Usted está aquí: domingo 27 de febrero de 2005 Política A LA MITAD DEL FORO

A LA MITAD DEL FORO

León García Soler

El gran igualador. Crónicas de la crisis recurrente

VOLVIO A ESCENA Guillermo Ortiz. Este era un gato con los pies de trapo y los ojos al revés. Bajo la sombra de la crisis del 94, en el salón Manuel Avila Camacho de Los Pinos, el presidente Vicente Fox aseguró a directores de sociedades financieras y uniones de crédito que "hoy sabemos lo que cuesta meter la pata y cometer errores en campos tan estratégicos". Desde la atalaya, el alto funcionario, titular del Poder Ejecutivo, invocó a sus fantasmas: "¡Cuidado con el populismo!"

ROMULO Y REMULO, Castor y Pollux, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo podrían dar por concluido su costoso y agraviante debate sobre el culpable del "error de diciembre". Tanto monta, monta tanto. Vicente Fox canta loas a la disciplina fiscal, a la estabilidad del largo coma que precede a la agonía. Y descubrió a los verdaderos culpables: "Cuidado con el populismo, cuidado con la irresponsabilidad en el gasto público, cuidado con el paternalismo y el corporativismo, el uso partidista de los recursos". La crisis recurrente que no cesa. Y el priato tardío devora a sus hijos. El gobierno de empresarios fue al mercado y compró el espejo negro de Tezcatlipoca para dejarnos ver al otro lado y oír a los alternantes repetir en nombre de la nueva ortodoxia: las cosas quieren decir lo que yo quiera que quieran decir.

O LO QUE IMAGINE la fe del carbonero. Al fin y al cabo, la alternancia en el poder, la democracia sin adjetivos, los partidos sin objetivos y la sucesión precipitada en fuga hacia delante, nos obsequian la versión posmoderna del mito griego de Procrustes. "El gran igualador", lo llama Margaret Atwood: "Tenía un sistema para hacer a todos los seres humanos de un mismo tamaño: si eran muy pequeños, los estiraba. Si eran muy altos, les cortaba los pies o las cabezas". Nunca hubo tantos empeñados en deberle tanto a tan pocos. Se multiplican los aspirantes y el gran igualador les da la bienvenida al torneo.

NADA OCULTO. ES bueno que haya tantos candidatos a las candidaturas de los partidos de la pluralidad a la Presidencia de la República. Supremo poder, dice la norma, que se deposita en un solo individuo. Pero en el estira y afloja por el desafuero que no ha de ser, Andrés Manuel López Obrador toma prestado el título de la obra de su antiguo jefe y paisano, para insistir en que Vicente Fox "entienda (que) el país ya no es de un solo hombre". La pierna amputada de Quinceuñas vuelve a ser enterrada; González Pedrero es el autor más citado, y en el marasmo de la transición a la deriva califican de autócrata a López Obrador, al estratega de Nacajuca que se pierde en la ensoñación del hombre de la máscara de hierro, en la soledad de una mazmorra desde la que protestará como candidato del PRD al poder que se deposita "en un solo individuo".

NUNCA HUBO TANTOS individuos empeñados en perder todo signo de particularidad y someterse al sistema de Procrustes el gran igualador. Francisco Barrio solicita licencia al cargo de diputado federal y se lanza por esos caminos. Romero del infantilismo democrático que deja la curul y el presunto liderazgo de la bancada panista. Por "congruencia", dice: "honi soit qui mal y pense". Felipe Calderón, a quien le recortaron el puesto en el gabinetazo para que no sobresaliera por su energía, la de la bienvenida al norteño que se cortó la cabeza. Santiago Creel, apóstol, no se baja del banquito, no deja el alto cargo que desempeña en Bucareli: postura de hombre solo empeñado en la defensa del jefe. Aunque ocasionalmente tenga que atropellar la lógica y hacer elogio de la locura.

TANTOS HOMBRES SOLOS. Carlos Medina Plascencia se va a quedar con el mando estatutario del PAN. Al de Sonora se lo llevó el viento negro; Zapata Perogordo es comparsa, y el tabasqueño Rodríguez Prats, paisano y otrora compañero de partido de López Obrador y del autor del País de un solo hombre (en el PRI, por cierto), es simple partiquino, compañero de viaje para que el predicador Medina Plascencia no suba solo al cerro del Cubilete. En el llano, las viejas glorias del voto útil son un yermo. Los encuestadores buscan los nanoporcentajes para explicarse cómo vino y cómo se fue el fenómeno Fox. Y el diputado Germán Martínez, todavía asustado por las filtraciones del intento de negociar con los abogados de López Obrador un cambio de víctima propiciatoria, hace cuentas de cuántos hay con su amigo Felipe Calderón y rinde pleitesía al solitario gesto de su jefe Pancho Barrio: si conmueves al PAN sacudirás al mundo; si los convences, vences.

¿YA NO ES DE UN solo hombre el país? Entonces por qué el pronunciamiento de Pablo Gómez desde San Lázaro: "El PRD está dispuesto a no participar en la contienda si (...) logran quitarle sus derechos ciudadanos" al jefe de Gobierno del DF. Y mientras los deslumbrados por el rayito de esperanza se dicen dispuestos a marchar como un solo hombre, desestiman a Cuauhtémoc Cárdenas tantos que le debieron tanto y decían deberle todo. Una y otra vez, el hijo del Tata ha expuesto su oposición al desafuero de López Obrador. Pero no acepta que el partido dependa de un solo hombre y se niega a declinar su candidatura por muy injusto y burdo que sea el intento de descalificar a López Obrador. El PRD y su proyecto político están por encima de los individuos; no es tiempo de hablar de situaciones hipotéticas; no hay por qué asumir el papel de candidato sustituto, dice.

EL RESULTADO DE 2006 pasa por las elecciones del estado de México, dijo Roberto Madrazo. No está solo. No hay, no existe el Tucom, "todos unidos contra Madrazo", sino la unidad democrática, indicó Arturo Montiel. Declaraciones sucesivas. Ausencia no es abandono. Debatir no es desacuerdo. Toda política es local y Enrique Peña envió el primer mensaje en su discurso de protesta como candidato a gobernador. Y no cejó en el empeño de conciliar, de sumar, de unir. Arturo Montiel no se refugió en la vacua vanidad de la retórica aplicada en la comida del Campo Marte. "A mis soledades voy, de mis soledades vengo", recitaría Roberto Madrazo, porque sabe que en esto de la política electoral no hay fénix de los ingenios que pueda concluir con aquello de que "para andar conmigo me bastan mis pensamientos". De hechos, de cosas, de sumar votos y voluntades se trata. La política era, es y será el arte de lo real y lo posible.

EN EL CAMPO MARTE fue la comida de los ocho, en la que cuatro hablaron para confirmar su voluntad de contender por la candidatura; de ser uno, al que le corresponda asumir el Poder Ejecutivo que se deposita en un solo individuo. El PRI ya no es partido de un solo hombre, pudieron decir parafraseando al estratega de Nacajuca. Ya no hay árbitro de última instancia; "fiel de la balanza", según la frase del presidencialismo ilustrado. Pero un solo hombre controla los instrumentos y organismos del partido que en la diversidad encontró la alquimia para revitalizar el cesarismo sexenal. Y en cada espacio de poder real, un hombre solo, el gobernador, asumió el control territorial, político y sectorial. Paradójicamente, uno sumaba más que ocho, en tanto no optaran éstos por el liderazgo de uno solo de ellos. Cuando lo dijeron, emparejaron la contienda.

PERO NO PASARON A LOS hechos; no fijaron las reglas claras que le exigían a Roberto Madrazo. Los ocho se dispersaron sin haber disuelto el grupo. Cada quien a lo suyo, a su propia campaña, a prepararse para la elección interna del hombre solo que sería designado candidato del PRI. Por eso sacudió al priísmo el texto de Ulises Ruiz que recordaba el millón de votos del año 2000, con los que Vicente Fox y sus amigos superaron al PRI en el estado de México. Y por eso persistió Enrique Peña en ser factor de unidad. De Toluca a Pachuca. En Hidalgo gobierna Manuel Angel Núñez, quien aspira a la Presidencia de la República. En Hidalgo ganó la gubernatura Miguel Osorio Chong. Y ahí se dio el encuentro de voluntades que conduciría a Roberto Madrazo a un acto de campaña de Enrique Peña. Y a decir que el 2006 pasa por el estado de México.

DEL CAMPO MARTE a las noticias sobre nuevos indicios de vida en el planeta rojo. Vienen a la memoria las Crónicas marcianas de Ray Bradbury. El portentoso universo de historias tatuadas en la piel del personaje. En la confusión mediática, en la hegemonía de la nota roja, los enanos dirían que hablamos de la Mara Salvatrucha. A la deriva, la transición en presente continuo es caleidoscopio que multiplica variedades y veleidades de ideas e identidades a la venta, camaleónicos candidatos a toda costa y a cualquier costo.

UN GUADARRAMA EN Hidalgo. Un García Zalvidea en Quintana Roo. El dinero no tiene olor. Etica de mercaderes en las contiendas electorales del cambio gatopardiano. La victoria del PRD en Guerrero es moraleja ajena al ideal de la derrota del caciquismo primitivo por las fuerzas del futuro igualitario. El tatuaje deja ver la derrota del motociclista y cantautor hace seis años. Los guerrerenses agobiados por la pobreza y la marginación votaron ahora por un buen candidato que supo cumplir como alcalde de Acapulco.

LA PANTALLA DE LA televisión es la piel viva y viviente de historias tatuadas con los avatares, ocurrencias, correrías y malandanzas de quienes hacen como que hacen política. Al azar, ciegos a las acechanzas de conjuras reales o imaginadas. El duelo de la incontinencia verbal entre Vicente Fox y Andrés Manuel López Obrador. O las desventuras de la maestra milagrosa en el ostracismo y en el ensordecedor silencio que encubre la incógnita de su retorno o relevo de Roberto Madrazo en el trance ineludible de conductor a candidato. O el impacto portentoso de los ascensos de Jorge G. Castañeda y el Doctor Simi en las encuestas de las mil y una noches.

PERO HAY TAMBIEN versiones vernáculas de cuentos sobre identidades perdidas, recuperadas: Edmundo Dantés y el conde de Montecristo; cuatro actas de nacimiento para Yeidckol Polevnsky y Cenicienta era rica heredera que salió a las barricadas para luchar por el gobierno del estado de México. O el candidato vencedor en Hidalgo al que los otrora rojillos acusan penalmente como presunto poseedor de un "título colorado". Papeles, papeles, papeles. Y los amagos del gran igualador. Las cuentas claras y a otros clientes con esos cuentos.

 
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