Usted está aquí: viernes 8 de abril de 2005 Política ¡No estás solo!, coro de los perredistas en San Lázaro

El jefe de Gobierno llegó "sereno" a la cita con diputados

¡No estás solo!, coro de los perredistas en San Lázaro

Mantener la dignidad, pidió López Obrador a sus seguidores

ENRIQUE MENDEZ Y ROBERTO GARDUÑO

"Estoy sereno", respondió el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, a su llegada a la Cámara de Diputados.

Llegó solo. Luego de recibir el apoyo de cientos de miles de ciudadanos que acudieron al Zócalo capitalino, el gobernante acudió al Palacio Legislativo de San Lázaro para enfrentar un escenario distinto, donde priístas y panistas, sin escuchar los alegatos del Ministerio Público ni los de él, ya tenían tomada la decisión de inhabilitarlo.

El vehículo que lo trasladó de la sede del gobierno del Distrito Federal fue conducido por su inseparable acompañante Nicolás Mollinedo, quien tomó la ruta de Fray Servando Teresa de Mier, dio vuelta a la izquierda en Congreso de la Unión y un kilómetro adelante, en Sidar y Rovirosa, llegó a su destino. El trayecto fue seguido por un helicóptero de la policía capitalina, que describió esa ruta desde el aire. En Sidar y Rovirosa el vehículo ingresó al basamento hasta llegar a la entrada del edificio B del complejo de San Lázaro.

Ahí, el gobernante capitano se apeó. Al preguntarle este diario su estado de ánimo, respondió: "Quihubo, tranquilo. ¿Vieron la manifestación?"

-Los reportes preliminares de la radio señalan que hubo 340 mil personas, y los oficiales hablan de 250 mil.

-¿No fueron? -preguntó López Obrador.

-No, pero mucha gente cercana, que conocemos, sí.

López Obrador sujetó a los reporteros de los brazos, mientras era seguido por las mujeres que resguardan su integridad -conocidas como gacelas- por las escaleras del edificio B, e irrumpió en la explanada.

-El discurso fue consistente, sobre todo por el mensaje respecto a la movilización pacífica -se le comentó.

-Fui insistente en la no violencia. Ese era el discurso que se debía dar para que no nos culpen de la violencia.

-Se le ve tranquilo.

-Estoy sereno.

-Un sector importante de la ciudadanía aprecia su lucha.

-¿Sí?

-Se observó en gran cantidad.

Y antes de ingresar al viejo salón de Protocolo, en el edificio A, seguido ya en ese momento por decenas de reporteros, camarógrafos, fotógrafos y trabajadores del grupo parlamentario del PRD, quienes le gritaron: "¡no estás solo, no estás solo!", López Obrador preguntó: "¿te acuerdas del éxodo por la democracia?".

Minutos antes de la llegada del jefe de Gobierno a San Lázaro, Wintilo Vega Murillo, el operador del líder de la bancada tricolor, Emilio Chuayffet Chemor, ingresó radiante al salón de plenos. Apenas hace un mes, ese priísta de Guanajuato había dicho que sólo faltaba López Obrador en su lista, y para ilustrar su felicidad, levantó el pulgar derecho en son de victoria, y en seguida cerró los puños y los jaló hacia su cuerpo, emulando la roqueseñal, aquella con la que Humberto Roque Villanueva festejó el incremento del IVA de 10 al 15 por ciento, en el mismo salón.

La expectación creció en la Cámara de Diputados cuando, a las 14:31 horas, Manlio Fabio Beltrones, presidente de la mesa directiva, anunció la entrada a la plenaria, erigida en jurado de procedencia, de López Obrador. Nueve minutos tardó el jefe de Gobierno en recorrer los 10 metros que separan al viejo salón de protocolo de las puertas de cristal que dan acceso al salón de sesiones.

Afuera, en el vestíbulo, los gritos de sus simpatizantes se combinaron con los de los diputados de PRD y PT, quienes le recordaron: "¡no estás solo, no estás solo!"

El salón de plenos, del lado de priístas, panistas y verdes enmudeció. Los legisladores de esos partidos observaron a su víctima, quien de inmediato tomó asiento junto a la viuda de Heberto Castillo, Teresa Juárez, su representante de confianza, quien resistió estoica más de cuatro horas de lectura de los resúmenes del dictamen elaborado por los priístas Rebeca Godínez y Francisco Frías, y el panista Alvaro Elías Loredo, y del voto particular del perredista Horacio Duarte Olivares.

En el balcón de prensa, cientos de periodistas, nacionales e internacionales, observaron ese encuentro. Entre ellos el cineasta Luis Mandoki, director de la multipremiada cinta Voces inocentes, quien, acompañado por Lynn Fainchtein, registraba los hechos para un documental. Por el contrario, los tres guardaespaldas de Jorge Kahwagi bostezaban ante la larga espera de la sesión de desafuero.

Esta transcurrió entre que el representante de la PGR, el subprocurador Carlos Javier Vega Memije, convirtió su alegato -que debería ser jurídico- en una ofensiva política contra el mandatario capitalino y las movilizaciones en defensa de López Obrador, con una cita de Ignacio L. Vallarta, que causó sorpresa entre los reporteros: "La época de la sedición ha concluido, sólo la ley debe imperar". Del área de invitados especiales surgió una voz atronadora: "¡Tartufo!".

Después López Obrador pronunció su mensaje, en el que tomó posición decidida en favor de los más pobres del país, a quienes llamó a una resistencia civil pacífica, que no respondiera a la violencia del Estado, pero sobre todo que mantenga su dignidad.

En una hora se escuchó la esencia política de la inhabilitación de López Obrador. Este cortó, conforme a su derecho, y se retiró, para sorpresa de sus acusadores, en medio del respaldo unánime del PRD y del PT. Como llegó, solo, en menos de dos minutos abandonó, por el basamento, la Cámara de Diputados, y continuaron las expresiones de apoyo: "¡no estás solo, no estás solo!".

 
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