México D.F. Jueves 4 de noviembre de 2004
Dos empresas y un ex delegado del ISSSTE, hoy
diputado priísta, implicados en el caso
Podrían ir a la calle 300 familias yucatecas
por maniobras ilícitas
Los moradores pagan créditos por casas de pésima
calidad que tal vez nunca les pertenezcan
LUIS A. BOFFIL GOMEZ CORRESPONSAL
Merida, Yuc., 31 de octubre. Aproximadamente 300
familias que habitan el fraccionamiento Residencial Kanasín, mejor
conocido como Arboleda I, en su mayoría empleados gubernamentales
federales, están desesperados ante el riesgo de perder sus predios
por un embargo promovido por una constructora con domicilio en Michoacán,
que afirma ser propietaria de los 72 mil metros cuadrados donde se ubica
dicha unidad habitacional.
El asunto involucra a empresarios y ex delegados del ISSSTE
en la entidad, en un manejo irregular de créditos de vivienda.
La historia de Arboleda I es complicada, más cuando
las autoridades municipales de Kanasín han ignorado las quejas de
los colonos.
Kanasín es un municipio rural conurbado con Mérida,
muy conocido por los antojitos regionales que allí se expenden (salbutes
y panuchos) y por las decenas de cabaretes instalados en su territorio,
lo que ha convertido a la comunidad en la nueva zona de tolerancia de la
capital del estado.
La historia
Todo comenzó en 1994, cuando una constructora llamada
Urbanizadora Americana, con oficinas en la ciudad de México y en
Michoacán, comenzó la edificación de viviendas en
un terreno de 72 mil 191 metros cuadrados. Sin embargo, tres años
después la empresa abandonó por motivos aún desconocidos
los trabajos y sólo quedaron 70 pies de casa.
Los albañiles, obreros y veladores que participaban
en la obra interpusieron la demanda laboral 88/97 en la Junta Local de
Conciliación y Arbitraje contra quienes los contrataron. El 15 de
julio de 1998 el órgano emitió un fallo favorable a los demandantes
y les adjudicó el terreno donde se construía la unidad habitacional.
En ese año, el valor catastral del sitio era de 670 mil pesos. En
el remate, uno de los beneficiados fue el "albañil" Bruno Morales
Lara, aparentemente uno de los obreros perjudicados.
Pero
el 19 de marzo de 1999 hizo acto de presencia Francisco Manuel Morales
Blanco, quien dijo ser profesional de informática, sacó la
cartera y mediante 3 millones 750 mil pesos compró el terreno a
Bruno Morales Lara y a otros tres o cuatro supuestos beneficiados.
El asunto no termina allí. En abril de 1999 aparece
Jesús Sarabia Rivera, representante legal de Stutzpunkt Constructora
y Perforadora SA de CV y le compra a Morales Blanco la propiedad por un
monto de 7 millones 800 mil pesos, como consta en el Registro Público
de la Propiedad. Morales Blanco en pocas semanas duplicó su inversión.
Es en esta fase cuando se involucra el entonces delegado
del ISSSTE, José Dafne López Rodríguez, actual diputado
priísta, quien figura también como representante legal de
la constructora, cuyo nombre es una palabra alemana que significa "punto
fuerte o de apoyo".
López Rodríguez está avalado por
la notaría pública 77 con el acta 135 de marzo de 2000. Como
delegado del ISSSTE, aparentemente avaló una compraventa de casas
de Arboleda I sin mayor explicación.
El meollo del asunto supuestamente se encuentra en la
venta de Morales Blanco a la constructora Stutzpunkt, con domicilio en
Yucatán, y la adjudicación de créditos para vivienda
otorgados por el Fovissste -con injerencia de Dafne López- y del
Infonavit.
El hoy diputado priísta y entonces delegado del
ISSSTE consiguió que la institución otorgara créditos,
mediante el Fovissste, para la compra de viviendas en un terreno propiedad
de una constructora de la que él era el representante legal.
Cuando los 70 pies de casa (obra negra) quedaron definidos
dentro de los 72 mil metros cuadrados de terreno que pasaron de mano en
mano, corría 1999 y a los burócratas se les invitó
por medio de la constructora a comprar casas en Arboleda I. El gancho era
precisamente que se tramitaban los créditos mediante el Fovissste.
El 28 de junio de 1999 se procedió a fraccionar
el terreno en 286 partes, inscritas en el Registro Público de la
Propiedad, cuyo proceso estuvo a cargo de Sarabia Rivera, representante
de Stutzpunkt (ahora con el nombre comercial de TuKasa). No obstante, el
promotor de las casas fue Ricardo Soto Guzmán, quien se ostentó
como gerente regional de dicha constructora. En el transcurso de ese año
y de 2000 se terminaron de edificar 280 predios, la mayoría de muy
escasa calidad, con materiales baratos y en pésimas edificaciones.
Hasta ese momento los trabajadores estaban contentos.
Al fin lograrían tener su casa. Como requisito, la constructora
pidió a las familias endosar en favor de la constructora los cheques
recibidos del Fovissste y el Infonavit. Ambas dependencias liberaron, en
menos de tres meses, créditos por 35 millones de pesos para los
supuestos beneficiados.
Todo estalló cuando María del Socorro Ramírez
Rodríguez y Lucina Villela Ramírez, dos vecinas de Arboleda
I cuyos predios colindaban con un lote sin construir, intentaron comprarlo
para ampliar sus propiedades. Para ello acudieron con Ricardo Soto Guzmán
y éste les vendió, el 9 de agosto de 2002, el lote por la
cantidad de 21 mil 714 pesos. Cada señora recibió una porción
de 395 metros cuadrados, según se ampara en los recibos que les
entregó el tramitador.
Cuando ambas intentaron registrar la propiedad del terreno
recién adquirido, casi se van de espaldas. En el Registro Público
de la Propiedad les indicaron que la operación era imposible porque
había un amparo promovido por la constructora Urbanizadora Americana,
aquella que en 1994 empezó los trabajos de las viviendas y que,
sin motivo aparente, se retiró.
El amparo prácticamente le restituyó a la
empresa los derechos por los 72 mil 191 metros cuadrados.
Urbanizadora Americana reclamó el terreno que antes
se adjudicó a los trabajadores demandantes, el cual vendieron en
3 millones 750 mil pesos a Manuel Morales Blanco, quien a su vez revendió
en 7 millones 800 mil pesos a la empresa que representaba Sarabia Rivera
y el ex delegado del ISSSTE. La constructora Stutzpunkt (ya con el nombre
comercial de TuKasa) terminó las casas de Arboleda I y recuperó
su inversión por medio de los créditos del Fovissste.
A este respecto, Dafne López Rodríguez,
dedicado al mundo empresarial, rechazó en entrevista haber participado
directamente en algún tipo de fraude con la constructora de nombre
casi impronunciable. Argumentó que sólo se encargó
de tramitar los créditos para que los trabajadores adquirieran sus
propiedades a precios accesibles.
El problema es que las casi 300 familias (aproximadamentemil
personas) que habitan Arboleda I continúan pagando las mensualidades
de sus casas, pero en realidad no son propietarias de ellas, debido a la
intención de Urbanizadora Americana de recuperar su antigua propiedad.
El Fovissste y el Infonavit se limitaron a cobrar sus créditos mediante
los descuentos a los trabajadores y no quieren saber más del caso.
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