Usted está aquí: viernes 8 de abril de 2005 Cultura Fiesta de la palabra y el color por los 70 años de Fernando del Paso

Familiares, amigos y lectores rinden homenaje al escritor en Bellas Artes

Fiesta de la palabra y el color por los 70 años de Fernando del Paso

Inauguran su muestra Las mujeres sin cara de Ciudad Juárez, en la sala Adamo Boari

Pocos como él, dijo Vicente Quirarte, logran hacer de cada novela una catedral de signos

ANGEL VARGAS

Ampliar la imagen Del Paso cre� mural a partir de im�nes de cr�os humanos para recordar a las mujeres asesinadas de Ciudad Ju�z FOTO Guillermo Sologuren

Los 70 años de Fernando del Paso fueron festejados la noche del miércoles con una cálida fiesta de la palabra en el Palacio de Bellas Artes.

Cálida por lo elevado de la primaveral temperatura, pero sobre todo por la intensidad emotiva.

La sala Manuel M. Ponce resultó insuficiente para el homenaje que el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) rindió al escritor y artista con motivo de la efeméride, y fue desbordada por familiares y amigos, pero sobre todo por seguidores de su obra.

Entre la concurrencia estuvieron varios representantes de las letras nacionales, entre ellos Elena Poniatowska, Margo Glantz, Carlos Monsiváis, Miguel León-Portilla, Vicente Leñero, Bárbara Jacobs, Eduardo Lizalde y la China Mendoza.

Tan numerosa asistencia había sido prevista por los organizadores y se dispusieron varias filas de sillas y un televisor afuera de la sala, desde donde pudieron seguirse en vivo las incidencias del acto, merced a la transmisión en circuito cerrado.

Manejo del oficio y erudición

La primera parte del programa constó de la mesa redonda Memoria viva. Fernando del Paso a sus 70 años, en la que los escritores Vicente Quirarte e Ignacio Solares, así como Elizabeth Corral, especialista en la obra del homenajeado, subrayaron la firmeza, la brillantez y la erudición de aquél, así como su virtuoso manejo del oficio y el idioma.

Fue una fiesta de palabras y alegres matices para un hombre de letras y colores, que duró más dos horas e incluyó, como segunda parte del programa, la inauguración de la muestra Las mujeres sin cara de Ciudad Juárez, en la sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, donde se mantendrá hasta el 24 de abril.

Compuesta por pintura, dibujo, arte-objeto e instalación, a partir de reproducciones de cráneos humanos, en un ambiente sonorizado, se trata de un homenaje plástico que el también pintor oriundo de la ciudad de México rinde a las asesinadas en aquella población fronteriza y en general en todas las regiones del país y el mundo.

Al término de la mesa redonda, Fernando del Paso hizo uso de la palabra brevemente. Comentó que no es fácil llegar a los 70 años, porque antes hay que cumplir 69, y con humor asumió que ''envejecer no es un mérito en sí, al menos no es un mérito literario. Pero el hombre es un animal, hay algunos que son mas animales que otros, que celebra aniversarios".

Ante su esposa, Socorro, así como de sus hijos Fernando, Alejandro, Adriana y Paulina, el autor reconoció que escribir es para él ''un placer, lo que no elimina la angustia; debo ser un escritor masoquista, pero creo que muchos escritores lo somos''.

Para concluir, leyó algunos de sus sonetos, entre ellos el De la rosa enamorada de sí misma, dedicado a la memoria de Xavier Villaurrutia, y otro de naturaleza amorosa en el que utiliza lugares comunes.

En sus respectivas intervenciones, Corral, Quirarte y Solares destacaron la extraordinaria maestría contenidas en las obras de Del Paso. En particular, se centraron en sus tres más conocidas novelas: José Trigo, Palinuro de México y Noticias del Imperio.

Destacaron que desde la primera de ellas, José Trigo, pueden encontrarse en el autor las virtudes de la paciencia, la honestidad intelectual y la espera, que es privilegio de sabios.

Riqueza cromática y metafórica

''Fernando del Paso es un hombre de letras de manera literal y literaria, porque desde que comenzó a jugar con palabras y colores nunca ha abandonado esa actividad", subrayó Vicente Quirarte.

Su estilo exigente y poderoso, abundó, da muestras de que cada una de sus páginas es un mural y una sinfonía, por su riqueza cromática y metafórica, por el trazo arquitectónico de la estructura novelística.

''Pocos son los que logran hacer de cada novela una catedral de signos, una fiesta de la imaginación y el intelecto, un edificio que resista el paso de los años y la estancia de varias generaciones", agregó el director de la Biblioteca Nacional.

En su turno, Solares inscribió a Del Paso entre esa selecta y reducida estirpe de escritores que han logrado crear una obra totalizadora, como son, mencionó, Guerra y paz, Ulises, La Montaña Mágica, Rayuela o Terra nostra.

Es una ''vocación deicida" de ''querer suplantar a dios en su creación misma; a una vocación esencial, pero también numérica de pretender extenderse, crecer, multiplicarse en descripciones, personajes, episodios, objetos, sucesos, hasta agotar su mundo; hasta representarlo en lo más vasto y en lo mas mínimo, en todos sus niveles y desde todos sus ámbitos, con todos sus registros y en todos los lenguajes posibles", agregó.

Elizabeth Corral, en tanto, hizo un recorrido analítico por la narrativa de Fernando del Paso, entre la que se cuenta también la novela policiaca Linda 67.

 
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