas, por eso, son las declaraciones del secretario de Relaciones Exteriores, tan conformistas y adocenadas como las del propio presidente Fox. A México le conviene un gobierno estadunidense respetuoso de la diplomacia y dispuesto a reconocer los derechos ajenos. Sólo eso, pero nada más.

Como quiera, la victoria republicana obligará a las fuerzas políticas nacionales, a los partidos, el gobierno y el Congreso a reflexionar con mayor profundidad sobre el destino de nuestra vecindad. Ya no es factible, dado el grado de integración e interdependencia, pensar en el bilateralismo como en el siglo XX, pero tampoco puede ser nuestro destino seguir siendo el patio trasero, el exportador de mano de obra (y ahora votantes potenciales), a cambio del reconocimiento de Estados Unidos. Es preciso mirar al sur.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm

Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Coordinación de Publicidad
Tels: (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Exts: 4329, 4308, 4137 y 4104

Email
Coordinación de Sistemas
Teléfonos (55) 91 83 03 11 y 91 83 03 77

Email

  © Derechos Reservados 2003 DEMOS, Desarrollo de Medios, S.A. de C.V.
Todos los Derechos Reservados. Derechos de Autor 04-2003-08131804000-203.
Prohibida la reproducción total o parcial del contenido sin autorización expresa del titular.
El título y contenido se encuentran protegidos por la legislación de la materia en la República Mexicana.