Usted está aquí: viernes 8 de abril de 2005 Política Cumple la mancuerna PRI-PAN y despoja del fuero a López Obrador

El jefe de Gobierno acusa al presidente Vicente Fox de tramar el deshonroso procedimiento

Cumple la mancuerna PRI-PAN y despoja del fuero a López Obrador

En el Zócalo, el mandatario capitalino llama a echar a andar un gran movimiento transformador

Ampliar la imagen on 360 votos a favor, 127 en contra y dos abstenciones, se concret� desafuero FOTO Jos�ntonio L�

Las previsiones se cumplieron y al tiempo que la mancuerna legislativa del PRI y el PAN se hacía efectiva para dejar sin fuero constitucional al gobernante que los ciudadanos capitalinos eligieron el 2 de julio de 2000, el sujeto de esta decisión, Andrés Manuel López Obrador, formalizaba su interés por ser candidato a la Presidencia de la República y llamaba a echar a andar ''un gran movimiento transformador'', capaz de crear una nueva legalidad, una nueva economía, una nueva política y una nueva convivencia social, ''con menos desigualdad y más justicia y dignidad''.

Este jueves, en punto de las 19:30, la Cámara de Diputados erigida en jurado de procedencia consumó el desafuero e incluso pretendió destituir de su cargo al jefe de Gobierno, proceso que, según todos los indicios, acordaron el presidente Vicente Fox y los líderes de los partidos Acción Nacional (PAN) y Revolucionario Institucional (PRI), con la complicidad -a decir del propio mandatario capitalino- del titular de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Mariano Azuela, para dejar fuera de la contienda de 2006 al aspirante a la Presidencia que puntea en todas las encuestas.

Llamado en el Zócalo

En una votación considerada histórica, porque ayer pasaron lista en San Lázaro 489 de los 500 diputados federales, 360 legisladores votaron en favor de retirar el fuero al mandatario capitalino, 127 lo hicieron en contra y hubo dos abstenciones.

Horas antes de tal decisión, pero con la certeza de que ésta le sería adversa, López Obrador llamó, ante miles de sus seguidores que colmaron el Zócalo de la ciudad de México y calles aledañas, a emprender un movimiento de resistencia civil pacífica.

Anunció que ''esté donde esté'' contenderá en las elecciones internas del Partido de la Revolución Democrática (PRD) para ser candidato a la Presidencia de la República. Ahí mismo convocó a una ''marcha del silencio'', el próximo 24 de abril en esta capital.

Insistió en el carácter pacífico de la lucha por venir. ''No perdamos de vista que esto apenas comienza'', estableció, y reiteradamente pidió a sus seguidores ''no caer en provocaciones''. Propuso entonces una dirección que marque el rumbo, el ritmo y la profundidad de la defensa de la voluntad popular y de la libertad de elección. En esa coordinación nacional aceptaron participar el diputado José Agustín Ortiz Pinchetti, la mercadóloga Bertha La Chaneca Maldonado y la escritora Elena Poniatowska, y pidió al PRD designar para esa instancia a un representante del Comité Ejecutivo Nacional y a uno más del comité del Distrito Federal.

Antes de dirigirse a San Lázaro para enfrentar al jurado de procedencia, López Obrador pasó a las que han sido sus oficinas por más de cuatro años, en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, donde las aclamaciones que se oían desde el Zócalo lo llevaron a salir cuatro veces al balcón para agradecer las muestras de respaldo.

Casi al mismo tiempo, a las 10:15, y en un totalmente resguardado recinto legislativo, los diputados federales pasaron lista y escucharon la lectura de un resumen del dictamen de la sección instructora, así como el documento que, para argumentar en contra de aquél, elaboró el presidente de dicha sección, el perredista Horacio Duarte.

Pasadas las 14:30, inició su intervención acusatoria el subprocurador de la PGR, Carlos Javier Vega Memije. Hoy funcionario de un régimen panista, pero con el peso de su larga biografía como militante del PRI, el fiscal ocupó apenas un breve espacio -que por cierto transgredió en 3 minutos- de su tiempo en el micrófono para las consideraciones jurídicas de una parte del expediente, y el resto lo utilizó para alusiones políticas contra López Obrador.

Correspondió entonces el turno al propio político perredista, quien acusó directamente al presidente Vicente Fox de tramar, desde Los Pinos, ''procedimientos deshonrosos'' para desaforarlo. Dijo a los diputados que sabía que la mayoría decidió por consigna votar para despojarlo de sus derechos políticos e impedirle contender en 2006.

López Obrador, como lo ha expresado en los meses que duró este proceso, dijo que no violó ninguna ley ni actuó contra la justicia. Preguntó entonces si el estado de derecho que se pregona existe en un México ''donde los encargados de impartir la justicia en vez de proteger al débil sólo sirven para legalizar los despojos que comete el fuerte''. Concluida su intervención se retiró del recinto legislativo.

La sesión continuó con intervenciones alternadas en pro y en contra del dictamen. En el primer caso se ubicaron los priístas Jorge Uscanga Escobar y Francisco Arroyo Vieyra, los panistas Federico Döring, Juan de Dios Castro y Alvaro Elías Loredo. Y para rechazar el dictamen acudieron a la tribuna los perredistas Horacio Duarte, Diana Bernal y Pablo Gómez; el diputado del PT, Oscar González Yáñez; el legislador de Convergencia Jesús González Schmal, y Roberto Campa Cifrián, del partido tricolor.

La jornada de ayer, que marcó lo que la agencia alemana Dpa definió como ''una brecha honda en la sociedad mexicana'', atrajo la atención, a no dudarlo, de los habitantes de todo el país, quienes pese al literal cerco informativo impuesto sobre todo por las cadenas de la televisión comercial, buscaron mantenerse al tanto de cuanto ocurría, primero por la mañana en la Plaza de la Constitución, y más tarde en el Palacio Legislativo de San Lázaro.

Desde la víspera, contingentes de diversas partes del país arribaron al Distrito Federal para participar en la concentración convocada por López Obrador en el Zócalo, a partir de las ocho de la mañana. Vestidos, la mayoría, con camisetas blancas, negras o amarillas, en cuyo centro se plasmó una mano y una leyenda contra el desafuero, los ciudadanos también portaban numerosas mantas.

Al mismo tiempo, la convocatoria se extendió a las principales ciudades donde se realizaron concentraciones de rechazo a la inhabilitación del jefe de Gobierno. En Oaxaca hubo mítines en Tuxtepec, Juchitán, Salina Cruz, Tlaxiaco, Huajuapan de León y San Pedro Pochutla. También en Jalapa, el puerto de Veracruz, Córdoba, Orizaba, Coatzacoalcos y Papantla; en Chihuahua y Ciudad Juárez; en Tlaxcala, en Acapulco, en Tuxtla Gutiérrez y en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, lo mismo que en Mérida, Yucatán, y en Altamira y Nuevo Laredo, Tamaulipas.

Las reacciones a la decisión tomada por los legisladores fueron, al final del día, las que ya se conocían por anticipado. Las dirigencias nacionales del PRI y el PAN respaldaron el desafuero decretado por sus legisladores, y el PRD lo rechazó de tajo.

En tanto, Santiago Creel salía a las pantallas de televisión en un mensaje grabado para insistir en su discurso, para asegurar que ''México está bien'', anclado en sus instituciones y leyes, y que ahora ''este asunto'' estará en manos del Poder Judicial.

 
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