La obra del pintor y grabador fue reconocida en el Museo Erasto Cortés, de Puebla
Música, colores y talante del pueblo de Cuba inspiran a Eduardo Roca Salazar
Los creadores jóvenes de la isla caribeña empujan con gran fuerza; "creo que tienen razón"
CARLOS PAUL
No es una regla, norma o ley que se cumpla con exactitud extrema, pero cada obra de arte puede ser interpretada de mil maneras. Todo depende, entre otras razones, del ojo que se detenga ante ella, de la posible suspicacia del receptor, de la capacidad de comunicación de la obra o de la profundidad de los planteamientos. Sin embargo, el buen arte, a veces, juega a los escondites.
Eso sucede -apuntó la escritora Estrella Díaz- con la obra plástica de Eduardo Roca Salazar, Choco, pintor y grabador cubano cuyo trabajo fue reconocido el pasado 22 de diciembre por el Museo Taller Erasto Cortés Juárez, de la ciudad de Puebla.
Considerado uno de los más relevantes maestros de la plástica actual de su país, Roca Salazar nació en Santiago de Cuba en 1949. Su trayectoria lo ha llevado ha impartir cursos de posgrado, de técnicas de grabado y colagrafía en instituciones académicas de La Habana, Galicia y Palma de Mallorca, entre otras.
Ha realizado de 1976 a la fecha más de 20 exposiciones individuales en galerías cubanas, así como recintos de Suecia, Estados Unidos, México, España, Colombia y Japón, entre otros países.
Un lugar para la creación artística
Lo que más me nutre e inspira, comenta en entrevista Roca Salazar, es "la forma de vida de mi país, sus colores, su música, la manera de ser de las personas, la figura humana".
No obstante, "mi inspiración fundamental, que me ha llevado a realizar obras muy importantes para mí, está en La Habana Vieja, en sus muros, su catedral, en la coloración que se respira, en su gente, cómo habla y camina.
"Desde hace aproximadamente cinco años estoy pintando más, pues ahora ya tengo un estudio donde hacerlo, gracias al apoyo de Eusebio Leal. El espacio se encuentra precisamente en La Habana Vieja, al que asisten también otros artistas."
Cuando Choco comenzó con la técnica de la colagrafía, hace 20 años, ésta le dio muchas posibilidades de experimentar, y eso "me ayudó a que saliera a flote lo que hoy realizo al óleo, que hace mucho no usaba; algunos de esos trabajos se vieron expuestos en mi pasada muestra en el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, titulada Abanico de posibilidades".
Pintar, a diferencia de hacer grabado, considera el artista plástico, "es profundamente difícil. Hay que meditar mucho. En ocasiones me demoro uno o dos años. Eso me pasa en general cuando pinto, cuando realizo obra única".
Recientemente en La Habana se editó el volumen Entre papeles y tinta Choco, de 150 paginas, que integra una semblanza y una muestra de la obra del artista, un texto de presentación del historiador de esa ciudad Nelson Herrera Islas y una serie de ensayos escritos por Pablo Milanés, Nelson Domínguez y Abel Prieto, entre otros.
Las obras de Roca Salazar han sido distinguidas en repetidas ocasiones con los premios de salón que otorga la Unión Nacional de Escritores y Artistas.
En 1981 obtuvo la Medalla de Honor del Salón de Gráfica de Bulgaria; en 1984, el Primer Premio en Pequeño Formato de Grabado, en Orense, España, y en 2000 ganó el Primer Premio en la Bienal de Grabado de Kochi, Japón. En ese mismo año se organizó en La Habana la exposición Sorteando los caminos, para festejar el cincuentenario del nacimiento del artista.
Como maestro, para Roca Salazar, las nuevas generaciones de artistas plásticos en Cuba "vienen empujando muy fuerte, aunque en ciertos momentos ha habido ciertas contradicciones con las generaciones que las antecedieron, pero ha sido una especie de guerra muy sana, lo que ha ayudado al arte en general.
"El Estado ha acostumbrado a todo el mundo a que se le lleve un poco de la mano y eso, a veces, considero, es mala educación, que no hace mucho bien, pues se tiene que dejar, soltar un poco en la formación de esos jóvenes, que a la edad de veintitantos años ya son personas responsables.
"Ellos están arremetiendo con mucho fuerza y, hasta cierto punto, creo que tienen razón, porque, por ejemplo, uno no puede aplicar a los hijos lo mismo que uno vivió hace 20 o más años. Uno debe tratar de ser consecuente con esa situación y analizar, corresponder a lo que ahora esos jóvenes están viviendo, pues los 20 años de uno ya pasaron.
"La vida ha cambiado; por ello, hay que ser dialécticos también con la gente joven. Las personas que tenemos más edad tenemos que evolucionar."
Sobre el reciente reconocimiento a su labor docente y cultural, Roca Salazar explica que el Museo Taller Erasto Cortés programó en agosto pasado un homenaje a distintos artistas, como Francisco Toledo, José Luis Cuevas y al propio artista cubano, quien no pudo asistir en esa fecha por encontrarse en España, y fue hasta el pasado diciembre que Choco lo pudo recibir, momento que aprovecho para donar a esa institución la obra El soplo de la vida, grabado de uno por tres metros, con técnica de colagrafía.
Entre su próximos proyectos está presentar una exposición en Colombia, con fecha aún por confirmar, y un taller en México en enero para hacer un libro de arte, con el colectivo La Siempre Habana. También, concluye, "tengo una invitación para ofrecer algunos cursos en la Universidad de Carolina del Norte, aunque ignoro si los pueda realizar porque no me quieren otorgar la visa".
